
Reseña de Overlord #2, el nacimiento de Ainz Ooal Gown
¡Hola, muy buenas amantes del anime y el manga! No hace mucho comencé a hablaros de Overlord. De hecho, decidí empezar con una serie de reseñas con las que cubrir los siete primeros tomos de la serie hasta ponerme al día. Un detalle importante sobre esta serie de reseñas será su esquema. Evitaré centrarme en algunos aspectos a los que suelo dar gran importancia para ejecutar un análisis continúo de lo que viene a ser la obra. Además, intentaré centrarme en uno o dos personajes por tomo. Bien, dicho esto, toca continuar con este mi pelicular designio con un análisis del segundo tomo. Como ya sabréis, el manga ha sido licenciado en España por ECC. El segundo volumen está compuesto por un total de 152 páginas en blanco y negro y primeras páginas a color; el formato es rústico.
Sinopsis
Lord Ainz Ooal Gown da el primer paso en su plan para expandir su fama por todo el nuevo mundo. En compañía de la pléyade Narberal y bajo la falsa identidad del guerrero Momon, se instalará en la ciudad de E-Rantel y se registrará en el gremio de aventureros. Tras entablar contacto con un equipo y un poderoso herborista, Momon vivirá su primera aventura, se reencontrará con alguien en Carne y hará frente al Rey Sabio del Bosque. Entretanto, dos miembros de la sociedad secreta Zurrernorn se prepararán para llevar a cabo una macabra ceremonia que causará grandes estragos en E-Rantel. El gran camposanto de dicha ciudad será el escenario de una pesadilla dantesca.
Impresiones técnicas
Seré breve. Si el primer volumen presentaba ciertos errores, es en este segundo donde comienzan a solucionarse varias de esas fallas que comenté tiempo atrás. Los cortes de diálogos con el borde de las viñetas deja de molestar con su presencia en varias páginas. Por otro lado, las elecciones de traducción son bastante acertadas. Tanto la diversidad de fuentes como la ejecución del enmaquetado el manga son bastante buenas. Por otro lado, la calidad de las páginas es bastante buena. Su peor aspecto, posiblemente, sea la sobrecubierta exterior, pues es un tanto más endeble de lo que me gustaría. No obstante, el tomo posee un acabado notable.
El día en que un grupo de monstruos decidió hacer del mundo humano su nuevo hogar
Overlord es una serie que se cimenta a su propio ritmo. Durante este segundo los picos argumentales se destacan por su ausencia, pero esa sólida base se ve ampliamente reforzada ante tan medido proceder. Al mismo tiempo, los eventos se van sucediendo dando pie no al clímax de un arco, mas si al comienzo del mismo. Ainz ha decidido investigar el «nuevo Ygdrasill» y es a raíz de su contacto con la raza humana que lo consigue. Al mismo tiempo, crea una nueva identidad: Momon el aventurero.
Tras la férrea máscara de un guerrero de negra armadura, considera que es el momento de hacer acto de presencia: lo hará poco a poco, pero dejará su sello en el mundo. Y esto lo hará con la cooperación de Narberal. Es a través de esta que se descubre un nuevo grupo de personajes en la serie: las pléyades, sirvientas guerreras al servicio del Ser Supremo bajo el mando directo de Albedo. Sus continuas interacciones descifran, a la par, el tipo de relación que existe entre Ainz y el resto y como, poco a poco, pasan de ser un gremio a una familia.
Seguidamente, la selección de Narberal esboza partes de la personalidad de Ainz. Aunque el no muerto carece de ciertas habilidades, es un líder muy capaz. La elección de esta no es aleatoria; el liche sabe que debe mantener un perfil bajo en primera instancia para poder progresar adecuadamente. Al tiempo, y pese a la deferencia de su compañera, demuestra un alto grado de honor. Los monstruos son monstruos por su propia condición, definición y fisionomía, pero tienen códigos y valores. Además, en estos primeros compases donde podemos discernir que, tras la máscara de la muerte, hay seres con capacidad de sentir… por muy crueles que sean.
La presencia de Narbe incide en la importancia de los llamados secundarios
El planteamiento del segundo tomo expresa el arduo trabajo del autor para dotar a cada personaje de un trasfondo propio. Volveré a citar, en este caso, a Narberal y las pléyades. Las sirvientas son, en resumidas cuentas, un grupo secundario. Gozan de primeros planos e importancia, pero no tienen un papel protagonista. Pues bien: su construcción es asombrosa. Cada una de sus integrantes, empezando por la ya mostrada Narberal, posee una personalidad y un diseño muy bien trazado. Olvidad esas historias en donde los personajes secundarios son una herramienta para ensalzar a los protagonistas: aquí todos tienen voz. Nazarick es una entidad con vida propia.
