Análisis de ‘Streets of Rage 4’

Beat 'em up de la vieja escuela

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¡Hola, muy buenas amantes de los videojuegos! Regresamos, una vez más, con un nuevo análisis. En esta ocasión nos centraremos en las calles de Streets of Rage 4, un proyecto desarrollado por Dotemu, Lizardcube y Guard Crush Games. Hablamos, cómo no, de un beat ‘em up old school en los maravillosos años ochenta, aunque a España llegaría mucho más tarde. De igual forma, ¿cómo olvidar aquellos tiempos en los que la definición de videojuego estaba adscrita a una pila de monedas, un salón de juegos recreativos y un refresco cargado de gas, cafeína e ilusión? Podéis llamarme nostálgico o viejo, mas no me importa; Streets of Rage 4 es un ejercicio de añoranza dedicado a los más clásicos, pero también a quienes se hagan llamar adultos del mañana.

Streets of Rage 4

Análisis Streets of Rage 4
Análisis Streets of Rage 4

Los videojuegos beat ‘em up, también llamados «yo contra el barrio» se pueden considerar como parte del origen de la industria, pues forman parte de la memoria histórica de esta. No obstante, no quiero dejarme llevar por la morriña, así que iré al grano. Streets of Rage 4 es un proyecto inspirado en los años ochenta tanto en estética como en banda sonora. Así pues, toma como referencia los barrios bajos de cualquier gran ciudad americana bajo el abrazo de una banda sonora cañera con toques de electrónica. «Retro» sería una buena descripción. «Psicodélico» también. Sea como fuere, hablamos de un juego pasillero en donde la premisa principal es destrozar hordas enemigas al más puro estilo Chuck Norris.

El desplazamiento será en scroll lateral en 2D, aunque eso no supondrá problema alguno en su narrativa. No por nada, sino porque esta no existe. A fin de cuentas, el equipo de desarrollo nos está exponiendo una suerte de película de Van Damme; el argumento se resume a un torbellino de sopapos sin control. Se estimula la imaginación del jugador con un guion muy sencillo, pero no termina de funcionar. Quiere recrear ese espíritu de los años ochenta en donde no queríamos leer, solo aporrear los botones y avanzar. La problemática de todo esto es que, por muy homenaje que sea, estamos en el siglo XXI; no habría estado de más un argumento más trabajado.

La cosa se resume a los hijos del anterior villano derrotado, aunque no hace falta jugar a los primeros juegos para disfrutar de la experiencia. Volviendo al tema que nos acontece, se nos presentan a una serie de individuos que imparten justicia poética —y violenta— para recuperar la paz de su ciudad. Exagentes de policía, hijos de grandes figura, etc. formarán equipo para detener los planes de una nueva organización malvada. Con algún que otro German Suplex de por medio, avanzaremos sintiendo que, en realidad, cualquier línea narrativa es una mera escusa para seguir repartiendo estopa a diestro y siniestro. Funciona, porque los beat ‘em up siempre han sido así, pero un pequeño cambio a ese respecto tampoco habría estado de más.

Habla con tus puños

Análisis Streets of Rage 4

En lo que se refiere a su jugabilidad, Streets of Rage 4 es más de lo mismo. Lo curioso es que tiene la capacidad de sorprender con cosas que ya conocíamos. Por poneros un ejemplo, mientras le daba un guantazo al enemigo de turno, cierto amigo soltó un «hostias, los gordos de fuego… ¡No me acordaba de ellos» en un ataque de pura nostalgia. Esto se debe, en parte, gracias a su acertado rediseño, pero de eso hablaremos luego. La jugabilidad es, como poco, sencilla. La acción es humilde y directa; no se anda con rodeos. Nos encontraremos con un escenario en el que solo podremos avanzar en una dirección y, salvo algún que otro cameo o pequeño secreto, no hay mayor desvío.

Todo sea dicho, se agradece. La idea es no complicarnos demasiado la cabeza. Así pues, tendremos a nuestra disposición una serie de movimientos. Algo limitada, sí, pero esa es la idea; es una decisión de diseño que respeta el origen. De esta forma, contaremos con un golpe ligero con el cual hacer diversos combos. Aparte, un ataque especial —difiere en tres formas en función de si lo usamos en combo, en estático o tras un salto— y una técnica final. Los ataques especiales consumirán vida, pero podremos recuperarla al golpear a un enemigo si no recibimos daño. En caso contrario, se pierde; es un sistema de riesgo-recompensa estupendo, ya que agrega una capa extra de profundidad muy agradecida.

Las técnicas finales están limitadas por número, aunque podremos conseguir usos extra en el escenario si encontramos una estrella. Esta es un objeto consumible, aunque los hay de varios tipos: dinero, que aumenta nuestra puntuación, o comida, la cual restaura vida. También podremos coger armas y mobiliario para atacar. La realidad es que no hay mucho más, pero no hace falta. Streets of Rage 4 engancha y entretiene. Sin grandes alardes, divierte. Y mucho. Sobre todo en modo multijugador —puedes juntarte con hasta tres amigos más—. El elenco es algo corto, pues se compone de cinco personajes iniciales y algún que otro desbloqueable. Lo bonito es que cada uno tiene su estilo, así que la experiencia se siente muy diferente en función de nuestra elección.

