Análisis de personaje #4: Katsura Kotarō, Zura

¿Quién y cómo es Katsura Kotarō?

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Katsura Kotarō, el Samurái Ponche de Frutas 

¡Hola, muy buenas! La verdad es que llevaba mucho tiempo sin hacer un análisis de personaje y, de hecho, no tenía planteado hacer muchos más. Sin embargo, tiempo atrás (lamento el retraso) me preguntaron por Katsura Kotarō y sobre la posibilidad de analizar al personaje y… Aquí estoy. Volvemos con la obra de Hideaki Sorachi.

1. Conceptos básicos

Katsura Kotarō

Katsura Kotarō

Primeramente, ¿quién es Katsura Kotarō? Me formulé esa misma pregunta al hablar de Gintoki; no he querido ser menos en esta ocasión. Kotarō —también llamado Zura— es un bushi, un guerrero que lucha por aquello que cree correcto. Incorrupto hasta la médula, su genuino sentido de las responsabilidad convierte actos denostable en ideales de justicia. Catalogado (durante las primeras sagas) como un terrorista, su presencia carece de maldad alguna. La figura de alborotador que porta es pura y cristalina. Inclusive, uno es capaz de comprender por qué actúa como actúa aun sin llegar a conocerle. Su figura como líder de un grupo rebelde no merma su honor. Pertenece al Joui, vistos como desechos de la sociedad que solo quieren alterar el orden.

Sin embargo, incluso dentro de la radicalidad que supone querer alterar el orden establecido, él se sitúa dentro de una facción moderada. Su deseo de acabar con el dominio de los Amanto podría estar supeditado al racismo, pero no. Aunque inicialmente pueda trasmitir esa idea, su trasfondo es de índole personal: recuperar el pasado es recuperarse a sí mismo. De hecho, podría entenderse que su deseo de expulsar a los Amanto quede referido a su deseo de ahuyentar los fantasmas de un tiempo pretérito. La pérdida de maestro y compañeros de fatigas es un estigma del cual se dice dueño, pero del que nunca se libra.

Ante tales consideraciones, uno podría considerar que Katsura es una especie de heraldo o reliquia de un tiempo anterior. No puede dejar atrás lo que fue, lo que le convierte en un enemigo del presente. A esto hay que sumarle que él mismo pregona su personalidad terrorista como única solución, pero… Sí, encaja en la definición, pero al mismo tiempo no lo hace. Katsura no es un terrorista al uso. No es buena persona, pero tampoco es malo. Al menos así se define hasta que abandona la violencia al comprender que esta no es el camino. Es ahí cuando su personaje da un paso adelante y se demarca como lo que realmente es: un guardián del honor samurái. Su forma de ser, aunque carcomida por la inevitable aura de ridículo y jolgorio que rodea a Gintama, es la de un ser honorable y glorioso.

Por desgracia, se enfrenta en pantalla a una bestia llamada Gintoki. El líder de los Yorozuya reclama pantalla y epicidad en todo momento, y más cuando esta se da, impidiendo que, en muchas ocasiones, el resto se luzca. Zura ha sido uno de los personajes que más ha sufrido el carisma de su amigo, pues le ha impedido abandonar esa imagen de payaso que le persigue. Las últimas sagas han ayudado a limar esa imagen, pero sigue muy presente. Sus apariciones casi siempre son cómicas y solo destila verdadera seriedad cuando se viaja al pasado mediante flashbacks.

Un personaje anclado al pasado

Katsura Kotarō dualidades

Denostado a la figura de payaso, sus puntos fuertes son mayormente olvidados. En una franquicia dada al fresco exceso —siendo este uno de sus atractivos— no hay espacio para la pausa. Es por ello que algunas de las características más especiales de Katsura suelen quedar fuera de escena: su genio táctico y su capacidad de planificación. Aunque es un grandísimo espadachín, su pasado como pesadilla de los Amanto queda opacada por la crueldad de Shinsuke o la demencial habilidad de Gintoki. Tristemente, el aspecto que más se ha resaltado de Zura es su ilógico sentido común. No obstante, formulo una pregunta: ¿Qué es el sentido común en una sociedad de alienígenas y samuráis? Mejor todavía: ¿Qué es el sentido común en Gintama?

Su estrecha relación tanto con Elisabeth como con los explosivos han terminado forjando una idea un tanto equivocada. Cierto es que Kotarō protagoniza algunos de los momentos más irreverentes de la serie, pero ¿quién no lo hace? Por contra, sus momentos más épicos y/o dramáticos suelen ser olvidados con cierta facilidad. Es en su pasado donde solemos ver más del primero, el genio táctico y guerrero, que el segundo, el payaso total. No deja de ser curioso que esta realidad se manifieste en un personaje inevitablemente aferrado al pasado.

Porque, efectivamente, Katsura Kotarō es uno de los mayores payasos de la serie, pero no en un mal sentido. Es una personalidad tremendamente cómica y con grandes rasgos humorísticos. Es imposible no reírse cuando la lía o, simplemente, cuando sale con una solución totalmente ridícula. Empero, no veo por qué esta cualidad no puede convivir con la otra. En Gintoki sucede: ¿Hay alguien que la líe más que nuestro protagonista? Suele ser serio en combate, pero también peca de bufón. Por eso es triste que a Katsura se le estigmatice como un simple recurso cómico cuando, en realidad, es mucho más.

¿Genio o imbécil?