Es más, no es solo cuestión de Nazarick. Dentro de la raza humana encontraremos un gran número de actores esporádicos, secundarios y de importancia muy relativa con una construcción muy trabajada. En ese sentido, el autor posee la gran habilidad de dotar de vida propia a cada personaje sin necesidad de un gran número de primeros planos. Así, uno es capaz de coger cariño u odio a un rostro con solo unas pocas intervenciones. El dominio de las expresiones y el contexto hacen que la obra fluya por sí sola… ¡Y eso que aún no ha pasado realmente nada! Por suerte, hacía el final del tomo la acción adquiere un tinte más desenfrenado alcanzado ese cuasi clímax del que os hablé antes.
Y esto es gracias al buen proceder del artista a la hora de sintetizar dos realidades tan dispares como la de monstruos y humanos. De hecho, estos mismos humanos soportarán gran parte del peso argumental de la serie. Serán quienes amenacen el estilo de vida de Narazick o quienes actúen como catapulta de sus actos. Su presencia es un estorbo para el gran plan del gremio… ¿Deben ser erradicados? Veremos de todo. Inclusive, habrá momentos —y hablo de este tomo— en los que nos sintamos completamente contrariados por su devenir. Hugin Miyama, en el caso del manga, expresa con gran maestría el contraste entre los dos mundos que se ejecutan en Overlord.
Los humanos
Aunque la raza humana no construye un arquetipo de personaje como tal, hoy quiero hablaros de ellos. Aparte, me gustaría evitar al resto debido a la falta de material hasta el momento; los spoilers nunca son del agrado de nadie. En primer lugar, una de las diferencias más notables del ser humano de Overlord respecto al de otros isekai es su papel en la obra. Por norma general, estos cumplen una función meramente comparativa. Su carencia de poder, su relativa normalidad —salvo en personajes concretos— sirve para realzar las virtudes del protagonista. En Overlord también pasa, pero en menor medida.
La raza humana está en consonancia al resto de la obra; detrás de las sonrisas se esconde la oscuridad más profunda. Si bien es cierto que no son una entidad uniforme, son muchos los integrantes de sus filas que han sido tocados por la locura. Overlord se ejecuta en dos universos diferentes: el mundo de los monstruos y el mundo de los humanos. En es sentido, sería fácil trazar la eterna diatriba entre luz y oscuridad, respectivamente. Pero no es así. Con todo, se siembra la duda en el público: ¿quién es el verdadero monstruo?
No puedo daros una respuesta. Está claro que el gremio no es el mejor ejemplo. Son seres que no conocen la piedad. Son lo que son: monstruos. No obstante, sus actos siempre están marcados por dos razones. Primeramente, su extrema lealtad ya no al líder del gremio, sino al cabeza de familia. Por otro lado, el instinto de supervivencia. Está claro que disfrutan de la muerte, pero es igual de cierto que también quieren vivir; sienten y padecen como cualquier otro. Y es ahí donde entra el dato más curioso de este arquetipo llamado humanos: los monstruos poseen tal carisma que, pese a que los lectores nos sintamos identificados con la raza humana, queremos ver su caída.
Dibujo, extras y conclusiones
No puedo decir mucho más que su dibujo de lo que dije en la reseña del primer tomo. Puedo afirmar, no obstante, que el arte es más pulido que en el anterior volumen. Sobre los extras, ambos números los poseen. Sin embargo, en la primera reseña no pude hablaros de ellos. He querido destacarlo en esta ocasión —posiblemente no vuelva a hacerlo— para que sepáis de su existencia. En este caso, por ejemplo, hay dos. Primeramente, la reacción de Albedo y compañía al confirmarse la adaptación anime. En mi opinión, un momento muy divertido. Justo después, una entrevista de Satoshi Oshio —el escritor que está adaptando la historia de las novelas— a Kugane Maruyama (autor de las novelas originales). No son aspectos importantes, pero sí agregados interesantes.
Para finalizar, las conclusiones. Overlord es una historia un tanto lenta en sus primeros compases. Aquellos que quieran acción desde el minuto uno no estarán demasiado cómodos con la composición del guion, pero esta es necesaria. La historia de Ainz es más que un isekai donde los poderosos desatan su poder. Hablamos de un manga de implicaciones políticas, de relaciones secretas, de crueldad y momentos duros, de oscuridad… En este segundo tomo se esbozan algunos momentos de mayor crudeza, pero os aviso: esto no es nada. Ahora mismo hablamos de una serie amable que apenas ha mostrado una pizca del mal que lo configura.
Es por eso que considero que un segundo tomo con un ritmo lento es adecuado. Por ende, esa «falta de ritmo» es una de sus mayores virtudes. La construcción de la historia necesita tiempo. En consecuencia, no puedo hacer otra cosa más que recomendaros encarecidamente este manga. Me parece una verdadera delicia de principio a fin. La edición de ECC es buena y la lectura, aunque se sustente en un argumento denso, es ligera y sencilla. Las viñetas son claras y en todo momento sabemos que está sucediendo. Personalmente, lo recomiendo al 100 %.