¡Hola, muy buenas amantes del anime y el manga! Regresamos con Dragon Quest VI: los reinos oníricos. El manga, licenciado por Planeta Cómic, prosigue las aventuras de Botsu y compañía con una edición en blanco y negro de 192 páginas en formato rústico y sin solapas. Para distanciarnos un poco de tomos anteriores, no dedicaré un volumen amplio en este mi escrito a detalles como la traducción, el dibujo o la edición. Ahora bien, ¿por qué? Porque estamos ante una obra muy estable en la que la progresión en los tres aspectos es consecuente con las características del manga. Lejos de grandes alardes técnicos o decisiones arriesgadas, se trata de ofrecer una experiencia sobria y bien hecha.
Dragon Quest VI: Los reinos oníricos #3 y el poder de los sueños
Sinopsis
Botsu alcanzó a ver por un segundo, y casi de casualidad, los legendarios Reinos Oníricos. Más tarde, el oráculo de los espíritus le guió a embarcarse en un viaje desde Monte Rueca. Una vez en el Castillo de Somnia, Botsu es aceptado como soldado y, junto con Ebanisto, reciben el mandato del Rey de partir en la búsqueda del Espejo de Ra. Con el fin de cumplir con su cometido, ambos llegan hasta la Abadía Vocationis para obtener más información.
Una historia interesante desgarrada por el ritmo
El lanzamiento de este tercer volumen de Dragon Quest VI: Los reinos oníricos debía ser, en cierto modo, un momento de inflexión. Con las bases de la historia ya establecidas y parte del elenco protagónico reunido era momento de dar un golpe sobre la mesa y ensalzar aquellas sus virtudes. Ciertamente, el manga consigue captar la atención del lector con una historia humilde y directa en la que todo queda bastante claro desde un primer momento. Lejos de giros argumentales o ases en la manga, la principal virtud de DQ VI es, en resumidas cuentas, su guion rápido. Tal decisión no se pude considerar un error, pues a fin de cuentas cada historia tiene un ritmo u otro.
De hecho, la obra inspirada en el juego original se maneja bastante bien con historias veloces e intensas. El problema de este tipo de decisiones y/o planteamientos es cuando la celeridad acaba con la tensión; no he sentido emoción alguna al leer este tercer tomo. Lejos de empatizar con los personajes o disfrutar de sus batallas, he tenido una sensación de vacío. Las ideas que se quieren plantear son, cuando menos, interesantes. No obstante, carecen de intensidad. La acción se siente irreverente y forzada, lo cual es una verdadera pena teniendo en cuenta los tremendos planos y dibujos que nos regala Masaomi Kanzaki.
En ese mismo sentido debo decir que Planeta Cómic cumple muy bien en su labor de edición y distribución, pues no se pierde ni un ápice de epicidad a nivel de dibujo. Por desgracia, la historia no acompaña el arte; la fluctuación de emociones es tremendamente irregular y resulta muy complicado sumergimos en la tensión y/o emoción del momento.
La idea es buena, pero el ritmo y la ejecución flaquean
Nuestros protagonistas llegan a lo que parece ser al otro lado del mundo de los sueños… O eso es lo que he creído entender. Si os soy sincero, me he sentido un tanto perdido entre sus páginas. Me ha costado captar la idea que se quería trasmitir: parece ser que existen dos mundos diferentes y estos están, en cierto modo, ligados por los sueños. Botsu y Evanisto logran regresar a Somnia, pero no es la Somnia de sus recuerdos. De hecho, allí confunden a Botsu con el hijo del rey para, posteriormente, cuasi defenestrarle al descubrir su… ¿Engaño? El muchacho no afirma en ningún momento ser dicha persona, pero se le trata como a un mentiroso. Se quiere clarear la situación y dejarnos intuir que una mano negra mueve los hilos, y de ahí la situación, mas la ejecución es forzada e irrisoria.
Con todo, el trío sigue su viaje y llega a un nuevo pueblo. Allí se enfatiza en la existencia de dos mundos distintos y la preponderancia de los sueños en esta nuestra historia. Es en dicho contexto que los aventureros son ¿atrapados? en el sueño de una de las aldeanas. Allí descubren su historia y se sumergen en un duro combate contra un enemigo con la capacidad de confundir a sus rivales. Botsu y Evanisto se enzarzan en un cruento combate entre ellos y, por azares del destino y un golpe de suerte, recuperan la consciencia cuando casi se matan el uno al otro… La sensación sigue siendo forzada. No parece haber sentido en el enfrentamiento o en el cómo son engañados. La historia se vuelve demasiado simple tanto en sus explicaciones como en su desarrollo.
Entretanto, con nuestro protagonista recuperado y enardecido por la crueldad del enemigo, se vuelve a demostrar la fortaleza del héroe. El dibujo es sublime y es capaz de trasmitir la emoción que no se consigue con la historia. El humor es demasiado frecuente y se emplea en situaciones fuera de lugar, lo cual acaba con toda carga dramática que se intente establecer; la exacerbada necesidad de hacer de Evanisto un personaje gracioso acaba siendo tediosa.
Amistad desfigurada
Por un lado, Botsu y Evanisto no desarrollan una amistad instantánea. Es más, es el paso del tiempo y las aventuras lo que afianza su relación de camaradería. Con Mencia, aunque de distinta manera, la historia fluye de forma natural; su incorporación al equipo es lógica. No obstante, en este tercer tomo aparece Lucía, una maga amnésica que parece venir del otro lado. El grupo confía desde el primer momento en ella y se integra al grupo con una facilidad pasmosa. En cuestión de instantes rebosa de confianza y se toma algunas libertades de diálogo extrañas. Su integración, ante tal disyuntiva, vuelve a recrear la sensación de que se fuerzan las cosas. No es natural.
Lo mismo sucede con la historia extra que se presenta en las páginas finales del tomo. Se nos habla de un mago y, en segundo lugar, de una guerrera cuyo pueblo ha sido arrasado. En cuestión de unas páginas la relación entre ellas es fuerte como un roble. La trama parece estar dotada de un aire de amistad mágica que todo lo puede y une. La humildad de los tomos anteriores se ha convertido en una cuasi insultante necesidad de agradar a todo el mundo con la camaradería y el arte caballeresco. Por consiguiente, el guion ha palidecido en comparación a los tomos anteriores; la historia ya no es sencilla, es directamente insulsa.
No obstante, conservo las esperanzas. Espero que en el siguiente tomo se recupere la esencia de los dos primeros todos y se adopte no solo un ritmo más apropiado, sino que se desarrolle la línea argumental de manera más eficiente y menos resultadista.