
Dragon Ball Super: Broly, un éxito anunciado
Cuando, meses atrás, publicábamos noticias acerca del lanzamiento de la última película de Dragon Ball, los fans no podíamos sino esperar a hincarle el diente. Los diseños y la animación se veían espectaculares —sobre todo en comparación con el inicio de Dragon Ball Super— y, por fin, a poco menos de dos meses de su estreno en Japón, pudimos disfrutar de esta película en España gracias al trabajo de Selecta Visión.
Para empezar, las críticas que nos llegaban tanto de Japón como de EE. UU. —los dos grandes territorios donde se pudo ver antes— eran muy halagüeñas. Además, el estreno de la película de Broly resultó ser todo un éxito de taquilla, convirtiéndose en uno de los filmes anime que más han recaudado en la historia. Finalmente, su llegada a España también fue exitosa. En su primer fin de semana se convirtió en la película más vista del país y aún —varias semanas después de su estreno— sigue en cartelera, ¡todo un logro para una cinta anime! ¿Y de dónde viene su éxito? Vamos a intentar analizarlo en esta modesta reseña.
La inclusión en el canon
Ya en varias películas de Dragon Ball, Broly había sido antagonista y personaje bastante conocido. Se trataba de un villano, digamos, básico: un guerrero fortísimo que se las hacía pasar canutas a Goku y compañía. Antes de lanzarme a esta nueva película de Broly, decidí que sería buena idea ver, al menos, una de sus películas. Y así lo hice: Estalla el duelo (1993) fue la elegida —ya que fue la primera en incluir a dicho personaje— y, después de ver Dragon Ball Super: Broly, confirmo que el villano ha sufrido una transformación para bien.
Como muchos fans saben, las películas antiguas de Dragon Ball no forman parte del canon de la franquicia. Es decir, que las historias y lo que ocurre no afecta ni se menciona en la historia principal, ya que son algo así como historias paralelas con los mismos personajes. Es por esto que esta nueva cinta pretende reinventar e incluir en el canon a un personaje tan querido entre los seguidores de Dragon Ball como Broly, con —eso sí— notables variaciones con respecto al personaje clásico.
La reinvención de Broly
¿Recordáis la historia de Broly y Paragus en las películas de los 90? Olvidadlas. Dragon Ball Super: Broly toma a estos personajes para contarnos, desde un inicio, su historia. Broly se nos presenta como un guerrero ciertamente peculiar. Debido a su «destierro» y la educación sometida por su padre —cegado por la venganza—, Broly se convierte en una especie de monstruo: un animal. Aunque, como cualquier animal, tiene sentimientos.
Muy al contrario del Broly de los noventa, esta reinvención del personaje nos ofrece más matices sobre su construcción. Un ejemplo clarísimo es, sin duda, su historia con el monstruo de su planeta. Broly entabló una amistad con una criatura del planeta donde se crió. Durante mucho tiempo lo visitaba y jugaban juntos, pese a que dicho monstruo era descomunal y con un aspecto terrorífico. Sin embargo, este acabó pereciendo y, en su memoria, Broly lleva su piel siempre consigo. Esta pequeña anécdota nos ayuda a empatizar con él: comprender que detrás de su fuerza bruta existe un ser con un toque de ingenuidad y respeto hacia sus seres queridos.
Freezer vs los Saiyan
Otra de las grandes inclusiones en el canon de Dragon Ball animado es el conflicto entre Freezer y la raza Saiyan. Esta historia es la que abre la película y, bajo mi punto de vista, condensa con acierto el odio que ambos bandos se profesan, al mismo tiempo que introducen a Broly y Paragus, su destierro y el destino de otros personajes principales como Goku y Vegeta. Aunque es cierto que hay detalles que no concuerdan con el universo oficial, este primer bloque del filme funciona a la perfección: una buena introducción, un desarrollo de personajes sencillo pero eficaz y una animación más que correcta.
Batallas, batallas y más batallas
Tras el «prólogo», la película nos sitúa justo al final de Dragon Ball Super. Después del Torneo del Poder, Goku está ansioso de hacerse más fuerte y enfrentarse a nuevos retos —para variar—. Por suerte para nuestro guerrero Saiyan, pronto tendría lugar una sucesión de batallas que serán las protagonistas de gran parte de la cinta. Freezer, resucitado, planea hacerse con las bolas de dragón y, al mismo tiempo, se topa con Broly y Paragus, a quienes hace sus aliados debido al terrible odio que profesa Paragus hacia la raza que lo despreció.
Cuando Bulma y compañía descubren que alguien pretende hacerse con las bolas, se ponen en marcha para frustrar los planes del enemigo. Después de varios momentos de transición, finalmente Goku y Vegeta se plantan frente a Freezer y Broly, su nueva arma. Así, se desata una serie de combates protagonizados por Goku, Vegeta y, más adelante, Freezer contra Broly. En líneas generales, estas batallas presentan una calidad muy notable. Concretamente, la pelea entre Vegeta y Broly me pareció excelente —quizás por ser la primera—; aunque es cierto que algunos momentos contaron con animación CGI que, en mi opinión, echaban por tierra el acabado visual del resto de metraje.
Spoiler alert
Otro de los momentos clave, y que no podemos olvidar, fue la aparición de otro personaje muy querido entre las filas de los amantes de Dragon Ball. Aunque, personalmente, me parece un spoiler saber de quién se trata, Toei decidió que era buena idea promocionar que aparecía. Por ello, si alguno no quiere saberlo, puede obviar este parrafó. Se trata de Gogeta, la fusión entre Goku y Vegeta. Su presencia es clave, entre otros motivos, porque —aparte de incluir momentos de humor bastante nostálgicos— protagoniza una pelea espectacular. El combate con Broly contiene momentos donde los colores y los movimientos se fusionan, dando lugar a un combate lleno de locura con el que es difícil no emocionarse.
Un acierto, pero…
Podríamos decir, sin miedo a equivocarnos, que esta nueva película ha sido un paso adelante en la franquicia. Por su animación, por sus combates llenos de emoción y detalles que disfrutarán los más acérrimos del universo Dragon Ball. Eso sí, no está exenta de fallos. La animación por ordenador es un poco cantosa en ocasiones —aunque no tanto como en La resurrección de F—, y el conflicto que se nos plantea no da la sensación de peligro en prácticamente ningún momento. Broly y Paragus no son tan malvados y el plan de Freezer, quizás porque ya lo han utilizado en la historia para el mismo fin varias veces, no resulta tan intimidante como antaño.
Y otro detalle importante… ¿qué pasa con la sangre? No puedo entender cómo, después de tortas y tortas por doquier, ningún personaje sea herido con sangre. Esto también ocurría en Super, y es que parece que Toei pretende adaptarse a un público mayor —y más infantil— y obviar uno de los puntos que más nos encadiló en Z: la crudeza de las batallas.
En conclusión
Pese a todo, no me cabe ninguna duda de que el éxito de Dragon Ball Super: Broly es más que merecido. La película da lo que se pedía: combates. Pero, además, desarrolla nuevos personajes con acierto, incluye momentos pasados en el canon e incluso sabe utilizar el humor en contraposición con la emoción y la tensión de los conflictos. Sin duda, no se trata de un éxito marcado por el nombre: para triunfar hay que demostrar calidad, y parece que Toei ha encontrado el modo de encauzar una de sus franquicias más populares. Ahora queda una pregunta importante: ¿continuará el estudio con nuevos episodios de Super? Un servidor cree que sí.