Hoy es el día perfecto para hacer un viaje por la historia del estudio Trigger. Lo es porque la compañía cumple 10 años, nada más y nada menos. Así que vamos a aprovechar la ocasión para hacer un repaso por su recorrido.
No son pocos los que consideran que este estudio es el heredero del espíritu Gainax. Semejante título no se da porque sí, pero hay que tener en cuenta que buena parte del equipo de Trigger proviene de ahí. Además, también se les considera herederos porque su estilo recuerda, por la vitalidad y locura desenfrenada de su animación, al que nos mostró Gainax en sus últimos grandes trabajos.
La imagen que se tiene de Trigger desde fuera es la de un grupo de colegas que se juntó para disfrutar haciendo aquello que le gustaba. Es una visión un poco idílica de lo que no deja de ser una empresa, pero en este caso quizás no esté tan lejos de la realidad. Solo hay que repasar sus trabajos para darnos cuenta de que no pierden el tiempo con historias que no les interesen. Hacen las cosas a su manera y se centran casi de forma exclusiva en crear animes originales. Así es como han sido capaces de dar rienda suelta a toda la creatividad y talento de su equipo creativo.
El nacimiento del estudio Trigger
Retrocedamos en el tiempo para hablar un momento del legendario estudio Gainax. Todos recordamos sus grandes éxitos del pasado con animes como Royal Space Force o Evangelion. Sin embargo, en la década de los 2000 una nueva generación de animadores y directores tomó las riendas del estudio e hizo evolucionar su estilo. Entre los responsables encontramos gente como Hiroyuki Imaishi, director de series como Tengen Toppa Gurren Lagann. No parecía, pues, que Gainax estuviese en malas manos. Sin embargo, a finales de la década el barco comenzó a tener fugas. Fugas de talentos. El mencionado Imaishi fue uno de los que decidió hacer las maletas, pero no se fue solo. Le acompañó el que fuera su asistente de dirección predilecto: Masahiko Ōtsuka.
Tras abandonar Gainax, Hiroyuki Imaishi y Masahiko Ōtsuka fundaron Trigger. El estudio nació el 22 de agosto de 2011 y se nutrió de varios de los mejores talentos emigrados de Gainax. Los motivos que llevaron a esta gente a moverse a una nueva casa fueron diversos. Pero uno de los más relevantes tenía que ver con que eran personas intrépidas que querían emanciparse y alejarse de la comodidad que les ofrecía estar en un estudio de renombre.
Arrancando la maquinaria del nuevo estudio
Hay que decir que los comienzos de Trigger no fueron del todo fáciles, especialmente en el apartado económico. Contaban con gente de gran talento, pero seguían siendo una compañía pequeña y andaban escasos de medios. Por eso decidieron formar equipo con los estudios Sanzigen, Ordet y Liden Films, creando una sociedad gestora que recibió el rimbombante nombre de Ultra Super Pictures. El objetivo era compartir recursos para ser capaces de sacar adelante proyectos propios originales.
Aun así, los grandes animes tardaron un poco en llegar. El primer trabajo marca de la casa vio la luz en 2012 y se llamó Inferno Cop. Era una burda parodia de episodios cortos que hicieron en los descansos para el almuerzo. Buscaba de todo menos ser heterodoxa; o siquiera decente. Se lo tomaron bastante más en serio con el corto de Little Witch Academia que sacaron en 2013, un trabajo hecho en el marco del proyecto Anime Mirai. La fundación de Trigger no había pasado desapercibida, pero fue este corto el que activó todos los radares de forma contundente. Little Witch Academia destacó sobre otros trabajos del Anime Mirai por la jovialidad de su animación y la vitalidad que transmitían sus personajes. También fue de los pocos que logró expandirse tiempo después con nuevos proyectos.
La imagen de Trigger: Kill la Kill
Poco después, en otoño de 2013, Trigger estrenó por fin su primer gran proyecto. Se trataba de Kill la Kill, un anime original que rescataba a buena parte del equipo creativo de Gurren Lagann. De ellos hay que destacar a su director, el propio Imaishi, y también al guionista Kazuki Nakashima. La serie resultó ser todo aquello que se esperaba de este equipo y se convirtió en uno de los títulos más populares del estudio. Tanto el estilo de animación como el tipo de historia que pudimos ver en este anime quedaron asociados a fuego con la identidad de Trigger.
