El próximo viernes llegará a nuestras pantallas La viuda, un thriller que cuenta con Chlöe Grace Moretz e Isabelle Huppert como protagonistas. Nosotros ya la hemos visto en un pase organizado por Diamond Films y aquí os dejamos nuestras impresiones.
Sinopsis
Frances McCullen (Chloë Grace Moretz) es una joven que atraviesa una mala época. Su madre ha fallecido recientemente y ella se acaba de mudar a Manhattan. Después de encontrar una cartera en el metro de Nueva York, Frances decide devolvérsela a su legítima propietaria. Así conoce a Greta (Isabelle Huppert), una viuda con la que entabla una inusual amistad. Pero las intenciones de Greta pronto se vuelven oscuras y la joven, con ayuda de su amiga Erica (Maika Monroe), luchará por escapar de ella.
La viuda, tensión bien entendida
¿Qué nos hace conectar con los demás? ¿Qué tipo de vínculo hace que fraternicemos con lo que nos rodean? Al contrario de lo que pueda pensarse, son las desgracias lo que más nos une. La pérdida de un ser querido puede hacer que busquemos apoyo en lugares donde normalmente no transitaríamos. Pese a todo, hay que ir con cuidado con lo que se desea, pues una tragedia mal comprendida puede desembocar en terribles obsesiones.
Siempre he defendido que un buen thriller debe ser interesante, una propuesta que cree tensión e incluso misterio en torno a los acontecimientos que plantea, glorificando el infravalorado hecho de que el director siempre vaya un paso por delante del espectador. Quizá por ello, cuando una cinta del género es capaz de transmitir esas sensaciones, personalmente, creo que tiene mucho ganado.
Así, es fácil concluir que La viuda (Neil Jordan, 2018) cumple con lo que promete. Es un thriller que bebe de propuestas anteriores para construir su propio relato, acertando en el tono y las formas. De hecho, creo que la película es como una mezcla entre las Múltiple (2016) y La visita (2015) de Shyamalan con la Basada en hechos reales (2017) de Polanski.
La cinta acierta en presentar dos personajes aparentemente sin nada en común para que desconfiemos en todo momento de la relación que entablan. Una amistad que nos invita a preguntarnos ¿por dónde va a salir esto? ¿qué hay de turbio en esta aparente cordialidad? Creando así una tensión creciente que mantiene al respetable pegado a la butaca.
Isabelle Huppert, una interpretación que trasciende
Aunque podría parecer que el peso de la película lo lleva Chlöe Grace Moretz -y, en parte, es así-, la interpretación de Isabelle Huppert hace que rápidamente te olvides de todo lo demás. La actriz francesa, que brilló recientemente en la notable Elle (Paul Verhoeven, 2016), vuelve a dar aquí un recital. Su Greta es absolutamente inquietante, creando esa atmósfera de tensión en torno a su personaje que sirve como sustento para el conjunto durante gran parte del metraje.
De hecho, es esa obsesión entre las mujeres protagonistas la que hace que todo funcione. Con una puesta en escena elegante, tanto por la propia naturaleza del personaje de Huppert como por el lugar de trabajo del de Moretz -un restaurante de lujo-, la cinta consigue crear un envoltorio a la altura de las circunstancias; refinado pero dispuesto a bajar al barro para pegar algún que otro susto.
Cabe destacar también el buen hacer de algunos secundarios como Maika Monroe, Stephen Rea o la efímera Zawe Ashton, todos ofreciendo lo que se espera de sus personajes. Es más, podría decirse que ellos son los que aportan ciertos matices a la trama que profundizan en la historia entre Huppert y Moretz.
Veredicto
Neil Jordan logra con su cinta crear un thriller que atrapa e inquieta a partes iguales. La viuda se hace fuerte gracias, sobretodo, a la enorme interpretación de Isabelle Huppert pero también al guión, que consigue imprimir tensión en momentos que, de otro modo, se podrían haber sentido demasiado predecibles en un film de género.