Katsura Kotarō, genio o imbécil

Posiblemente, ambas cualidades formen parte fundamental del personaje. En muchas ocasiones Katsura no se guía por la fría lógica; es apasionado como pocos. Su sentido común es una vorágine de sentimientos; está tergiversado. Esto ha terminado provocando que parezca un imbécil. Nada más lejos de la realidad. Katsura, en realidad, es un genio, pero… En mi opinión personal, creo que el cambio de escenario (pasado vs. presente) hace mella en su capacidad para discernir la realidad o, más bien, el camino que debe tomar. Si nos remitimos a escenas pasadas, es decir, al momento de la invasión Amanto, su figura siempre es destacada como la de una leyenda. Igualmente, si viajamos a su infancia, es situado bajo el marco de un genio. Llegó, inclusive, a gozar de la posibilidad de estudiar en una prestigiosa escuela de la época con no más que su ingenio, pues era pobre.

Esta dualidad en la que vive inmerso se manifiesta siempre tanto para bien como para mal. Su lado más estúpido, por denominarlo de alguna manera, es el predominante. El carácter de la serie así lo exige; la seriedad no tiene cabida en la desenfrenada locura de Gintama. Empero, cuando llega la tensión, la cosa cambia. En el fragor de la batalla, en los momentos más tensos, es cuando reluce el verdadero carácter del rebelde Joui. Véase en el primer filme de la franquicia, o en las batallas más duras de nuestros protagonistas… La cosa cambia. Katsura, aun bajo ese marco de histriónica imbecilidad, hace lo que debe hacer.

Elisabeth, por otro lado, es su mayor apoyo pese a que en no pocas ocasiones se «traicionan» mutuamente en situaciones hilarantes. De hecho, es muy posible que sea Elisabeth quien más remarque su faceta de payaso: sus interacciones no suelen tener sentido alguno y… Bueno, Elisabeth es un personaje un tanto especial.

Vista al futuro

Katsura Kotarō pasado

Hay otras situaciones que nos permiten determinar que hay más de genio que de imbécil, tal y como se demuestra en sus actos respecto a la corrupción del gobierno, pero no quiero hacer grandes menciones a este respecto para evitar futuros spoiler. Diré, simplemente, que fue capaz de adelantarse a todo el mundo; sus aliados pudieron actuar gracias a su genio táctico y su amplio sentido de la planificación.

Odio al mundo

Gran parte de esta forma de ser, o al menos así es como yo siempre lo he querido entender, es para defenderse del mundo. Aunque pertenezca a una facción moderada y, con el tiempo, terminase abdicando de la violencia, sigue siendo un Joui, un rebelde contra la autoridad establecida. Pese a ello, es respetado (comillas de por medio) por sus mayores rivales: el Shinsengumi. Todo esto se explica por la pérdida de su sitio como samuráis. En Katsura el grado de perdida es mayor, pues al perder a su maestro, su mundo se vino a bajo. Su deseo de venganza le condujo a una vida de violencia (aunque en Gintama esto se vea disimulado por su aire inocente y bromista, no olvidemos que Katsura, en realidad, era un terrorista).

Por suerte, de forma paulatina, esto no acaba con su ser original. La estrecha relación que mantiene con Gintoki, Elisabeth y compañía, así como sus nuevas interacciones tanto con sus compañeros Joui como con el resto, suavizan esa rabia hasta, prácticamente, extinguirla.

Marcado por la pérdida

Al igual que sus compañeros Gintoki y Shinsuke, la perdida de su maestro fue devastadora. De hecho, fue esta la que determinó el camino de cada uno de sus estudiantes. Sin embargo, y al igual que Gintoki, pero de distinta forma, Katsura es huérfano. La pérdida de sus maestros fraguó una personalidad fuerte y de autosuficiencia. Aunque no lo parezca por sus múltiples fallas en sus planes, sobre todo aquellos relacionados con los explosivos, no parece haber nada capaz de quitar de en medio a tan persistente personaje.

2. Evolución

Al igual que sucede con otros tantos personajes adultos de la franquicia, el Samurái Ponche de Fruta no presenta una evolución realmente importante. Hasta bien entrado el manga no observamos cambios excepcionalmente notables, aunque es cierto que hay algunos aspectos que si modifica. Para empezar, abandona la violencia total por un modo más medido de cambiar el mundo. Comprende mejor aquello que le rodea; su relación con Kagura influye notablemente en su visión de los Amanto, aunque es realmente la saga de Benizakura la que provoca su verdadera transformación.

3. Diseño

No quiero enrollarme mucho más, pues creo que ya está prácticamente todo dicho. Debo decir que el diseño de Katsura, al igual que el de otros muchos personajes, destaca por su personalidad y no su estética. De hecho, la mayoría de personajes de Gintama son relativamente normales. Si obviamos a los Amanto, los principales personajes y antagonistas (con permiso de Elisabeth) tienen apariencia humana. Su aspecto principal es la personalidad que poseen; Katsura no es una excepción. Zura posee un diseño que sigue una imagen clásica y estereotipada del samurái. Recurre, frecuentemente, a añadidos también de carácter antiguo, pues es ahí donde se recrea su personalidad.

4. Conclusiones

¡No lo olvidéis! Estáis ante mi opinión subjetiva, por lo que estoy abierto a todo tipo de comentarios y críticas, siempre y cuando sean constructivas. Si tenéis alguna sugerencia para el siguiente análisis… ¡Estoy abierto a ellas!

Lo mejor del personaje:

  • Su complejidad como personaje.
  • Sus interacciones con el resto de personajes.
  • Su profundidad.
  • Su manera de reflejarse en el pasado es muy interesante.

Lo peor del personaje:

  • Está encasillado en la figura de payaso de la serie; no se aprovecha todo su potencial.
  • Sus mejores momentos suelen estar demasiado enfocados en el pasado.
  • Tarda demasiado en demostrar su verdadero ser.

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