Kill la Kill contaba la historia de una chica que llegaba a un instituto regido por el totalitarismo buscando al asesino de su padre. Además de mucha acción, humor y combates vibrantes, la trama guardaba sorpresas lo suficientemente impactantes como para enganchar al espectador.
La serie es famosa por su acción explosiva y alocada, que dejaba a un lado el realismo en pos de la espectacularidad. También por su humor desvergonzado y gamberro, por los contrastes de color violentos, por las potentes interpretaciones de los actores de voz y por las poses cañeras de los personajes. Pero lo que más define a este y otros trabajos de Imaishi es esa efervescencia que te pone la piel de gallina en los momentos más épicos. Por si fuera poco, contó con la imponente banda sonora de Hiroyuki Sawano, que elevó todavía más, si cabe, la puesta en escena de la serie.
Asentando las bases del futuro de Trigger
En 2014 Trigger sacó la serie Inō-Battle wa Nichijou-kei no Naka de. Una comedia sobre el excéntrico día a día de unos jóvenes de instituto que desarrollaban poderes sobrenaturales. Una serie muy otaku, bien producida y ciertamente curiosa, pero definitivamente menos llamativa que otros trabajos del estudio. Los siguientes años los ocuparon con proyectos menores, algunos bastante estrafalarios. Hablamos de series de episodios cortos como Ninja Slayer From Animation o Uchū Patrol Luluco, así como vídeos musicales y cortometrajes varios.
Podría parecer que andaban un poco bajos de forma, pero en realidad estaban calentando motores. Varios de esos trabajos menores quedaron en manos de gente que se ocuparía de dirigir los futuros grandes animes de Trigger. Supusieron, en cierto modo, una especie de periodo de práctica para ellos. Así pudieron tantear el terreno y acostumbrarse a las nuevas responsabilidades que tendrían que asumir.
Kiznaiver: la cara más dramática del estudio
Uno de los que no se dedicó precisamente a descansar fue Hiroshi Kobayashi. Mientras trabajaba en Kill la Kill como director de episodio y animador, tuvo una idea que estuvo cocinando en su cabeza durante bastante tiempo. Al principio no era más que una premisa de este tipo: «gente muy distinta que acababa unida por la necesidad de compartir el dolor de otros». Sin embargo, en 2016 acabó tomando forma y se convirtió en la serie que conocemos como Kiznaiver.
El propio Kobayashi fue asignado como director de este proyecto, que supondría su debut como director en una serie de televisión. Además, Trigger contactó con Mari Okada para desarrollar la historia. La guionista había trabajado con el equipo en Black Rock Shooter y se lo había pasado tan bien que tenía ganas de repetir. Kiznaiver chocaba un poco con los trabajos previos del estudio, pues dejaba la acción un poco a un lado y ponía el foco en el drama juvenil. Su carácter introspectivo y su melodrama no convencieron a todo el mundo, pero con todo es uno de los títulos importantes de la compañía.
El regreso de Little Witch Academia
A finales de 2015 el universo creado en el cortometraje de Little Witch Academia expandió sus horizontes con una película. Y en 2017 lo hizo de nuevo con una serie de televisión. Cuando se propuso para el Anime Mirai, Little Witch Academia era un proyecto centrado en formar nuevos animadores, y las siguientes entregas del anime conservaron parte de ese espíritu. Sin embargo, buena parte del crédito del éxito de la franquicia se lo debemos en realidad a un veterano. Estamos hablando de su director, Yō Yoshinari, un animador con un currículum envidiable que incluye trabajos en grandes clásicos como Jin-Roh o Evangelion.
Independientemente de lo simple y quizás algo superficial que nos pueda parecer su historia, Little Witch Academia es un espectáculo visual magnífico. El equipo optó por diseños de personajes bastante simples, pero lejos de suponer un defecto, Yoshinari lo aprovechó para sacar a relucir el potencial de la expresión corporal de los personajes. Como animador, es conocido por la cantidad de recursos de los que dispone, pues ha dedicado su vida a absorber lo mejor de cada estilo que ha tenido a su alcance. Como director, el resultado que consiguió fue el de un anime lleno de vida en cada escena.
