Continuamos con las aventuras de Tsubasa Ōzora y los chicos del Nankatsu. En esta ocasión, con la reseña del manga Capitán Tsubasa n.º 7. O lo que es lo mismo, la resolución de la final y el primer gran giro argumental de la serie. A través de una marcha inesperada, una serie de despedidas y un trofeo, la serie continúa desarrollando su particular trama de fútbol infantil a través de trazos de nostalgia y una capacidad física envidiable.
Portada, sinopsis y edición
El duelo a muerte entre el Nankatsu y el Meiwa no se decide en la prórroga, ¡por lo que hay que disputar un segundo tiempo adicional! ¿¡Conseguirán Tsubasa y Misaki llevar a su equipo a la victoria con una última jugada de la pareja de oro!?
Fecha de publicación | 23 de febrero de 2022. |
Formato | 12,8 x 18 cm. |
Tinta | Integradas en b/n. (336páginas). |
Presentación | Rústica sin solapas con s/cub. |
Frecuencia | Bimestral. |
Precio | 12,95 €. |
Me habría gustado encauzar esta reseña sin ninguna clase de spoiler, pero lo cierto es que la portada escogida por Planeta Cómic no ha sido… la más acertada. Podemos obviar el hecho de que el 99% de los lectores —cifra que me acabo de inventar— ya conocerán la serie, pero es posible que haya alguien que no. Adelantar el resultado de la final a través de la portada es una decisión que entiendo, pero que no comparto. Como diría Helen Lovejoy: ¿Es que nadie piensa en los niños?
Es un error nimio e intrascendente que, con toda probabilidad, no tendrá mayor importancia. Sin embargo, pienso que es algo que se podría haber evitado con mucha facilidad. Dejando eso a un lado, la edición de Planeta Cómic sigue siendo muy, muy buena. La editorial, muy cómoda en el formato tankobon, está haciendo un gran trabajo con la que dice ser una de las series más icónicas de los años 2000. La traducción es de gran calidad, la maquetación destaca por su buen hacer y la impresión no deja nada que desear.
Reseña manga Capitán Tsubasa n.º 7
Ahora sí, el torneo llega a su final con la agónica victoria del Nankatsu, siendo esta una tónica que se repetirá en no pocas ocasiones; la emoción de no saber quién ganará hasta el último minuto es una dinámica que funciona muy bien desde siempre. Análogamente, a través de esta fórmula podemos recrear la tensión y emoción de nuestros años mozos. Si hablo de esos instantes en los que, inocentes, nos agarrábamos a la mesa o al sillón de turno hasta que, finalmente, el balón traspasaba la meta rival.
El manga recrea muy bien todas esas sensaciones gracias al trazo grueso de los dibujos clave. Poco a poco, se nota que el artista japonés iba adquiriendo experiencia, tanto en la narrativa como en el dibujo. No obstante, es a partir de estos episodios cuando empezamos a ver —también— uno de sus errores más criticados: la desproporción corporal de sus personajes y las piernas excesivamente largas. Queriendo estilizar cada escena, Yōichi Takahashi se pasa de frenada. Aún no es tan bestia, pero lo será.
Volviendo al presente, el mangaka utiliza muy bien la camaradería infantil y los valores del fútbol para crear una historia tierna y emocionante, todo al mismo tiempo. Sin dejar a un lado el drama constante de algunos de sus personajes, ofrece una historia bastante divertida. Por desgracia, como ya he dicho en otras ocasiones, ha envejecido bastante mal. Clásico, sin lugar a dudas, es la palabra que mejor describe a Capitán Tsubasa.
Siempre a través de ese espíritu de camaradería infantil, dejándose llevar por la magia de los spokon, asistimos a toda suerte de jugadas colectivas, intersecciones de pura individualidad y enfrentamientos cargados de emoción. Tal vez, incluso, demasiada. Capitán Tsubasa es uno de esos mangas a los que le paso del tiempo no les sienta tan bien, sobre todo por la interpretación y el contexto social.
Fútbol nostálgico
Y en otro orden cosas, la trama nos hace pensar que los padres de nuestros protagonistas no son muy buenos progenitores. Tras ver los problemas de corazón de algún que otro muchacho, así como las dificultades físicas que ofrece cada encuentro, no entiendo cómo alguien en su sano juicio podría animar ese tipo de prácticas. Es, sin lugar a dudas, una incoherencia lógica que no recuerda, por desgracia, a los hooligans de los campos infantiles. No de la misma manera, pero casi.
Es extraño, pues —en realidad— Capitán Tsubasa es (casi) un manga de fútbol y fantasía. La potencia física y las técnicas de los chavales no es algo ni medio normal; un velo muy, muy tupido es lo mejor en estos casos. Dejando todo esto a un lado, la dinámica de la lectura sigue siendo entretenida e interesante, con buenos momentos deportivos y dramas sociales de cuando en cuando. Logra arrancarte suspiros de interés y sonrisas de nostalgia.
Cogiendo todos y cada uno de los elementos del manga, a día de hoy podemos describir Capitán Tsubasa como un spokon con ideas originales y una base sólida, pero con alguna que otra ida de olla. Sigue destacando, por lo tanto, como esa historia de nuestra niñez que destaca, sobre todo, por su valor nostálgico. Preciosa en la estantería, y muy entretenida entre nuestras manos, no deja de tener errores de concepto bastante… importantes.
Conclusiones
A modo de conclusión, Capitán Tsubasa sigue siendo esa obra para coleccionistas que encantará a los más fervientes admiradores de la franquicia. Trasmite muchísimo y no pierde ni un ápice del encanto que la hizo grande durante sus primeros años de vida. Como nueva lectura, no tiene tanto gancho, pero ofrece buenos ratos de distensión y entretenimiento. En resumidas cuentas, un buen manga clásico que no ha envejecido del todo bien, pero que sigue teniendo cosas buenas.