Carta de amor fallida: ‘La mirada de Orson Welles’, review sin spoiler

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Los amantes del cine clásico encontrarán en La mirada de Orson Welles a un viejo amigo, pero algo me dice que la mayoría de la gente no va a ser capaz de aguantar su visionado hasta el final. Este documental nos llega de la mano de Mark Cousins, un fanático del aclamado director. A través de los distintos dibujos y pinturas del cineasta, que amaba el arte en todas sus formas, Cousins nos relata los hechos más relevantes de la vida del cineasta. ¿El hilo conductor? Todo el film está narrado como si de una carta se tratase, una carta dirigida al mismísimo Orson Welles.

El punto de partida del documental es suficientemente potente para llamar la atención del espectador cinéfilo, pero como en tantas otras ocasiones, el desarrollo de la idea se desinfla a medida que van avanzando los lentos minutos. Con una duración de casi dos horas, los hechos más curiosos de tan famoso director quedan diluidos y relegados a un segundo plano. Sí, los dibujos de Welles son curiosos y dignos de ver. No, no son lo suficientemente interesantes como para sostener el peso narrativo de la película, poniéndolos en plano fijo durante casi diez segundos de metraje cada uno. Y la narración del propio Cousins con una voz de lo más monótona no ayuda a mantener la atención del público. Quizás ahí reside el verdadero problema del documental.

Una carta de amor entre directores

La mirada de Orson Welles review

La mayoría de los mortales hemos visto algo de Orson Welles, aunque no lo identifiquemos con ese nombre. Su obra más famosa, Ciudadano Kane, es algo de la que todos hemos visto cosas, por poco que sea. Una escena que nos pusieron en aquella clase de imagen y comunicación en el instituto. Esto es sin duda algo que se podría haber utilizado para llegar a una cantidad de público mayor con el documental, pero en vez de eso, Cousins prefiere hacer algo íntimo, una carta de amor entre ambos directores. Da la impresión de que el hecho de que el documental se proyecte en cines es más bien algo colateral. Quizás lo que más me entristece de esto es que La mirada de Orson Welles fortalece el cliché de que los documentales son aburridos.

Por suerte, no todo es lento en este documental. Sin entrar en spoilers (si se pueden considerar como tal), mis escenas favoritas son aquellas en las que Cousins le enseña a Welles a través de su carta los lugares en los que vivió o trabajó, y qué aspecto tienen a día de  hoy. Tintes de crítica especialmente hacia la sociedad americana y al capitalismo extremo que se ondea por bandera. Y si hablamos de cosas positivas no podemos olvidarnos de mencionar la excelente música que el documental posee. Es envolvente y única, aunque quizás favorece un poco al efecto somnífero del film.

Conclusiones

En conclusión, estamos ante un documental que resulta demasiado intimista y largo, con una gran falta de dinamismo, que fácilmente se hubiese podido lograr con otro tipo de narración o con la inclusión de más testimonios. Sin embargo, cuenta con algunas escenas que realmente sacan una carcajada al espectador más cinéfilo, incluyendo el nostálgico giro que presenta al final.

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