Darling in the FranXX: el reencuentro con viejos conocidos
La industria del anime vive de las relaciones entre los que la integran. Nos sorprendería descubrir cuántos proyectos han conseguido salir adelante por el simple hecho de que dos personas se conocían de haber trabajado juntos en el pasado y habían hecho migas tras tomarse algo al acabar la jornada. Esto es igual de importante para Trigger, y Darling in the FranXX es uno de los resultados más evidentes.
Los trabajadores que posteriormente formarían Trigger no fueron los únicos en abandonar el barco de Gainax. Lo había hecho Hideaki Anno años atrás para dirigir su propio estudio (Studio Khara), llevándose a alguna gente con él. Pero también lo hizo Atsushi Nishigori, diseñador de personajes de Gurren Lagann. Se fue a A-1 Pictures en su afán por crear la franquicia The iDOLM@STER, pero mantuvo muy buenas relaciones con sus antiguos compañeros. El hecho de que Trigger trabajara en la propia The iDOLM@STER lo demuestra, así como el hecho de que Nishigori contactara con ellos para su nuevo proyecto.
Darling in the FraXX se estrenó en 2018 como colaboración entre A-1 Pictures y Trigger, y alcanzó altas cotas de popularidad. La serie pretendía aprovechar algunas de las mejores facetas de ambos estudios. Teníamos por un lado la potencia de la acción de los mechas de Trigger, y por otro la fineza de A-1 Pictures a la hora de plasmar el drama en escenas mas cotidianas.
Trayendo el tokusatsu al anime
Que Trigger sea capaz de conectar tan fácilmente con sus espectadores tal vez se deba a que buena parte del equipo está compuesto por otakus de mucho cuidado. Uno de ellos es Akira Amemiya, un auténtico apasionado del tokusatsu y los súper robots. Amemiya tenía la ilusión de hacer un anime de Ultraman. Por desgracia para él, no le dejaron, así que se tuvo que contentar con crear un corto animado basado en el personaje de Gridman, otro clásico del género. Para su sorpresa, poco después le ofrecieron dirigir una serie te televisión basada en la franquicia, que recibió el nombre de SSSS.Gridman. Para su sorpresa, otra vez, en 2021 pudo continuar la saga con SSSS.Dynazenon.
Con este trabajo, Amemiya debutó como director en una serie de televisión, al mismo tiempo que Masaru Sakamoto debutaba como diseñador de personajes. Suponía una combinación novedosa en Trigger que tenía la no sencilla tarea de llevar el tokusatsu al anime. Pero no lo hicieron nada mal.
Alejándose bastante del estilo habitual del estudio, Amemiya creó un contraste muy marcado entre las escenas cotidianas y las de acción. En las primeras impuso un ritmo lento, casi irritante a veces, y focalizó la animación en las sutilezas de las expresiones de los personajes. En las escenas de acción supo introducir la sensación de pesadez en los movimientos de monstruos y robots, pero al mismo tiempo dio espacio para incluir momentos con animación más ágil y llena de efectos ostentosos, más propia del anime actual. Como resultado tenemos una franquicia que ha logrado fusionar el tokusatsu y el anime con bastante soltura. Y, además, también resulta un trabajo de animación bastante interesante.
Promare: el regreso del Imaishi más puro
Si no tenemos en cuenta el filme de Little Witch Academia, estaba claro que lo que faltaba en el repertorio de Trigger era una buena película. Esta llegó en 2019 con el nombre de Promare. El anime trataba sobre bomberos que combatían el fuego con la pasión de sus corazones. Con una premisa tan ardiente no resulta muy difícil darse cuenta de que estamos ante un nuevo proyecto del director Imaishi y el guionista Nakashima. Con el añadido, además, de la música de Sawano.
La historia era nueva, pero el equipo repitió los esquemas habituales a los que nos tenían acostumbrados. Lo que pasa es que en este caso nos topamos con el formato largometraje y esto supone algunas diferencias. La fundamental es que nos enfrentamos a un ritmo mucho más impetuoso. La película es pura acción bombástica, un carrusel de espectacularidad ininterrumpida.