Variedad limitada

Análisis Streets of Rage 4
Análisis Streets of Rage 4

Cómo no, SOR4 está cargado de homenajes. Por ejemplo, podremos desbloquear a algún que otro viejo conocido de títulos anteriores. Este, para variar, mantendrá el mismo aspecto que en su expresión original allá por su paso en Mega Drive o en las mismas recreativas. Ciertos villanos de turno, por poner un segundo ejemplo, harán lo propio con una suerte de ataque especial sacado de esos mismos lanzamientos anteriores.

Por desgracia, la realidad es innegable: es repetitivo. He ahí, no obstante, parte de su encanto. Para empezar, la duración de una partida en dificultad normal no es superior a las cinco o seis horas; depende de vuestra habilidad. La historia se divide en 11 fases, pero ninguna es demasiado larga. La idea es no cansar al jugador, ya que de otra forma sería un juego pesado. Es una de las cualidades inherentes del beat ‘em up, la verdad. La gracia está en experiencias cortas, pero intensas. Por consiguiente, el punto fuerte es la rejugabilidad. Aunque puede resultar cansino si juegas tú solo, es muy divertido desafiarte una y otra vez en compañía de tus amigos.

Al final, buscar una mejor puntuación o superar el juego en una dificultad mayor requiere manos; no es un juego fácil. Todo lo contrario: es bastante complicado. En dificultad normal, de hecho, morí unas cuantas veces antes de conseguir mi objetivo. La cosa es que, si fallas, tienes que reiniciar la fase, aunque te dan la opción de reducir la dificultad mediante más vidas, más técnicas finales, etc. Todo depende. Lo bonito de SOR4, además del multijugador —funciona a la perfección con el remote play de Steam— son el modo arcade o el 1 vs. 1. En el arcade tendrás que superar el juego con una sola vida, cosa muy complicada; el 1 vs. 1 no es nada del otro mundo, pero te permite luchar con otros jugadores. Como anécdota, mola.

Golpea, baila, golpea, disfruta

Análisis Streets of Rage 4

Pero todo esto solo funciona porque a nivel técnico es un juego muy bien hecho. Diría, en realidad, que es excelente. En primer lugar, la hit box es sobresaliente; los efectos al golpear, o recibir un ataque, son muy consecuentes. No se siente para nada injusto; si fallas, es por tu culpa. A esto hay que sumarle una estética y una banda sonora impresionantes. Siendo justos con la verdad, Streets of Rage 4 es una verdadera maravilla a nivel audiovisual. Para empezar, los escenarios. La historia nos transporta a un universo en donde los barrios bajos, la pasma y otros elementos casan a la perfección. Así pues, viajaremos desde los suburbios hasta grandes establecimientos pasando por un dōjō de artes marciales.

Todo, siempre, con un acabado y unas texturas impresionantes. Sí, el 2D lo pone todo en bandeja de plata, pero eso no quita que sea precioso; el resultado final es digno de elogio. Además, los protagonistas tienen un estilo único y desenfadado, muy propio, y cargado de personalidad. Al menos en diseño, que no en psique. Los enemigos, por su parte, se quedan algo atrás, pues terminan siendo algo repetitivos. De hecho, he extrañado una mayor variedad de ataques en los bosses. En lo relativo a la banda sonora, encantado me hallo. Os juro que, por momentos, sentía que, en un momento dado, estaba en mitad de una película de policías de los años noventa para, momentos después, verme transportado a un filme de Bruce Lee en donde yo era el protagonista.

Y todo de manera muy consecuente. La transición entre escenas y escenarios ha sido perfecta, y en parte se debe a su fantástica soundtrack. La OST es, como poco, increíble. Siento si estoy siendo redundante, pero me falta terminología para expresaros lo mucho que me ha gustado. Es cañera, intensa y emocionante. Impacta y marca. Acompaña a la perfección y cambia entre estilos de forma muy acertada. Se ha colado entre una de mis preferidas, la verdad. Siendo sincero, la estoy escuchando mientras escribo las presentes líneas. Al final, aunque podría decirse que todos y cada uno de los elementos audiovisuales son un calco de los juegos anteriores, y suponen la recolección de los clichés más grandes del género, han sabido darle un lavado de cara para que luzcan a su máximo nivel.

Conclusiones

Análisis Streets of Rage 4
Análisis Streets of Rage 4

Streets of Rage 4 es una propuesta maravillosa con un alto grado de disfrute. Es para públicos muy concretos, pero es una opción estupenda para quienes nunca hayan catado el género. Quienes sí lo hayan hecho con anterioridad lo gozarán todavía más. Hablamos de un título con mecánicas muy pulidas y un apartado gráfico-sonoro sobresaliente. Flaquea en historia y en duración, pero es cierto que este tipo de videojuegos suelen ser así. De otra forma, de hecho, se volverían pesados, así que más que un error, es una característica inherente del beat ‘em up. Es un trabajo magnífico en lo que se refiere a recuperar una franquicia sin perder la esencia del original. La rejugabilidad no es mala y el cooperativo es brutal.

Análisis Streets of Rage 4. Clave de juego para PC cedida por Cosmocover.

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