
Hubo una clara vencedora la noche de los Oscar: Nomadland. La cinta de Chloé Zao se alzó con tres premios de la academia; mejor película, mejor dirección y mejor actriz principal. En FreakEliteX ya la hemos visto y, a continuación, os dejamos nuestras impresiones.
Nomadland, más documental que película
Las crisis económicas se han llevado miles de vidas por delante. Como cualquier debacle que afecte al ser humano, “los cracks financieros” han privado a cientos de personas del acceso a bienes y servicios considerados como esenciales. El derecho a la vivienda o a un empleo digno han sido apuntalados por la feracidad de un agravio que no ha dejado títere con cabeza. El hombre, nómada por naturaleza, ha hecho de la carretera su bandera y del transporte su hogar, vagando por el mundo en busca de una vida más digna.
El drama migratorio de tantos estadounidenses ha convencido a la academia de que el film Chloé Zao es la mejor propuesta del año. Un viaje tan terrenal como espiritual -la escena inicial con McDormand orinando en el ramal de una carretera contrasta con el mensaje existencial en torno a la unión con la Tierra- que hace de las experiencias vitales su principal baluarte.
Un contexto que Zao construye como un trabajo a caballo entre el largometraje tradicional y el documental más puro. De hecho, la cámara sigue los pasos de Fern, una viuda que, sin trabajo ni hogar estables, viaja por América con la intención de encontrar su lugar en el mundo. Un periplo que la directora centra en las conversaciones y situaciones, más propias de cualquier programa televisivo de viajeros por el mundo.
Un mensaje que flaquea por lo que no cuenta
El relato, como dije con anterioridad, vive de la simbiosis entre la cotidianidad y el vínculo terreno-espiritual latente en todo momento. No obstante, Zao parece obviar una verdad incómoda; muchos de quienes se encuentran en la situación que muestra la cinta no toman esa vía de manera voluntaria, sino más bien forzada por diferentes factores. La precarización del trabajo (pienso por ejemplo en esa Amazon que sí está presente en la película), la ausencia de políticas sociales y otras tantas premisas que se diluyen por no atreverse a profundizar.
Pese a todo, la cinta sí acierta con los planos y con las maneras de encuadrar la acción para humanizar a sus personajes. Porque, más allá de la conexión con el mundo, el film tiene un cierto trasfondo bonachón que parece empeñado en señalar aquellas cosas que son verdaderamente importantes en la vida.
A todo ello, y como no podía ser de otro modo, ayuda el buen hacer de una Frances McDormand inconmensurable. A título personal, no he visto jamás a McDormand en una mala interpretación. Desde que en 1996 se hiciera con su primer Oscar por la estupenda Fargo (Joel & Ethan Coen), McDormand ha firmado una carrera espléndida con actuaciones estupendas como la de la maravillosa -y reciente- Tres anuncios en las afueras (Martin McDonagh, 2017). En Nomadland, ella es el alma matter de la función con una actuación que es pura realidad y, francamente, creo que eso es lo mejor que se puede decir de cualquier intérprete.
Veredicto
Es cierto que la idea tras Nomadland es estupenda, pero no creo que esté a la altura de su ejecución. Centrada en explotar el drama de muchos, Zao construye un film que se siente, por momentos, algo insípido por sus aspiraciones claramente documentales. Una sombra a la que acompaña un mensaje que la directora no acaba de explotar. Eso sí, Frances McDormand mantiene la película en un lugar muy alto durante todo el metraje y puede que, tan sólo por eso, ya merezca la pena darle una oportunidad.
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