El Hombre de Acero. Son palabras mayores. Superman, uno de los más grandes héroes de la historia, ha protagonizado cientos y miles de historias. Reconocido guerrero de la paz, ha vertido heroicidades al ritmo de una tormenta. Heraldo de la justicia, cada hercúlea proeza trazada en los anales del tiempo acaba siendo —solo— otra muesca más. No obstante, a veces alguien rompe con la monotonía. A veces, y solo a veces, emerge un tebeo con la capacidad de trascender el tiempo y el espacio. No es fácil, pues reinventar la identidad de El último hijo de Krypton forma parte de la cultura popular.
Por eso sorprende tanto cuando alguien rompe las cadenas del tedio y nos regala historietas como Superman: Identidad Secreta. Escrita por Kurt Busiek, abraza la mortalidad como pocos. Dibujada por Stuart Immonen, acaricia la inmortalidad. Así es Clark Kent, un chaval como cualquier otro. Desdibujado de su identidad original, crece acosado por los matones y graciosos del barrio. ¿Cómo no ser objeto de burlas cuando sus padres emulan el mundo del cómic? En efecto, Clark Kent no es Superman. Es un chico normal y corriente de Kansas.
Tal vez fuera por diversión, pero David y Laura Kent creyeron que Clark era un buen nombre. El original, El hombre del mañana, no es real. Es un personaje de cómic. ¿Qué daño podría hacerle? Mucho. Tal vez por eso terminó desarrollando cierta timidez social. Quizá, y solo quizá, eso marcó su juventud, pero… ¿Qué pasaría si, de repente, descubriese que tiene poderes?
Sinopsis
Un chaval normal. Un hombre excepcional. Es… Clark Kent. David y Laura Kent, dos granjeros de Kansas, llamaron Clark a su hijo como homenaje al héroe de ficción más famoso de la historia contemporánea. Siempre a la sombra del mito de Superman, el muchacho descubre un buen día que es capaz de volar y de efectuar todo tipo de proezas sobrehumanas que pondrá, como su homónimo, al servicio de la humanidad. Sin embargo, ¿hasta cuándo será capaz de guardar el secreto de que existe un Hombre de Acero de verdad?
Nosotros hemos tenido el placer de descubrirlo, así que nos toca contároslo No sin antes, eso sí, recordaros que ECC ha sido la editorial responsable de su publicación. A un precio de 22,50 € en formato integral en tapa dura y a todo color, ya os adelanto que merece la pena. Gran trabajo de traducción por detrás, destaca por su buen hacer en cuestiones de impresión y maquetación. Como viene siendo costumbre, la calidad del producto es sobresaliente. Dicho esto, ahora sí, comencemos.
Superman: Identidad secreta
Todos conocemos al estoico e impertérrito Clark Klent que se enfrenta a las fuerzas del mal sin atisbo de duda alguno. Nacido por y para ello, el kryptoniano está hecho de otra pasta. Al menos así reza su descripción histórica, pues de otra forma no sería lo que es hoy día. En Superman: Identidad secreta la cosa es bien distinta. Clark es un joven como cualquier otro que, un día, descubre que tiene poderes. Casi sin darse cuenta surca los cielos con la velocidad de un avión. Su infancia, más bien normal, estuvo marcada por los accidentes cotidianos de cualquier muchacho de granja: algún que otro diente o hueso roto, heridas sin importancia, rasguños, etc. Lejos de ser invulnerable, siente y padece como cualquier otro.
Al menos hasta los trece años, momento en el cual se redescubre como un superhumano con capacidades físicas y atléticas superiores a los demás. Siendo el primero de su generación, no hay nadie en quién pueda fijarse. Las proezas de grandes héroes son pura y simple ficción. Es a partir de este punto cuando descubrimos que, en realidad, la obra de Busiek e Immonen no va de Superman, sino de Clark. En un sorprendente relato de introspección personal conocemos al hombre que hay detrás de la capa. Es más, el propio cómic parodia la identidad secreta del muchacho a través de bromas y disfraces; la mejor forma de esconderse es resaltar.
Así comienza la nueva vida de Clark. Es joven e inexperto. Inclusive, inseguro. Introvertido hasta cierto punto, padece de cierta fobia social. Sometido al castigo diario de sus compañeros de clase, sueña con la gloria… y con la soledad. Juguetea con la prensa, se plantea varias opciones y termina decidiendo. Sin entrar en detalles, asistimos a un juego de dobles identidades en donde la integridad de Kent está juego. A diferencia del héroe original, sufre. No es inmune. Le pueden herir. Ahí la cosa cambia, y más cuando seres queridos varios entran en la ecuación. El secreto deja de ser una broma, ya que aquí sí pueden reconocerle. ¿Quién debe saberlo y quién no?
Persona antes que héroe
Durante sus 208 páginas acompañamos a Clark en un proceso de redescubrimiento muy intenso. Y he ahí la gracia de la historieta. Olvidad, por lo tanto, la presencia del gran villano de turno que le pone las cosas difíciles a nuestro héroe. Superman: Identidad Secreta no va de eso. Es una historia diferente, aunque no por ello menos atractivo. Más bien todo lo contrario: es una lectura muy recomendable que no pierde ápice de interés en ningún momento. El ritmo es adecuado, la narrativa es potente y el dibujo encaja a la perfección con el cuerpo de la historia. A grandes rasgos, los diferentes elementos que componen el tebeo encajan cuasi a la perfección.
Mención especial merecen los muy numerosos cuadros de texto que simulan los pensamientos de Clark: nos ayudan a entender al personaje, funcionan como narrador protagonista y guían la historia por el camino adecuado. El ejercicio de inmersión es muy notable y, como lectores, llegamos a empatizar con los problemas y dilemas que afronta nuestro héroe. En cierto modo podemos decir que permiten racionalizar la ficción y humanizar a una figura históricamente divinizada. Superman es, a fin de cuentas, como el resto de los mortales… Sí, es más fuerte y resistente, pero siente, padece y teme como cualquier otro.
Conclusiones
No quiero extenderme mucho más, pues de otra forma bien podría ser redundante, bien podría haceros algún spoiler indeseado. Curiosamente, la gran calidad de Superman: Identidad Humana es fácil de resumir, pero complicada de extrapolar a otros ámbitos sin romper la magia de su lectura. Sea como fuere, estamos ante una obra sobresaliente tanto por edición como por guion o dibujo. Tal vez sea este último el menos grato de todos, al menos para ciertos sectores. No por nada, respira cierto tinte independiente muy poco común en héroes tan comerciales como Superman. Superado ese punto —el cual yo sí he disfrutado— encontramos un tebeo bastante original que sabe encontrar su propio sitio dentro del amplio universo de El Hombre de Acero.