
Recientemente, Kitsune Manga nos avisó de que estaba a punto de publicar una nueva licencia basada en un drama médico que busca explorar los tejemanejes y entresijos de un hospital japonés cualesquiera. De buenas a primeras, me llamó mucho la atención, ya fuera por su propio concepto, el diseño de la portada y/o el título. En general, era curioso. Muy curioso. Durante mi reseña de Midori: la cenicienta del hospital n.º 1 he descubierto que tiene potencial para ser mucho más.
Al menos de buenas a primeras. Todo comienza cuando Midori Aoi, una joven farmacéutica, intenta destrozar uno de los mayores tópicos no solo de la historia del país nipón, sino de la cultura occidental: «Los farmacéuticos no tienen ni idea de medicina». Aunque está claro que todo bulo tiene su origen, y seguramente haya profesionales —como en cualquier oficio— que no cumplan con las expectativas, está equivocado. Al menos así lo considera ella.
Sea cierto o no, es muy curioso verlo todo desde su perspectiva. Generalmente, estamos muy acostumbrados a verlo todo desde la perspectiva de una doctora, un cirujano, una enferma o un médico de cabecera, por ejemplo. En el mundo de la ficción, ellos suelen ser los protagonistas. Los farmacéuticos, de una forma u otra, siempre se quedan en un segundo plano. Algo muy curioso, sobre todo en el país del Sol Naciente, si tenemos en cuenta que muchos de ellos trabajan directamente en el hospital.
Aunque en España estamos muy acostumbrados a ir a una «tienda» en la que nos atiende un farmacéutico al que entregarle una receta, en Japón es bastante frecuente que trabajen dentro del propio hospital. Inclusive, en muchos casos ayudan con emergencias como apoyo preparando determinados medicamentos, tomando nota y gestionando las dosis, etc. No lo sabía… hasta ahora.
Reseña de Midori: la cenicienta del hospital n.º 1 | Portada, sinopsis y edición

Midori Aoi es una farmacéutica en un hospital general de Japón, donde existe la creencia errónea de que los conocimientos médicos de un farmacéutico son inferiores a los de un médico o una enfermera. Los compañeros de Midori no la toman en serio. ¿Por qué iban a hacerlo? Al fin y al cabo, es solo una farmacéutica. Midori se desvive por su trabajo y siempre está investigando para dar con la medicina adecuada para curar a los pacientes, a veces incluso saltándose los protocolos necesarios.
Colección | Midori, la cenicienta del hospital vol. 1 de 10 (en publicación) |
Autoría | Mamare Arai |
Género | Drama, slice of life |
Formato | Rústica con sobrecubierta |
Tamaño y páginas | 13 x 18 cm con 172 páginas |
Precio | 9,95 euros |
Maquetación | Futurbox Project |
Traducción | Makoto Morinaga |
Fecha de lanzamiento | 25/09/2023 |
Es por eso que considero que Midori: la cenicienta del hospital ha sido todo un descubrimiento por parte de la editorial. Y aunque es cierto que las esperábamos mucho antes, pues se anunció hace varios años, creo que la espera ha merecido la pena. Sobre todo porque la edición ha estado a la altura de las expectativas. Si bien es cierto que Futurbox Project necesita seguir mejorando un poquito en el tema de la moiré y en ciertos recortes laterales, el resultado final es bastante bueno. Ahora bien, si tengo que destacar algo es tanto la calidad del material como la traducción. Esta última, de Makoto Morinaga, es realmente buena. La adaptación idiomática no solo se siente natural, sino que es muy orgánica.
El día a día de los farmacéuticos

