¡Hola, muy buenas amantes del anime y el manga! Tate no Yūsha no Nariagari, más conocida en territorio europeo como The Rising of the Shield Hero, protagonizó su decimoctavo episodio el pasado miércoles 8 de mayo. Como siempre, Crunchyroll se ocupó de su emisión en España y otros tantos territorios.
The Rising of the Shield Hero protagoniza un arranque espectacular con los que fueron sus primeros capítulos. El anime —sin abandonar las características más tópicas del género isekai— consiguió hacerse con el favor del público. Su buen hacer a nivel de animación y su guion hicieron que el estreno inundase las redes sociales de buenos comentarios. Su producción, no carente de algunos fallos, logró una recepción de lo más notable.
Dancing with the Devil
Allá en sus primeros episodios ya fuimos capaces de vislumbrar lo que sería la dinámica de una serie con muchas pequeñas historias que contar. La estructura, en apariencia simple, centró la acción en los viajes del grupo protagonista. En cierto modo, sus experiencias eran un sistema de entrenamiento: se estaban preparando para enfrentarse a las olas. Los impedimentos no fueron pocos, pues fueron tratados como parias por la propia realeza que debía secundarlos. El contexto, a priori, era simple. De hecho, demasiado simple. Por suerte la cosa no tardó cambiar. La serie, lejos de acomodarse en el dinamismo de la acción desmesurada, apostó por la intriga.
Las implicaciones socio-políticas del ataque pertrechado por los soldados al mando de la realeza no eran pocas. El escudero logró salvar la vida de la joven princesa, pero no sin sacrificio. El enemigo se batió en retirada, mas porque habían logrado su objetivo. No querían asesinar —no en aquel momento— a Melty. Su objetivo era muy diferente: destrozar la imagen social del héroe. Así lo consiguieron grabando, editando y difundiendo la escena. Naofumi se convirtió en el enemigo público número uno. Acusado de secuestrar a la princesa, convertido en un monstruo sanguinario a ojos de la sociedad, inició su viaje de huida.
Tate no Yūsha hizo de la difamación un recurso narrativo. Las implicaciones de tales actos no fueron pocas. No solo comprendimos que el verdadero enemigo es la nobleza, sino que fuimos capaces de entender el estado del pueblo llano. Clero y nobleza se han encargado de engañar a su gente. La necesidad de fe ante la pérdida, el miedo y el dolor han provocado una exacerbada necesidad de focalizar su odio en algo o alguien. Y ese alguien es Naofumi.
Enemigo de la sociedad
El héroe fue defenestrado tiempo atrás por la iglesia de los héroes. Así se ha visto en el trato recibido hasta ahora, pero ha ido a más. Antaño la situación era complicada, pero ahora es terrible. Es por ello que deben huir no solo de los soldados, sino del resto de héroes. Motoyasu, encolerizado como nadie por culpa de Malty, ha sido engañado. La mentira ha calado en lo más hondo de su corazón y su necesidad de ser el héroe entre héroes hace mella en la situación. No ve la maldad tras los actos de su compañera de cabellos rojos.
La iglesia y la religión recogen los peores dogmas y arquetipos del medievo haciendo suyo el concepto de «por el pueblo sin el pueblo». Héroes de arco y espada no lo ven, pero atienden con mayor conciencia crítica la escena. Se percatan de que algo extraño sucede. Los ataques de Malty no temen dañar a su hermana… ¿Acaso intenta matarla? La duda se siembra en su interior. Finalmente, Naofumi y el resto logran escapar y refugiarse en las tierras de un noble amigo de Melty.
El único noble de bien hasta la fecha responde a su llamada de auxilio; Naofumi desconfía, mas acepta someterse a su resguardo. Pronto, por desgracia, son encontrados por otro noble. El ansia de poder moviliza a las tropas de un hombre con necesidad de hacer suya la gloria. Este logra capturar al noble y a Melty, quien se sacrifica por el resto. No obstante, hablamos de un sacrificio inútil. La joven, convencida de que van a ser capturados, no se esconde… Revela su posición queriendo, así, salvaguardar la integridad del grupo. Creo que su decisión carece de lógica, pero es un pretexto —un tanto forzado si me preguntáis— para que Naofumi comience a confiar en ella.
