Tras unos días de espera tras el estreno mundial de It, aquí os traemos el análisis y opinión de It, sin spoiler obviamente. Eso sí, pese a que he esperado para ser objetivo en el veredicto, algo de mi niño interior escapará.
Para quienes recordamos grand-prix también es posible que recordemos una miniserie de principios de los 90s sobre un payaso que aterrorizaba a un pequeño pueblo y más concretamente a un grupo de niños llamados los perdedores. No es que destacara por su calidad precisamente, sus efectos especiales eran ridículos y su metraje excesivo, pero marcó un antes y un después en las películas venideras de ese estilo.
Sí, eres incómodo de ver, pero no, no es por que des miedo.Es por eso que It ha sido muy recordada a lo largo de los años, tanto que, incluso gente que no nació ni tan siquiera cerca de su estreno, sabe que existe por su influencia en la televisión. Es ahí donde la idea del remake, con unos efectos especiales bien realizados y un guion más elaborado comenzó a ilusionar a todos, grandes, pequeños y medianos.
Vamos al meollo, la película está basada en un libro de unos 1500 páginas, es por este motivo por el que la película está dividida en dos partes. La primera, que cuenta la historia de los chicos cuando son jóvenes, y la segunda, veintisiete años después, ya de adultos. ¿Consigue It canalizar todo lo que se cuenta sobre los jóvenes en 135 minutos?
Sí, rotundo. Probablemente los 135 minutos más cortos y a la vez necesarios de mi vida. La película es contundente y tiene escenas bastante duras (algo que se agradece y que se necesitaba) el trabajo de Bill Skarsgard como el payaso Pennywise es excelente tanto con su expresión facial como en la forma de moverse.
Los jóvenes actores hacen su interpretación mejor de lo esperado, quizás hay algún papel algo peor que el del resto, como Eddie (Jack Dylan Grazer) y otros destacan sobre los demás como Shopia Lillis como Beverly (sensacional, espero verla pronto).En alguna ocasión se abusa un poco de la música algo grandilocuente y de los efectos sonoros, quizás para aliviar la densidad del argumento que, pese a durar 135, te deja con ganas de mucho más, de una segunda parte.