¡Hola, muy buenas amantes del anime y el manga! Es turno, una vez más, de Dragon Quest VI: Los reinos oníricos. La aventura sigue su curso, mas en esta ocasión el grupo cuenta con un nuevo fichaje: Francis. Y ha sido en este quinto tomo, compuesto de 192 páginas, donde el mago nos muestra de lo que es capaz. El volumen, con formato rústico sin solapas, y en blanco y negro, alcanza, de esta manera, el ecuador de su lanzamiento: ya se ha contado la mitad de la historia. La edición, cómo no, continúa manteniendo el listón muy alto, pues otra cosa no, pero Planeta Cómic es sinónimo de calidad. En ese sentido, no debéis preocuparos, pues cumplen sobradamente. Curiosamente, un elemento tópico dentro de sus ediciones es el escalado. Los primeros tomos presentaban ciertas fallas en lo que a margen se refiere, pero en este último ya se ha subsanado cualquier falla de edición posible.
Reseña Dragon Quest VI: Los reinos oníricos 5
Sinopsis
Botsu y los demás obtienen el espejo de Ra en la Torre Especuluna. Gracias a él, descubren la existencia del Mundo de los Sueños (el mundo de arriba), un lugar donde los pensamientos más fuertes de las personas obtienen forma, y que lo que ellos llaman “los reinos Oníricos”, no es más que el mundo de abajo, o el Mundo Real. Además, Murdaw está poco a poco destruyendo el Mundo de los Sueños. Aquí comienza una gran aventura.
Francis no aporta nada
Sin lugar a dudas, una de las principales novedades del tomo era la incorporación de Francis. El autoproclamado enviado de la diosa y futuro héroe resulta, cuando menos, vacuo y sinsentido. Su diseño, aun tratándose de un manga de hace varios años, no me ha terminado de convencer. Y no hablo solo del plano artístico, sino de personalidad. Si bien es cierto que se pregona por la presencia de personajes con un potencial de crecimiento importante, el mago de viento deja mucho que desear. Además de poseer una personalidad irritante, soy incapaz de comprender su irrupción. De buenas a primeras, pone en duda la capacidad de mando el hipotético líder del grupo, Botsu. Hasta ahí, en realidad, bien. El problema es que lo hace cuando es el líder de su pueblo quien le pide al grupo que les acompañe.
De hecho, me resulta extraño la facilidad con la que aceptan. Esa agilidad que comenté en tomos anteriores no está bien llevada; al menos no en ciertos aspectos. Por si fuera poco, el llamado protagonista cae ante las provocaciones del nuevo miembro del grupo y acepta su reto. Prontamente demuestra su superioridad a la hora de dirigir a sus camaradas, y con la misma facilidad se gana la confianza de Francis. Es todo demasiado… Es muy family friendly. Todo es demasiado bonito y perfecto. La confianza se transforma en una especie de caramelo de supermercado. Todos confían en todos en cuestión de instantes. El manga se torna un tanto superflúo y pierde gran parte del impacto no solo de su increíble dibujo, sino de su puesta en escena.
Vaivenes argumentales y acción frenética
Porque la historia como tal es muy interesante. El juego entre mundo real y mundo de los sueños, el poder de la imaginación, etc. ofrece una serie de premisas y líneas argumentales bastante originales. El contexto posee una serie de atributos muy adecuados para la línea editorial en la que se maneja logrando, de esta forma, un manga muy digno. La lectura, en ese sentido, es amena y divertida, pero flaquea en ciertos aspectos que provocan que la historia sea inestable.
Con todo, el manga sigue destacando por la acción. Esa velocidad de lectura, aunque confusa en ciertos momentos, sigue siendo interesante. Todas las viñetas, de una forma y otra, aportan algo, lo cual no es fácil. El guion es trepidante en lo que a violencia se refiere, pues no se detiene en momento alguno. Siempre sucede algo, así que la lectura se vuelve muy ligera. A su vez, la gran calidad del trazo, así como la claridad en el dibujo, contribuyen a que esa misma acción sea muy concisa. No siempre es fácil seguir un combate, ya sea en el mundo del cómic, el tebeo o el manga, por citar diversos ejemplos, pero Dragon Quest V: Los reinos oníricos se maneja como pez en el agua en dicho terreno. Al César lo que es del César.
Ideas confusas cada vez mejor cimentadas
Contra todo pronóstico, y más teniendo en cuenta los tomos anteriores, la historia ha ganado enteros. Al menos en sus terrenos más pantanosos, pues han sido varios los aspectos que han cobrado sentido con la lectura de este quinto tomo, y así espero que siga siendo con los siguientes. Aquellos sus posibles errores de guion —pues tal consideración siempre depende del punto de vista— se van solventando con el paso de las viñetas, pues aquellos detalles peor explicados van cobrando más sentido. No lo considero un acierto; no hablamos de misterios que deben ser resueltos, sino de explicaciones mal trazadas. Empero, el devenir de los eventos permite que esas narraciones tomen forma y sean más sólidas respecto al pasado.
Conclusiones
Dragon Quest V: Los reinos oníricos sigue siendo un manga complicado de recomendar. A título personal, considero que es una obra perfecta para los amantes no solo de la franquicia, sino del videojuego original. Asimismo, la lectura es muy adecuada para lectores que no lean demasiado manga; su guion, así como su ejecución, facilitan al lector a introducirse en la historia. Por otro lado, la falta de una mayor profundidad y su errático ritmo siguen siendo los principales defectos de un manga, eso sí, con una edición sobresaliente.