Nobleza y clero como antagonistas
Si algo ha quedado claro que es que existen dos antagonistas principales: nobleza y clero. Malty —el personaje ha sido concebido maravillosamente para cumplir su papel— hace las veces de antagonista con su histriónica presencia. Por otro lado, es igual de cierto que su influencia existe solo por su posición de poder dentro del grupo del estúpido Motoyasu. Porque, en efecto, Tate no Yūsha pone de relieve la estupidez del ser humano a niveles nunca vistos. No inventa ni exacerba unos rasgos inexistentes, solo muestra aquello que no todos tienen el valor de contar. Y no hablo solo del héroe de la lanza.
Con todo, es la nobleza quien encarna el mayor de los males. Las olas de monstruos traen simple y pura destrucción; son el caos. Empero, la gente es capaz de sobreponerse. Son un pueblo tonto, pero un pueblo fuerte. Se levantan y siguen con sus vidas pese a las dificultades. Pero es la nobleza y el clero quien lo destruye todo desde dentro. La nobleza es el veneno en la sangre de un pueblo engañado. Son la corrupción hecha poder. Son, por desgracia, una enfermedad silenciosa que corroe las entrañas de un pueblo ciego.
Hablamos de una sociedad racista que odia al diferente. Así se pone de relieve cuando conocemos el pasado de Raphtalia y al noble que la esclavizó. Los soldados que debían ayudar a su gente hicieron las veces de verdugos y los esclavizaron. La tortura fue el santo y dogma de un hombre despreciable. ¿Su función? Que empaticemos con Raph y veamos con mayor claridad las dicotomías sociales. Es cierto que se consigue, pero la acción vuelve a sentirse un tanto forzada. Aun con todo, hasta el momento la serie cumple con nota todo aquello que se propone.
La decisión
El rescate es fructuoso. El grupo rescata a la princesa y logra llegar hasta el noble. Es allí donde Raphtalia hace alarde de un buen hacer de diseño. No le da muerte pese al odio y la rabia; no encaja con su forma de ser. Acepta la realidad y adopta una posición muy consecuente con lo que se ha mostrado hasta la fecha de ella. Su trágico pasado la ha marcado de por vida —que, por cierto, es muy tópico, mas no por ello malo—. Sus heridas se han comenzado a curar. El anime asienta bien sus ideas y es fiel a lo mostrado con anterioridad. Con el rescate, al final, parece que Naofumi confía en Melty. El grupo está algo más unido. La consecuencia es lógica, pero el trayecto ha sido un tanto errático por momentos.
Pero la consecuencia también tiene implicaciones interesantes a nivel de guion. Melty es, y seguirá siendo, una cría. Es una niña cuya formación de reina sigue en proceso. Observar la realidad es duro y hace que su escala de valores se derrumbe. Con sinceridad, me ha gustado ver cómo la joven empezaba a entender la realidad del mundo. Los nobles no son la panacea, sino que muchas veces hacen las veces de plaga. Ella lo ha entendido, y sabe que cuando reine habrá muchas cosas que cambiar. Por cierto, me confieso enamorado de que el reino tenga una estructura matriarcal.
A continuación, el grupo rescata a los antiguos compañeros de Raphtalia no sin nuestra buena dosis de tragedia incrustada con calzador. Porque aunque nos duele ver a la tanuki herida… Se nos intenta hacer sentir simpatía por sus amigos y familiares, pero no se puede hacer eso mediante dos o tres flashback de dos minutos. La fórmula no termina de funcionar, pero al final también dota de mayor contexto al personaje. Como se suele decir, una de cal y otra de arena. Finalmente, el grupo huye y se produce un enfrentamiento contra un monstruo demasiado poderoso para ellos. La acción la salva la reina de los pájaros.