En Promare nos ofrecieron un espectáculo visual especialmente alienígena. Lo primero que llama la atención es su apartado artístico por la abundancia de verdes y azules fluorescentes, que fueron usados para las llamas. Además, el fuego y muchos de los efectos que vemos en pantalla están formados por triángulos y poliedros básicos. Esta decisión estética facilitó el trabajo de la animación 3D, especialmente presente en este anime. Se llegó a ella porque Sanzigen, uno de los estudios hermanados de Trigger y encargado principal de la animación por ordenador en Promare, recibió una instrucción muy sencilla: nada de realismo.
BNA: lo nuevo viejo de Trigger
Nos acercamos al presente de Trigger, pero nos queda hacer un último alto para mencionar BNA: Brand New Animal, serie estrenada en 2020. La historia nos lleva a una ciudad que sirve como refugio para una raza capaz de cambiar de forma entre la humana y la de animal antropomórfico. La protagonista, pese a ser humana, despertó un día convertida en uno de estos seres y decidió viajar a la ciudad en busca de respuestas.
Con esta, el director Yō Yoshinari firmó su segunda serie como director. Desde el principio, la premisa de partida era la de incluir seres cambia-formas para sacarle jugo a la animación. Así fue, y gracias a la extraordinaria puesta en escena de Yoshinari y su equipo, salió un trabajo lleno de dinamismo. El anime también sorprendió por su estética cosmopolita, que estaba repleta de rojos y azules con efecto luces de neón.
Del guion se ocupó Nakashima, que aprovechó la historia para incluir temas como el racismo, la pobreza o la discriminación. Sin embargo, optó por no arriesgar y nos dejó con una trama bastante parecida a otras de su repertorio.
El presente del estudio
Tanto BNA como SSSS.Dynazenon han sido los dos últimos animes de Trigger hasta la fecha, y ambos sirven para describir la situación del estudio en la actualidad. El hecho de que ambas series están dirigidas por directores que hasta hace poco estaban más preocupados por sus lápices dice bastante de la hoja de ruta de Trigger. A la compañía no le tiembla el pulso a la hora de dar responsabilidades a la gente capaz. E incluso les facilitan el terreno permitiéndoles trabajar en proyectos secundarios primero. Por supuesto, no todo es perfecto en el funcionamiento interno de la compañía, pero sí que se han destacado por lo mucho que promueven la progresión de sus nuevos talentos.
Eso les ha permitido innovar a lo largo de los años y crear trabajos un poco diferentes. El «estilo Imaishi» sigue asociado a la imagen de Trigger; es difícil separarlos de esa identidad visual tan marcada. Pero si nos fijamos en sus trabajos más recientes encontraremos caminos que no existían en el estudio hace ocho años. Con todo, a veces notamos cierto encasillamiento en algunas de sus obras, sobre todo cierta tendencia a repetir patrones en sus historias. Gente como Nakashima parece haberse amoldado a la comodidad que le ofrece mantener un esquema fijo.
Sea como sea, en Trigger seguirán haciendo aquello que de verdad les motive. O al menos eso esperamos, porque es lo que los hace un estudio tan especial y tan querido por los aficionados.
Curiosidades
- Trigger cuenta con una mascota llamada Trigger-chan. La pudimos conocer en Uchū Patrol Luluco. Poco después volvimos a verla, junto a dos compañeras, en un breve corto que hicieron para celebrar el quinto aniversario del estudio.
- Antes de plantearse la historia que dio vida a Promare, el guionista Kazuki Nakashima barajó varias ideas que podrían usarse para hacer una película. Una de ellas consistía en un musical de zombis. Por suerte o por desgracia, acabó en la papelera.
- De todas las cosas extravagantes que ha hecho Trigger, quizás la que se lleve la palma sea Turning Girls. Es una miniserie de episodios cortos de Youtube realizada por el personal femenino del estudio ajeno al equipo de animación. Tiene un nivel de producción irrisorio, pero el resultado es estúpidamente divertido.