
Toca relajarse. Al menos así parece que lo ha considerado nuestro celebérrimo Kōhei Horikoshi, el autor de My Hero Academia. Tras superar el más reciente enfrentamiento de Endeavor, nos sumimos en lo que parecía ser en una nueva campaña escolar protagonizada por los alumnos de las clases 1-A y 1-B. Por el momento, la cosa no ha cambiado, y es que el tomo está enteramente protagonizado por los alumnos de ambas aulas. Si queréis ver nuestras reseñas anteriores, pinchad en este enlace. Ahora sí, comencemos hablando de la edición.
Planeta Cómic mantiene formato: rústico, sin solapas y con sobrecubierta a color. Publicado en septiembre de 2020, cuenta con traducción al español de Daruma. Su publicación, por norma general bimestral, se ha acelerado en los últimos meses a tenor de la pandemia, pero es muy probable que recupere la normalidad dentro de muy poco. En una valoración que ya ha dejado de ser sorpresa, nos encontramos con una edición muy notable en la que destaca el buen hacer de la empresa editorial. Su defecto, algo a lo que también ya estamos acostumbrados, es que —a veces— los márgenes físicos del libreto solapan ciertas escenas o diálogos. Por lo demás, un producto de calidad excelente.
Sinopsis
¡El entrenamiento de combate entre las clases del A y del B está al rojo vivo! Los dones de los del B también han mejorado y han sacado técnicas infalibles brutales. ¡Bien! Nosotros también lo daremos todo… ¡Eh, Bakugô, espera! ¡Si es que este tío no tiene remedio! ¡Plus ultra (más allá)!
Reseña manga de My Hero Academia #22

¿Una nueva saga de transición? Los últimos capítulos así lo revelan. Habrá quienes lo consideren un error, pero no me parece una mala opción. Ya lo he comentado en varias ocasiones: no puedes crear una obra de constante tensión argumental, pues de lo contrario termina siendo demasiado pesada. Ahora bien, no me malentendáis. No estoy hablando de que el mangaka esté escribiendo líneas de relleno. Ni mucho menos. Simple y llanamente ha querido recordarnos que la mayoría de nuestros protagonistas son estudiantes de 15 años. Es más, aunque parezca lo contrario, siguen sin ser héroes plenamente capacitados para ejercer como tales. Es por eso que esta saga, que no tiene pinta de ser muy larga, será interesante.
Para empezar, porque hemos recuperado una primera línea de secundarios muy interesantes. No por nada, la clase 1-B tiene grandes personajes de los cuales siempre hemos querido saber más. Somos conscientes de que su protagonismo será parcial y que —más pronto que tarde— están condenados al ostracismo, pero todavía tenemos esperanzas. No por nada, es una nueva prueba para determinar el potencial de los estudiantes. ¿Ascenderá alguien? No lo sabemos, pero estamos deseando ver que sucede al respecto.
Por si fuera poco, ha sido una muy buena manera de ejemplificar el crecimiento de varios aprendices. Ya sea a través de Todoroki, Bakugō o Yaozoru, Horikoshi ha querido poner de relieve lo que han aprendido en los últimos meses. Sucede de igual forma con la clase 1-B. Lejos de ser unos segundones, han mejorado muchísimo. Es más, el propio autor nos plantea la pregunta: ¿quién aprovechó mejor su formación? ¿Ha ido mejor para aquellos que han tenido experiencias reales o, por el otro lado, los más favorecidos han sido quienes han podido disfrutar de una enseñanza ininterrumpida? La respuesta puede parecer obvia, pero hay más de una sorpresa.
Sorpresas

Sea como fuere, habrá muchas sorpresas. Curiosamente, no todas estarán relacionadas con el potencial de combate actual de los estudiantes, sino que nuestro sempiterno protagonista, Deku, hará algo… extraño. Algo sucede con el heredero de One for All, quien no comprende la magnitud de sus poderes. El propio All Might, en toda su experiencia, desconoce qué está ocurriendo con su discípulo. Todo parece demostrar que tendremos una nueva revelación al respecto de los poderes de Midoriya, pero tendremos que esperar al siguiente tomo. De cualquier forma, ha sido un enfoque interesante, pues ha despertado nuestro interés dentro de lo que tendría que haber sido una mera transición. Más aún, ¿qué diablos es One for All? Todavía esconde demasiados secretos…
Para variar, el dibujo sigue siendo sobresaliente. Y es que otra cosa no, pero el equipo que está detrás del arte de My Hero Academia es una verdadera locura. Ya sea a través de los escenarios, los poderes o los propios personajes, cada viñeta pone de manifiesto la calidad de un grupo de artistas que va a dar mucho que hablar en los próximos años. Kōhei ya lo está haciendo, pero entre sus asistentes hay mucho talento; tengo ganas de ver si alguno de ellos da el salto. Volviendo a lo que nos importa, el volumen #22 es bueno, entretenido y divertido, pero funciona como salto entre sagas más que como arco propio. O al menos eso parece.
Reseña manga My Hero Academia #22: conclusiones

My Hero Academia sigue sin recuperar la tensión de combates anteriores, pero lo agradecemos. Ahora que han pasado unos meses, sí que nos apetece una nueva remesa de villanos, palos y dramas, pero he ahí la gracia. Hemos descansado, así que tenemos ganas de más. Su lectura sigue teniendo un buen ritmo y nunca termina de aburrir, pues su excelente plantilla de personajes tiene calidad de sobra para llamar la atención de una u otra forma. La obra de Kōhei sigue siendo uno de los shōnen más atractivos del momento, pero no debe descuidarse si no quiere que otras series le adelanten por la izquierda.
- Corrección: Guillermo Ruiz