El espíritu roguelike de Lone Ruin regresa a las partidas de tono arcade repletas de mazmorras, disparos y mucha decadencia

Lone Ruin y el espíritu de los roguelike, un tema muy singular con opiniones dispares y conceptos muy interesantes.

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Apareció en el mercado hace tan sólo un par de semanas, disponible para PC y Nintendo Switch, pero incomprensiblemente no ha tenido la repercusión que merece. Lone Ruin es un roguelike puro y duro, de amplísima jugabilidad, desarrollado por Cuddle Monster Game y diseñado bajo la perdurable influencia de los míticos juegos arcade de mazmorras. Si bien es cierto que su apariencia puede resultar un tanto simplona, el reto adictivo que plantea la trama se encarga de equilibrar el asunto.

Lone Ruin se ha marcado el propósito de aportar horas y horas de diversión a lo largo de un camino salpicado de salas inquietantes, enemigos, ritmos frenéticos y mecánicas roguelike. El juego, un shooter con twin sticks (un joystick para mover el personaje y otro para fijar la dirección del disparo), encierra una aventura mágica, la de un explorador que tiene el cometido de llegar a una legendaria ciudad en ruinas. Será allí donde encuentre el poder ancestral que devolverá el orden a una civilización devastada por el caos.

Lone Ruin y el auténtico bullet hell

El punto de partida propone la elección de un primer hechizo con el que iniciar el recorrido. El personaje puede ir disfrutando de una serie de mejoras a medida que hace acopio de los recursos (armas, potenciadores, remedios de salud) que va encontrando en cada batalla, en cada estancia del juego. Al calor de esta dinámica, el objetivo que el jugador acaba interiorizando es sencillamente el de pasar cuanto antes a la siguiente habitación. Los enemigos, variados y perseverantes, se ocupan de generar esta urgencia; no solo no dejan un segundo de respiro, sino que además llegan a crear una atmósfera de auténtico bullet hell.

Los escenarios no desentonan lo más mínimo con esta propuesta mazmorrera. El diseño de cada mapa esconde espacios laberínticos, repletos de puertas y con una amplitud que invita constantemente a la exploración, intercalando entre las áreas de compra y las zonas de batalla. El apartado gráfico aporta un pixel art en dos dimensiones donde se respira la ambientación neblinosa, de abandono y decadencia, tan característica de Lone Ruin. La mezcla de tonos violetas, rosas y negros con luminiscencias de neón completan este capítulo.

Tampoco defrauda la banda sonora, que más allá de un amplio repertorio de efectos sonoros especialmente cuidados, trae consigo una buena combinación de géneros musicales para cada uno de los momentos que propone la trama. De este modo, mientras que los temas más electrónicos suenan en escenas de combate, las canciones tipo darkwave están reservadas para situaciones en las que predomina la calma.

Partidas únicas con el sistema RNG

Llegados a este punto, toca poner el foco sobre el que tal vez sea el gran atractivo del juego: cada una de sus partidas se genera de forma aleatoria. Esto hace posible que cada sesión sea diferente a la anterior en cuanto a mapas, objetos, enemigos, hechizos, etcétera, dejando de este modo una estimulante sensación de perpetuo desafío. El imprevisto, tan propio del género roguelike, se convierte aquí en un elemento que aporta casi toda la jugabilidad.

La tecnología que está detrás de este sistema de renovación de partidas se conoce como RNG (Random number generator), un tipo de software cuyo algoritmo centra su trabajo en crear combinaciones aleatorias de números. Se trata de un mecanismo que, trasladado a la estructura informática de un videojuego, es capaz de componer una sucesión infinita de escenarios, todos distintos e irrepetibles. No resulta extraño que los roguelike recurran a esta herramienta, teniendo en cuenta que la eficacia del RNG lleva años aplicándose con excelentes resultados en entornos virtuales como el comercio electrónico o las plataformas de juegos de azar.

En este sentido, los ecommerces incorporan a sus pasarelas de pago esta tecnología para generar las claves aleatorias que son necesarias para encriptar los datos personales y las transacciones económicas de los compradores, salvaguardándolos así de la amenaza de los hackers. También los operadores de juego que trabajan vía internet hacen uso del Random Number Generator. Concretamente, para introducir el factor suerte en todas las modalidades de ruleta, bingo o máquinas tragamonedas.

La tarea del RNG en estos contextos pasa por impedir que se produzcan patrones predecibles en el desarrollo de los juegos, evitando así que estos se presten a la anticipación y a las posibles manipulaciones de determinados jugadores. A día de hoy, podría decirse que estos son los mejores casinos online en Chile, donde se crean salas en las que se respeta al cien por cien la función de lo imprevisible.

Lone Ruin evidencia de esta forma que cuenta con la mejor tecnología posible para poner en marcha sus mecánicas roguelike. El resto queda en manos del jugador, que se verá expuesto a un panorama eterno de disparos, búsquedas y recompensas. Todo ello, claro está, dominado por la magia de una misteriosa ciudad en ruinas.

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