Ahora que ya sabemos todo esto, pues podemos seguir hablando de Midori Ai, nuestra protagonista. De buenas a primeras, creo que la autora, Mamare Arai, ha logrado diseñar a la protagonista perfecta para su manga a la primera. En primer lugar, porque conecta enseguida con el lector. Seguidamente, porque tiene mucho carisma y es fácil empatizar con ella. También porque es muy expresiva, tanto oral como corporalmente.
Se nota que, aunque es muy buena en su trabajo y tiene muchos conocimientos, es algo más novata que otros compañeros. Es la mezcla ideal entre capacidad e inexperiencia, entre interés y desparpajo, entre vocación y humanidad. Es muy hábil, pero no es perfecta y, como cualquier persona, puede fallar. Le encanta hablar con los pacientes, tal vez demasiado, pero eso le hace descubrir cosas que normalmente pasarían desapercibidas. En resumidas cuentas, que me ha encantado su diseño.
Es gracias a ella, precisamente, que he podido engancharme tan rápido a Midori: la cenicienta del hospital. Es una lectura graciosa y divertida. Engancha. Es atractiva y tiene una premisa muy interesante que, eso sí, no se deja seducir por la ficción. Tanto es así que cuenta hasta con un consejero médico, Hiromitsu Tomino, para que todo esté debidamente explicado. No se crean enfermedades ni respuestas al azar. Está muy bien medido y sabe abordar el tema de buena manera.
La última línea de defensa del paciente

Gracias a esto podemos decir que la mangaka sabe encontrar el equilibrio entre ficción y realidad a través de, como ya he comentado con anterioridad, una perspectiva que no suele ser especialmente habitual. Como farmacéutica, Midori aborda los problemas de sus pacientes de otra manera. «Somos la última línea defensa», llega a expresar en cierto momento. Son el último enlace entre médico y paciente y, además de dar medicinas, son quienes revisan que todo esté bien antes de dar el último paso.
Todo eso es algo que nos explica Midori y que, en general, no solemos tener muy en cuenta. Y no solo es cosa nuestra, sino de sus propios compañeros. Midori: la cenicienta del hospital se define como un drama y un slice of life porque trabaja con las frustraciones de los farmacéuticos, muchas veces denostados por el resto de sus compañeros, y la normalidad con la que cualquier profesional vive su día a día.
Es una mezcla un tanto particular, la verdad, pues no busca sorprender con historias inesperadas, giros que parecen sacados de una novela turca ni ficciones exageradas. Maneja el drama bajo el amparo del realismo junto con la magia que solo los artistas de origen nipón poseen. Tiene un gran equilibrio que, eso sí, no puede emular la tensión que un manga más ficcional puede ofrecer. No sorprende tanto, siendo tanto una virtud como un defecto.
Reseña de Midori: la cenicienta del hospital | Conclusiones: un drama bien medido para un manga con potencial

De hecho, se nota que Arai Mamare es una autora novel. Este es su primer trabajo y, ciertamente, tiene bastante mérito, pues no todos son capaces de alcanzar los diez volúmenes (sigue en publicación) a la primera con un trabajo tan concreto y poco ortodoxo en lo que respecta a la trama. Es decir, que es original, pero también peca de novata. Se nota en los planos, en la organización de ciertos paneles y en determinados diálogos.
A veces el ritmo es un poco errático y la narrativa flojea, pero son fallos muy normales tanto en un primer tomo como en una autora de sus características. Tanto es así que pienso que las virtudes de Midori: la cenicienta del hospital compensa cualquiera de sus defectos (y muy sobradamente) con sus numerosas virtudes. Es decir, que merece mucho la pena. Siendo sincero, creo que se merece una oportunidad. Y no solo porque sea innovadora o se maneje bien con el guion.
Midori también es un manga bonito y de trazos limpios. Tanto Midori como el resto de secundarios tienen diseños bien diferenciados que, sin rozar lo exagerado, se distinguen a simple vista. La autora ha sabido encontrar el equilibrio —también— en su arte, lo cual permite que disfrutemos de la lectura sin ningún tipo de problema. Se disfruta con mucha facilidad y te deja con ganas de más.


- La premisa es original e interesante. Aunque ya hemos visto otros mangas sobre medicina, es el primero desde la perspectiva de una farmacéutica.
- El dibujo es limpio y agradable. Los trazos son bonitos y el manga es llamativo.
- La traducción es de gran calidad.
- Midori Ai, la protagonista, tiene mucho carisma y es muy expresiva. Sabe ser sería y graciosa cuando toca.
- Tiene potencial de cara al futuro y empieza con buen pie.

- La edición tiene un poco de moiré.
- Se nota que la autora es novel, pues tiene algunos fallos en cómo organiza algunos paneles, fondos, etc.