Hace un par de semanas se estrenó el totalmente necesario remake de la película de terror y comedia de Eli Roth, Cabin Fever. Que cruz…
Estoy seguro que sin conocer a Eli Roth, ya lo habéis visto. ¿Os acordáis del Oso Judío de Malditos Bastardos? Pues ahí lo tenéis. Además, y como pequeño dato, él mismo dirigió la película dentro de la película de Malditos Bastardos: El orgullo de la nación. En fin, si no conocéis su trayectoria como director, debo decir que tampoco hay mucho que destacar. El tío tiene potencial, ganas y alguna que otra buena idea o concepto. Pero todo eso se ve aguado por su incesable obsesión por la violencia y el exceso visual. Y eso que se junta con Tarantino… A ver si algún día se le pega algo de él. Es caso es que nuestro colega Roth se estrenó en 2002 con Cabin Fever, una parodia de los slasher y las películas de zombies. Nada del otro mundo, pero bastante entretenida. Mas tarde, con el tirón de las pelis de Saw, sacó su saga de Hostel, y ahí es donde empezó a decaer. Pero no estamos aquí para hablar de Eli, sino del remake de su primera cinta.
Este homónimo remake no solo copia el título, sino también la trama. Un grupo de amigos se van de viaje a una cabaña en un bosque en el que se desata una epidemia caníbal. Simple, directo al grano. Si bien la original no es nada del otro mundo, que ya he dicho antes, creedme que es mucho, muchísimo mejor a este intento de película. El corazón y las ganas se ven eclipsados por las prisas y los estudios soplando en la oreja para sacar cuanto antes el producto de terror obligatorio de cada mes. Nada de lo que Eli Roth aportó está aquí. Donde había slapstick (comedia física), ahora hay chistes de pedos. Donde había tensión, ahora hay sustos baratos. Donde había homenajes, ahora no hay nada. Donde había autoría y personalidad, ahora hay clichés y tópicos. Todo lo que significaba Cavin Fever se ha erradicado de raíz para estrenar una vergonzosa parodia de película.
Ahora, lo que si sigue, y bien intacto, es el planteamiento de las escenas. Eso si, con una superficialidad y una planicie de campeonato. Y no solo las escenas, también los personajes. Pobres siluetas de lo que antes era un claro homenaje a las clásicas cintas de terror como Posesión Infernal. En este caso se nos presentan unos simples sacos de carne que solo están ahí para ser la próxima víctima de los caníbales. ¿Dónde está la personalidad? ¿Qué sentimientos quiere que experimente si apenas he tenido tiempo para congeniar con ninguno de los personajes que me ofreces? Es absolutamente ridículo.
En resumen, otro innecesario proyecto que cae en el saco de remakes fallidos junto con joyitas como Posesión Infernal (la de 2013) o Piraña 3D. Si queréis ver unos buenos reboots/secuelas de terror, no dejéis de echarle un vistazo a La Cosa de 2011 y a Las colinas tienen ojos de 2006.
Nota: (3,5/10)