Takopi, jamás te podré olvidar. Taizan 5, me has hecho daño. Mucho daño, pero te lo agradezco, porque nunca, nadie, me había hecho sentir así con un manga. Takopi, me has dejado al borde del precipicio con lágrimas en los ojos. Me has hecho reflexionar de una forma tan dolorosa, pero tan cierta, que no sé cómo describirlo. Lo has hecho avisándome de lo que iba a pasar, porque de lo primero que nos adviertes es de que no eres un manga para todo el mundo.
No eres una historia apta para quienes no sepan o no quieran sobrellevar el dolor. El concepto de «no apto para sensibles» te va como anillo al dedo, tanto para lo bueno como para lo malo. Es más, eres capaz de dejar a un lado el estigma de «este manga es diferente» para hacerlo real y único. Y doloroso.
Porque sobre todo eres doloroso. Eres un manga que no viene a regalarnos una historia autocomplaciente en la que la bondad siempre triunfa. No. Eres una de esas historias que busca exponer el lado más crudo de la humanidad. Todo ello acompañado de hálitos de esperanza y reflexiones. ¿Por qué el mundo es así y cómo podemos evitarlo?
¿Podré liberarme algún día del nudo que se me ha formado en la garganta? Seguramente sí, ya que dentro de un par de días la vorágine a la que llamo rutina me abrazará de nuevo. Mientras tanto, seguiré sufriendo con una sonrisa en el rostro, porque nada de esto me ha hecho sentir arrepentimiento. Como suelen decir nuestros amigos argentinos, «que bueno que viniste».
Reseña de El pecado original de Takopi | Portada, sinopsis y edición
Una desgarradora historia en la que un extraterrestre busca ayudar mediante unos artilugios mágicos a Shizuka, una niña que sufre bullying en el colegio. Advertencia: este manga contiene alto material sensible.
Takopi ha aterrizado en la Tierra, proveniente del planeta Happy, con la misión de esparcir la felicidad. Aquí recibe la ayuda de una niña terrícola, Shizuka, y el pequeño alienígena se compromete a devolverle el favor poniendo una sonrisa en su rostro. Sin embargo, las circunstancias que rodean la vida de Shizuka son muy duras… y la ingenuidad de Takopi no le ayuda a entender la situación. ¡¿Será capaz de cometer un pecado solo por verla sonreír?!
Autoría | Taizan 5 |
Volúmenes | 2 tomos (finalizada en Japón) |
Género | Shōnen, ciencia ficción, drama, psicológico, slice of life |
N.º páginas | 216 |
Precio | 17,90 € |
Lanzamiento | 01/12/2022 |
Dicho esto, toca empezar con la reseña propiamente dicha. Y para ello, ¿qué mejor arranque que un breve repaso a la edición de Distrito Manga? Lo primero que podemos deciros es que nos ha gustado mucho la decisión de lanzar los dos volúmenes de manera simultánea en formato tankobon, ya que esta es una de esas historias que nos gusta leer del tirón.
En general, la edición es sobresaliente, ya que apenas hemos encontrado desperfecto o error alguno más allá de algún corte exterior puntual. Del mismo modo, la traducción de Manel Vázquez López (DARUMA y la maquetación de Drac Studio (también Daruma) nos han dejado un gran sabor de boca. La adaptación idiomática y el diseño de ambos tomos es muy, muy bueno.
También nos ha gustado la suerte de carcasa exterior de cartón fino que viene. Es algo así como una protección exterior sencilla que, sin llegar a la rigidez de las clásicas cajas manga, ofrece cierto grado de protección. Es bonita, al igual que las pegatinas que vienen de regalo. Sin duda, un gran detalle, como también lo es la pegatina de advertencia y retirada fácil de «este libro contiene material sensible». Es necesaria.
Una historia con alma
Dicho esto, hablemos del manga como tal. Vale, ¿qué podemos esperar de El pecado original de Takopi? Sin entrar en detalles, la nueva licencia de Distrito Manga se construye sobre un mundo de luces y sombras en donde la oscuridad del ser humano reluce con más fuerza que nunca. En un ámbito infantil, el autor nos muestra el lado más crudo de la realidad.
Shizuka, nuestra protagonista, es una joven como cualquier otra que, por desgracia, no dispone de un ambiente familiar sano. Su único apoyo es su querida mascota, pero eso no es suficiente. Atormentada por sus compañeros de clase, vive sumida en una profunda depresión por culpa del acoso escolar. De buenas a primeras, esto nos golpea con mucha fuerza.
Sin más, Taizan nos remueve el estómago con escenas muy duras y un dibujo tan brutal que hasta duele. Su trazo, cargado de sentimiento, nos remueve la consciencia y los intestitos desde el primer minuto. Es más, conforme avanzas, te entran hasta ganas de llorar, porque el mangaka no se corta un pelo.
Se esfuerza por escribir una historia dura y creíble bajo un marco de fantasía en donde la esperanza es un vacuo recuerdo. Duele. Duele mucho. Te hace reflexionar sobre la vida y lo duro que puede ser el día a día para los que no tienen tanta suerte. Inclusive, te hace sentirte mal contigo mismo, recordándote que, pese a que no todo es fácil, eres un privilegiado.
El mundo es un lugar cruel, pero ¿hay esperanza?
