Review anime: ‘Overlord’, de Madhouse (2015)

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Título: Overlord

Género: Seinen, acción, fantasía, MMORPG

Compañía: Madhouse

Formato: Serie de TV. 13 episodios (23 min.), 8 especiales y una OVA

Fecha: 2015

Sinopsis

Momonga, uno de los tantos jugadores online que pobló el mundo online de Yggdrasil, contempló como, poco a poco, todos y cada uno de sus antiguos compañeros se alejaban de él. Antaño, uno de los gremios más poderosos del juego se vio abandonado por sus héroes a raíz de un cruento anuncio: Yggdrasil cerraba sus puertas. Él, quien había encontrado la felicidad en su particular mundo de fantasía, decidió abandonar el juego a su cierre, durmiéndose en el proceso… Al despertar, sin embargo, no pudo desconectarse del juego. Bajo la máscara de su avatar de juego, un Elder Lich, Momonga decide adoptar el nombre de su antiguo clan (Ainz Ooal Gown) mientras investiga el nuevo mundo en el que se encuentra. La magia de ayer es la realidad del hoy y Momonga, atrapado y sin escapatoria, decide avanzar sin mirar atrás.

Review Overlord

Overlord es una serie de demografía seinen cuyo origen se remonta a la novela ligera —sin finalizar— escrita por Kugane Maruyama e ilustrada por So bin. Adaptada tanto en manga como en anime, se destaca la segunda por el buen hacer del estudio Madhouse.

Fue .hack, al menos de manera exitosa, quien tuvo el valor de mezclar el anime con la temática MMORPG. Fueron muchos quienes, tras el golpe de estado de SAO, se percataron del potencial de los juegos online. Log Horizon, por nombrar un ejemplo más, profundizó en la temática y se la llevó al terreno del verdadero jugador: raid de cuarenta personas, morir, reiniciar, morir y trazar una estrategia tras descubrir la mecánica del enemigo. Overlord, en su nacimiento, no tenía nada fácil ofrecer algo nuevo y diferente, pero lo hizo. El primer paso fue muy sencillo: los humanos son aburridos. A raíz de la idea de un humano atrapado en un juego online por motivos desconocidos, nace una aventura marcada por un ambiente oscuro y enrarecido.

Momonga, un protagonista poco convencional

Review Overlord
Review Overlord

Una vez dicho esto, pasamos al siguiente punto importante: Momonga, más conocido como Ainz Ooal Gown, el protagonista. Estamos acostumbrados a un protagonista perfecto, a un Adonis cuya belleza solo se ve superada por sus prodigiosas habilidades. Momonga deshilacha costuras y patrones para regalarnos algo diferente: un no muerto con poderes mágicos (Elder Lich) cuyos sentimientos humanos y los de su nueva forma no muerta se enfrentan y coexisten a la par. Momonga no es un juguete roto, no es un simple muñeco de cabellos violetas y ojos azules, no; nuestro protagonista es una creación de gran potencial que, tal vez, no termina de ver culminada su obra ante la escueta cantidad de capítulos —solo 13— de los que se compone la serie. No deja de ser, pese a todo, un personaje original y de gran atractivo para el público que busca algo diferente.

El elenco de secundarios: uno de sus puntos fuertes

Review Overlord

Overlord, por suerte, no centra todos sus recursos en su principal protagonista. Momonga no es el centro del universo. Por otra parte, Madhouse (One-Punch Man, No Game, no Life) no se cansa de demostrar al público cuál es su estrategia: invertir en la calidad de animación. Overlord, eclipsada en su momento por las aventuras y desventuras del calvo con capa, pasó desapercibida por la presencia de otras grandes series del momento, mas no por eso deja de ser una gran recomendación. La animación y la calidad del dibujo tanto del escenario como de sus personajes no deja de ser asombrosa; parece que los chicos del estudio de verdad aman su trabajo. Entre esos aciertos de diseño se encuentran, no solo por dibujo, los personajes que acompañan a Ainz Ooal Gown.

Personajes como Albedo o Shalltear, de gran importancia en la historia, gozan de una gran estética y personalidad. Los escenarios, caracterizados en su gran mayoría por un toque siniestro y oscuro, nos muestran numerosas escenas tan inverosímiles como increíbles. Los subordinados de Momonga son, todos y cada uno de ellos, únicos e irrepetibles. Cada uno tiene su sitio, sus cualidades y sus puntos fuertes; no caen de forma tan descarada y evidente en los estereotipos más típicos del anime actual. Su mayor defecto, a decir verdad, sería su duración. Parece que Madhouse disfruta cuando, y tras dejar que lo probemos, nos quita el caramelo…

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