El fuego en el que ardo
El fuego en el que ardo es una novela de Mike Lightwood donde se narran los peores meses de Óscar, un joven de dieciséis años que sufre bullying por su condición sexual, y su manera de superarla gracias a la ayuda de Sergio, aunque sus plateadas amigas llamadas cuchillas siempre están presentes.
En un principio, cuando lo empecé a leer pensaba que me encontraría la típica novela rosa de temática LGTB llena de topicazos. Sin embargo, una vez superadas las primeras páginas, me di cuenta de que no era así para nada. Puedo asegurar que es la novela menos estereotipada que he leído hasta ahora.
¿Qué esperar?
Realmente disfruté de su lectura, en la que se mezclan entradas de su blog, mensajes con sus amigas y su historia en sí, lo que la hace amena a la hora de leer (yo me lo leí en unas tres horas). Además, encontramos la sabia enseñanza de que, en la vida, no hay que sentarse a esperar que las cosas lleguen, sino buscarlas, porque la vida no es justa y tú te tienes que preparar tu camino.
Otro punto a favor es la historia paralela en la que se refleja un caso de violencia de género que muestra lo que de verdad se siente en estos casos. La forma de contarla también provoca que algo se te mueva en el interior, unas ganas de llorar mezcladas con la impotencia de no hacer nada por ella.
Si tengo que decir algo negativo, mencionaría que no sabes toda la historia hasta que te acercas al final, pues en él te explica cómo todo ha llegado a ser como ahora es. Sin embargo, esto es a su vez un punto positivo, pues mantiene la intriga y la curiosidad hasta el final.
Impresiones
Sin duda, recomiendo a todos la lectura de este libro, pues sobre todo ayuda a entender que todo acto tiene su consecuencia, por lo que hay que pensar antes de hacer nada para que no pase como por ejemplo podemos ver aquí, donde la involuntaria salida del armario de Óscar sólo le trae dolor y más dolor.
Por todo esto y por el detalle de que a principio de cada capítulo ponga unos versos de diferentes canciones relacionadas con el libro, le doy una puntuación de nueve sobre diez.