¿La culpa es del fanservice?
Por momentos no he podido evitar sentir que The Rising of the Shield Hero es esclavo del fanservice. Así lo pensé al observar el crecimiento físico de Raphtalia o las habilidades de Filo. La aparición de las reina de los filolial para salvar la situación reforzó esa idea. Tras destrozar al monstruo convocado por el noble racista adoptó su forma humana y, cómo no, su apariencia parecía responder a ciertos fetiches del público nipón. Carácter y apariencia respondían a un arquetipo de personaje que, en lo personal, no me gusta nada. Lejos de lo que pueda pensar, Filo me tenía «acostumbrado» (si es que uno se puede acostumbrar). Lo que verdaderamente me molestó de la reina fue su errática personalidad.
Aunque de buen corazón, se quiso trasmitir la sensación de que haría lo que fuese necesario por la supervivencia del mundo. Esto quedó de manifiesto con sus constantes advertencias e, incluso, un duelo sin verdadera tensión. Se quiso hacer de su presencia una amenaza, mas en todo momento quedó muy claro que no lo sería. Su exagerada diferencia de poder con el grupo la convirtió en un enemigo inviable, pues de otra forma la serie terminaría en minutos con la muerte de los héroes. De esta forma se creó un personaje insustancial y con una personalidad demasiado dispar; lo mismo te doy un ultimátum, lo mismo me duermo en tu regazo y lloro.
Lo siento, pero creo el concepto del personaje me ha parecido terrible. En cierto modo he sentido, casi, que era una especie de reclamo al más puro estilo fanservice.
Un final épico
Por suerte, el episodio 18 termina a lo grande. Se crea un tercer bando con la aparición de la iglesia. Motoyasu sigue demostrando que es muy tonto e inocente; el lancero ha logrado alcanzar un nivel de estupidez tal que hasta podría ser definido como el idiota legendario. Creo que se ha exagerado demasiado en ese sentido con el personaje haciendo que pierda algo de fuerza narrativa. Pero sí me ha gustado, y mucho, todo ese entramado social. Ardo en deseos de saber qué pasará cuando los semihumanos decidan alzar la voz junto a Naofumi, pues está claro que algo va a pasar.
Y también estoy deseando conocer las consecuencias del duelo entre héroes e iglesia. Porque, en efecto, uno de los más altos cargos de la iglesia ha manifestado su deseo de asesinar a los héroes y hacerse con el poder. De hecho, se intuye (no me lo termino de creer) que ha matado a los otros dos. Pero ha sido su puesta en escena lo que ha dividido la acción en cuatro bandos: nobleza, clero, héroe del escudo y resto de héroes teniendo en cuenta, eso sí, que Motoyasu entraría dentro de la nobleza por los tejemanejes de Malty. El guion sigue siendo uno de los puntos fuertes de una serie que está logrando, aun con sus errores y extraños, causar sensación.
Y todo esto ha venido de una calidad de animación muy notable en casi todo momento. Los altibajos han estado ahí, pero el estudio ha sabido dominar el tempo de su producción para ofrecernos un producto de calidad. La banda sonora, por su parte, no es sobresaliente, pero cumple con su papel y nos permite sumergirnos con relativa facilidad dentro del argumento. De hecho, no recuerdo ninguna composición en concreto, pero eso habla bien de ella: su función de acompañamiento es excelsa. No puedo obviar en estas mis menciones el trabajo de doblaje, sobresaliente en todo momento, así como el muy adecuado ejercicio de traducción de Crunchyroll.
Conclusión final
Pese a sus errores, The Rising of the Shield Hero sigue siendo un isekai muy interesante. Las implicaciones sociales y políticas, con el cóctel de la religión por en medio, ha engendrado una receta con tremendo potencial. Estoy disfrutando enormemente de su visionado y semana tras semana solo deseo saber un poquito más de una historia que, aun con todo, está logrando conquistarme.