El pecado original de Takopi te hace reflexionar y valorar aquellas cosas que das por sentadas. Del mismo modo, te hace pensar en aquellas personas que tal vez no han podido disfrutar del amor de un padre o una madre, de los que han sufrido bullying y/o de otras problemáticas que un niño de primaria no sabe ni debería gestionar.
Taizen 5 ofrece, pues, una profunda reflexión sobre el dolor y el maltrato, sobre la desgracia ajena y sobre los males del mundo. Todo ello encarnado en Shizuka y otros niños que no conocen la bondad del ser humano. De esta manera, el mangaka nos da un puñetazo de realidad y nos ofrece una de las críticas sociales más directas, impactantes y poderosas de la industria del manga.
Hay muchos autores y autoras que han hecho algo parecido, pero lo de Taizen está a otro nivel. Pocos lo hacen con una crudeza semejante. No le importan los sentimientos del lector, pues ataca, ataca y vuelve a atacar. Nos destroza el corazón mientras rezamos para que Takopi tenga éxito.
¿Y quién es Takopi? Pues un alienígena que está decidido a hacer que la vida de Shizuka y los demás sea mejor sea como sea. Para ello utiliza unos extraños artefactos al más puro estilo Doraemon, pero desde una perspectiva mucho más oscurantista. Él, en cualquier caso, representa la esperanza y la alegría. Es él quien, aun a riesgo de corromper su cometido, hace todo lo posible por ayudar a Shizuka.
Todos con Takopi, el alien del planeta Happy
Le apoyamos. Sin duda, le apoyamos con todo nuestro ser durante los dos tomos. Todo ello mientras nos sentimos arropados por el desasosiego y la intranquilidad. Bien acompañados de ese pequeño faro de luz, rogamos al cielo porque tenga éxito. ¿Lo tendrá? Esto es algo que no os diremos, pues os estropearíamos la lectura, pero ya os adelantamos que el camino, aunque corto, es muy intenso.
Porque aunque este relato de realidad está marcado por ese deje de fantasía, todo es tremendamente sobrio. El mundo no cambia con tanta facilidad. Es ahí donde Taizen 5 destaca más que otros muchos autores, pues hace alarde de una sensibilidad narrativa excelsa. Lo intensifica todo, además, con unos diálogos muy bien planteados y un dibujo extraordinariamente hermoso.
Doloroso, sí, y mucho, pero precioso. Tanto es así que no es la trama lo que nos duele, sino el dibujo. Bueno, en realidad son las dos cosas. Y sí, estoy repitiendo mucho el concepto de «dolor», pero es que de eso va la cosa: de sufrimiento y esperanza. De realidad y contradicciones. De un mundo impío en el que los menos favorecidos sufren porque sí.
Porque el mundo es cruel, pero Takopi no se rinde. Así pues, entre una cosa y otra, lo intenta sin descanso mientras ofrece una dicotomía muy interesante. Mientras Shizuka y otros niños representan la tristeza, Takopi es la felicidad y la ilusión. Se contagian parcialmente los unos a los otros, todo siempre bajo el marco de la inocencia propia de los niños y de la del propio extraterrestre.
Reseña de El pecado original de Takopi | Conclusiones
Al final, entre una cosa y otra, nos quedamos con un relato sorprendente, único y muy diferente que nos golpea directamente al corazón y nos hace replantearnos seriamente las cosas. Te deja con un sabor de boca agridulce en todo momento y te arranca suspiros de verdadero horror. Y no, no es una alusión al miedo, sino al horror y al sufrimiento más primigenio que conozco.
Al horror por lo inesperado y la impotencia. Al horror que surge al sentir que no podrás hacer nada por cambiar las cosas, pero que no por ello debes obviarlas. Todo eso y mucho más lo ofrece El pecado original de Takopi, un manga que invita a la reflexión y te deja seriamente tocado.
Lo peor (o lo mejor de todo) es que este sentimiento de miseria no es negativo, sino que tiene su lado bueno. Nos ayuda a introspeccionar en la profunda psicología de los personajes de la obra y en la nuestra propia. Porque Takopi es diferente. Y sí, es un tópico, pero es así. Es única y te llega a lo más hondo.
Una obra que me ha superado
Dicho esto, no es una obra ni mucho menos perfecta, ya que ese concepto «no apto para sensibles» lo aleja de muchos lectores. No os lo tenéis que tomar a broma. Es totalmente en serio: es duro. Muy duro. Durísimo. De lo más bestia que he leído en mucho tiempo, pero eso es lo que la hace tan única.
Ahora sí, y hablando totalmente como redactor y lector, os pido disculpas por haber sido tan redundante en esta reseña. Os aseguro que ha sido una de las más complicadas que he escrito en mi vida y que, haga lo que haga, nunca estaré contento con el resultado. Takopi me ha hecho dudar mucho sobre cómo debía enfocar este escrito, pero al final he preferido dejarme llevar.
Por eso os habréis encontrado un texto mucho más errático, confuso y sentimental de lo habitual, pero creo que era lo más adecuado en este caso. Sin más, me despido. ¡Hasta la próxima!
- Es una historia que invita a la reflexión.
- Aborda temas que no suelen tocarse en los mangas.
- La sensibilidad narrativa es impresionante.
- Los diálogos son una auténtica locura.
- Es una historia con muchísimo sentimiento. Transmite mucho.
- Aunque le sienta bien, el dibujo es algo ‘sucio’ por momentos.
- No apto para sensibles; no es para todo el mundo.
- Te deja tocado durante varios días, aunque no sabemos si esto nos gusta o no.