
¿Sabéis lo que toca, no es cierto? ¡En efecto, estrenamos nuestra reseña de Capitán Tsubasa n.º 9 tras revivir la emoción de un nuevo torneo nacional! Los chicos del Nankatsu, ya en la adolescencia, se preparan para repetir título por tercera vez consecutiva, pero en esta ocasión será más complicado. A fin de cuentas, a las nuevas promesas del fútbol japonés se suman viejos rivales.
Portada, sinopsis y edición

¡El regreso de los Campeones!
Empieza la esperadísima final entre el Nankatsu y el Meiwa, tras la que uno de los dos conjuntos se situará en la cima de todos los equipos juveniles de fútbol de Japón. Se suceden los aguerridos ataques en ambas áreas, ¡y el Nankatsu abre el marcador! Sin embargo, Tsubasa, Misaki y Wakabayashi se lesionan… ¡¡El Nankatsu está en un grave aprieto!!
Fecha de publicación | 15 de junio de 2022. |
Formato | 12,8 x 18 cm. |
Tinta | Integradas en b/n. (328 páginas). |
Presentación | Rústica sin solapas con s/cub. |
Frecuencia | Bimestral. |
Precio | 12,95 €. |
En mis reseñas anteriores de Capitán Tsubasa os hablé de la evolución del grupo, así como de la preponderancia de su protagonista indiscutible: Tsubasa. Esto se mantiene, pero entrarán en juego todavía más rivales y personajes secundarios. Lo harán, como no podía ser de otra forma, mediante una edición a la que no podemos ponerle casi pegas.
Destaca, una vez más, la traducción del gran Marc Bernabé, uno de los nombres más ilustres de la industria en España, y de Verònica Calafell, una profesional como la copa de un pino. Dicho esto, también debo alabar el trabajo editorial de la misma Planeta, quien sigue ofreciendo algunos de los mangas y tebeos más destacados del mercado. Su único fallo sigue siendo el mismo de siempre, aunque empiezo a dudar de si es cosa suya o de la edición original.
En cualquier caso, este error es más bien nimio, pues no nos impide disfrutar de la lectura. Ni mucho menos. Se trata, simple y llanamente, de que en ciertas viñetas hemos detectado algún que otro corte lateral —o en los bordes verticales— que se comen ligeramente algunas escenas. Por lo demás, hablamos de una edición impoluta de gran calidad.
Reseña de Capitán Tsubasa n.º 9

Ahora sí, hablando del manga y su trama, puedo decir que este noveno tomo es uno de los más interesantes hasta la fecha. Si bien es cierto que el protagonismo de Tsubasa no es algo que me desagrade —ni mucho menos—, que destaquen otros grandes jugadores es algo que me congratula. Sobre todo porque se realzan dos grandes figuras: Kojirô Hyûga y Jun Misugi.
El primero es la viva imagen del esfuerzo y de cómo las circunstancias pueden cambiar la percepción de una persona. Hasta que le conocemos, es un futbolista violento y demasiado intenso. Cuando conocemos el porqué de sus acciones, se convierte en una suerte de héroe de las clases bajas. Es increíble como pasa de héroe a villano en un instante, y es por eso que disfruto viendo nuevas escenas suyas.
Por su parte, Misugi es, con toda probabilidad, el mejor futbolista joven japonés de toda la serie. Por mucho que hablemos de Tsubasa, todos sabemos que el potencial de Jun es infinito. De no ser por sus problemas de salud, sería una verdadera bestia. Es una lástima que esto le limite tanto, pues somos incapaces de saber hasta dónde sería capaz de llegar en otras circunstancias.
El renacer de Jun Misaki y Kojirô Hyûga

Esto tiene especial importancia debido a que, durante el partido, el propio Kojirô demuestra que ha madurado muchísimo. Su incesante búsqueda de la victoria le convirtió en un tipo demasiado despiadado. Durante el encuentro, aunque no deja a un lado su estilo de juego, demuestra que es mucho más humano. Su personalidad sigue siendo agresiva y abrasiva, pero es más consciente de los demás.
Esto le convierte en mejor jugador, pues capaz de empatizar más con sus rivales y compañeros, aumentando su desempeño sobre el terreno de juego con un estilo más solidario solo cuando es estrictamente necesario. Teniendo esto en cuenta, volvemos a destacar la evolución de los personajes tanto principales como secundarios. Sigue siendo un manga que no ha envejecido tan bien como nos gustaría reconocer, pero con varios elementos muy positivos.
No son los únicos. También vuelve a aparecer, aunque de manera escueta, el eterno Misaki. Es decir, el mejor compañero que ha tenido Tsubasa desde que comenzó a darle patadas al balón. Su reaparición nos indica que dentro de poco hará alguna clase de momento, pero por el momento nos tocará esperar.
Nuevos personajes que empiezan a destacar

Y durante su encuentro, que también lo tiene, el Nankatsu se redescubre ante un nuevo y gran rival. Tsubasa, por primera vez en mucho tiempo, se enfrenta a alguien capaz de ponerle contra las cuerdas. El capitán del equipo se convierte, de nuevo, en el gran protagonista de la serie, pero no es la figura que sale reforzada. Por suerte, la ausencia de Wakabayashi ha permitido que el segundo portero del equipo, ahora titular, demuestre de qué está hecho.
Morisaki, relegado a un segundo plano, demuestra que es un guardameta con todas las de la ley. Lo hace mediante buenas intervenciones y un soberbio paradón de esos que nos hacen levantarnos de nuestro asiento. Es algo que valoro muy positivamente, pues todo spokon necesita de grandes personajes tanto dentro como fuera del equipo protagonista. Y entretanto, Yôichi Takahashi, el autor, nos da una de cal y otra de arena.
Por un lado, vemos una innegable progresión en su estilo. Las escenas son más dinámicas, la tensión es más palpable y el trazo es más llamativo. Agrega muchas líneas sucias y aplica desenfoques muy acertados que dinamizan todavía más la acción. El dibujo tiene más impacto, pero a cambio continúa con esa extraña desproporción corporal —cada vez más evidente— en la que los cuerpos de sus jugadores (destacan las piernas) son cada vez menos humanos.


- Es pura nostalgia.
- El dibujo progresa adecuadamente, aunque solo en algunos sentidos.
- Sigue siendo un buen spokon.
- Tiene un gran valor coleccionista.
- Algunos secundarios comienzan a tener más valor.

- Ha envejecido algo peor de lo que nos gustaría reconocer.
- La morfología humana no es el fuerte del autor; las proporciones empiezan a fallar.