Una fecha muy señalada. El día que One Piece #100 aterrizó en nuestras estanterías es, sin lugar a dudas, una fecha muy señalada en nuestro calendario. Después de tantos años, hemos alcanzado las tres cifras, y eso no es algo que se consigue todos los días. Eiichirō Oda, el que podría ser uno de los mangakas más relevantes de toda una generación, sigue haciendo historia. Como fieles lectores, esto es algo que nos congratula. Como redactor, escribir la reseña de One Piece #100 es algo que me enorgullece todavía más.
En la redacción empezamos algo tarde con One Piece. Esta es una verdad innegable, pero, al igual que muchos de vosotros, nuestras aventuras con los mugiwara empezaron hace mucho. Si os digo que todavía recuerdo con cariño aquellas mañanas y tardes de risa junto con aquel imborrable «galleta, galleta, metralleta», muchos de vosotros os sentiréis identificados. Y es que, le pese a quien le pese, One Piece es historia y leyenda del manga.
No entraré en el debate de cuál es el mejor shōnen de todos los tiempos, quién es el mejor mangaka o qué serie es más relevante. Esos son debates internos que manejamos a nuestra propia manera. Hoy, sin más, quiero rendirle tributo a una serie que me ha estado acompañando durante toda una vida. Hoy, queridos lectores, os hablaré del volumen n.º 100 de One Piece.
Portada, edición y sinopsis
¡Celebramos el número 100 del shōnen más pirata!
Todos los protagonistas están en la azotea. Luffy y los demás se enfrentan a Kaido y a Mom. ¿¡Tienen alguna posibilidad ante esta alianza todopoderosa!? ¿¡Qué será lo que el futuro depare a esta confrontación tan extrema!? ¡¡Onigashima vibra con los enfrentamientos!! ¡¡Aquí tenéis una historia de piratas que buscan el gran tesoro, el One Piece!!
| Fecha de publicación | 6 de julio de 2022 |
| Formato | 11,1 x 17,7 cm. |
| Tinta | Integradas en b/n. (192 páginas) |
| Presentación | Rústica sin solapas con s/cub |
| Frecuencia | Trimestral |
| Precio | 6,95 € |
En esta ocasión, ya que siempre os digo lo mismo, os hablaré de algo diferente. La edición de Planeta Cómic sigue cumpliendo con nota, y eso es algo que no omitiré del resumen editorial, pero… Si hay algo en lo que destaca el volumen n.º 100 de One Piece es su contenido. A fin de cuentas, y aunque pueda parecer una tontería, viene con una carta escrita por el propio autor.
Obviamente, se trata de una copia, pero sigue siendo un detalle que agradecemos, ya que este material también se lanzó en Japón cuando se puso el tomo a la venta. La variante española viene impresa a dos caras, puesto que incluye el texto original y la traducción. Aparte, ya disponemos de dos de los tres tomos de portada especial. ¿Qué quiere decir esto? Que cuando salga el volumen 101, si ponemos los tres el uno al lado del otro, crearán una portada unificada mediante las suyas. Sin más, es algo bonito, especial y peculiar.
Reseña del manga One Piece n.º 100
Vale, ahora sí, toca hablar de la historia. Como podréis entender, seguimos inmersos en el arco de Wano, pero durante el presente tomo ocurren bastantes cosas. Nuevamente, el espectro de la traición golpea a nuestros valientes samuráis, quienes deben enfrentarse tanto al pasado como al presente debido a las maquinaciones de aquel que decía ser un amigo fiel. Todo sea dicho, lo que debía ser una sorpresa, realmente es un giro de guion (pequeño) relativamente predecible, pues aquellos que estaban menos unidos a la causa… Bueno, digamos que se veía venir.
Asimismo, aunque no dichos personajes no estuviesen apareciendo, sabíamos que iban a volver tarde o temprano. Consecuentemente, no puedo decir que sea una verdadera sorpresa, aunque sigue siendo igualmente interesante. Dejando esto a un lado, considero que la trama está evolucionando a un buen ritmo y que, ahora sí, nos está dejando grandes momentos en casi todo momento. Wano, al igual que viene siendo habitual, necesitaba tiempo para arrancar.
Durante los tomos anteriores, en realidad, ya lo había conseguido, pero es en estos momentos cuando se está terminando de consagrar como una de las mejores sagas de la historia de One Piece. Se dice pronto, pero es así. Ya sea por la importancia de los eventos acaecidos, la tensión de los combates, la dureza de los rivales, las sorpresas y el drama, Wano lo tiene todo para convertirse en una de esas sagas que recordaremos por años. Perdón, por décadas.
Caos, risas y compañerismo
De hecho, y volviendo al tema que nos acontece, este volumen #100 os va a dejar con ganas de más. De mucho más. A causa de la dificultad que trae consigo derrocar a dos Yonkō, nuestros camaradas samurái, así como los propios mugiwara, tendrán que aprender a cultivar el sentimiento de pérdida una vez más. Durante las últimas páginas, vemos como ciertas situaciones se recrudecen, aumentando el sentimiento de incertidumbre.
Amigos queridos, personajes importantes y rostros ilustres se verán contra la espada y la pared debido a la tenacidad y el poder de los enemigos a los que deben enfrentarse. Todo, como siempre, con su estúpido —en el buen sentido— e irreverente sentido del humor. Porque, siendo realista, es complicado no esgrimir una sonrisa cuando pasas de la oscuridad más absoluta a la luz de los mugiwara. ¿Quién no soltaría una carcajada cuando, en medio de una cruenta guerra, aparece Sanji con Zoro convertido en una cruz de vendas que porta cuan saco de patata sobre sus hombros?
Este tipo de situaciones disparatadas siguen estando presentes, y lo cierto es que ayudan a que la tensión no se nos dispare. Como en cualquier gran serie, necesitamos momentos de distensión que nos permitan descansar durante unos instantes antes de reconectar con la dura realidad. One Piece sigue haciendo eso muy bien, y no creo que vaya a cambiar a estas alturas de la película. Más bien todo lo contrario: se vienen curvas. La «tontería» y el «jolgorio» solo acaban de empezar.
- El dibujo sigue siendo increíble.
- La edición y la traducción son muy notables.
- El ritmo narrativo de su autor, los grandes momentos y el desarrollo.
- Las peleas son de otro mundo.
- Su gran capacidad para mantener varios hilos argumentales simultáneos.
- El caos continúa siendo una constante.
