Tras unos cuantos años y unas cuantas demos en Steam, por fin tenemos en nuestras manos el juego del desarrollador Andrew Shouldice, Tunic, un souls-like & zelda-like con una estética preciosa que hará que todos queramos vivir las aventuras de este zorrito adorable.
Análisis de Tunic, el souls-like más adorable de los videojuegos
Nada más comenzar nos encontraremos con el protagonista, un zorrito adorable, despertando en una playa y sin saber donde nos encontramos ni qué hacemos en ese mundo. Con una vista en perspectiva, nos enseñan el entorno, lleno de colores y bastante amigable a primera vista.
Descubriremos que en este juego, un plataformas de acción tipo souls-like, desconocemos el idioma que se habla. Consecuentemente, las señales y objetos están en una lengua indescifrable para nosotros a primera vista. Una de las maravillas del juego es conseguir no explicarte nada mediante. Así pues, para entender todo el mundo de Tunic, deberemos ir coleccionando una serie de páginas de instrucciones como si de un videojuego de los años 90 se tratase. (benditos libretos de instrucciones).
Investiga las instrucciones como lo hacías antes, boomer
El libreto de instrucciones es una de las maravillas que hacen de Tunic un juego único. Con el joystick izquierdo, si jugamos con mando, podremos ir pasando las páginas que recolectemos por el mapa. En ellas se nos irán desvelando las pistas para entender el juego, puntos débiles de los enemigos, mapas detallados de las zonas, habilidades especiales o incluso cómo funciona el sistema de stamina.
Si hacemos Zoom en el mapa, podremos ver la textura del libreto de instrucciones y el detalle más bonito, detrás del libreto verás el juego, como si lo estuvieses jugando en una tele antigua, una tele de tubo, estos detalles son los más mimados del juego.
Tras ir recolectando estas páginas iremos entendiendo el funcionamiento del título, mecánicas internas y todos los sistemas que aporta el título. Aquí tenemos una gran profundidad de mecánicas, para empezar descubriremos como el zorrito tiene una barra de vida, de stamina y más adelante conseguiremos magias.
La stamina se gestiona de una forma muy inteligente. Se caracteriza por el clásico «riesgo/recompensa». De esta manera, cuando ruedas, gastas stamina. Si la gastas entera, no podrás rodar, pero podrás hacer una esquiva. No obstante, si eres golpeado, recibirás más daño, dándote a elegir entre esquivar o coger distancia para recuperar la stamina.
La herencia de Miyazaki
Todo en este juego recuerda de una forma u otra a los juegos de From Software. Por ejemplo, el sistema de puntos de guardado se realiza en una especie de estatuas que recuerdan a las hogueras de Dark Souls. Asimismo, si descansas en ella, recuperas la vida y magia. Análogamente, los enemigos derrotados volverán a aparecer por todo el mapa, exceptuando los jefes finales.
También contamos con unos frascos para recuperar vida, que no quiero ser yo el que los llame «Estus» pero podrían llamarse «Aquellus», por el tema del copyright y eso… Seguidamente, el mundo está interconectado. Es más, todas las zonas tienen sus pequeños puzles y sitios a los que podremos volver más tarde con alguna mejora para desbloquear una zona nueva o incluso ciertos atajos que nos hacen el camino más cómodo.
Es tal la herencia de los juegos Souls que los jefes son bastante exigentes con el jugador, teniendo una cantidad de vida bastante generosa y siendo implacables con nosotros. Lo bueno es que contaremos con un buen arsenal de habilidades para poder acabar con ellos.
No todo van a ser alegrías en el camino
Hay varios aspectos que son buenos y malos a la vez en este título. La nula información de a donde debemos ir puede llegar a frustrar a muchos jugadores. Esto se debe a que no tenemos ningún indicador ni absolutamente nada, aunque el libreto de instrucciones nos irá guiando. Pero claro, para ello primero debemos de tener dichas páginas.
Tunic premia mucho la exploración, pero puede llegar a ser un poco «cansino» debido a que hay muchos, y cuando digo muchos es MUCHOS caminos ocultos. La única forma de descubrirlos es ir chocándonos contra todas las paredes y esquinas que creamos convenientes del mapa. Encontraremos cofres, tesoros ocultos y objetos útiles, etc. La contrapartida es que parecerá que estamos jugando con unas copillas en el cuerpo.
Para jugadores menos expertos en la materia puede ser una gran incomodidad, debido a que si no encuentran ese camino oculto, puede que se queden estancados sin encontrar el escudo, o alguno de los objetos clave del juego.
Análisis de Tunic. Conclusiones
Tunic es una experiencia única en todos los sentidos, y creo que está centrado en una serie de jugadores un poco más acostumbrados a la exploración como en los videojuegos de The Legend of Zelda, Dark Souls o el mismísimo Elden Ring. Pero eso no quita que nuevos jugadores puedan disfrutarlo, solo que se debe tomar con calma e intentando entender que el juego te da poco a poco todas las piezas de ese puzzle gigante que es el juego.
El apartado sonoro y gráfico es absolutamente maravilloso, la música tiene toques alegres cuando la situación requiere y se pone más «oscura» en mazmorras y zonas sombrías, que junto con el apartado visual y artístico hacen una combinación perfecta, todos querríamos tener un peluchito del zorrito en casa.
La parte que me ha disgustado un poco es la cantidad de caminos ocultos que plantea el juego, ya que los jugadores se pueden quedar atascados fácilmente en cualquiera de las zonas. ¿Por qué? Pues porque no se les ocurrió en ningún momento ir frotándose contra las paredes cuál zorro con piojos para poder llegar a una zona nueva. Esos mismos jugadores podrían no caer en que hay un camino oculto que era necesario para avanzar en la historia.
Aun con todo, y pese a esto, la exploración y la interconexión que tiene el mundo me parece digno de estudio de diseño de niveles. Tunic es un juego muy recomendable si lo que se busca es un juego de exploración, acción y desafío pero con un toque muy adorable y family-friendly.
Análisis de Tunic. Clave de juego para PC cedida por ICO.