¡Hola, muy buenas amantes de los videojuegos! En esta ocasión, desde FreakEliteX os hemos querido traer nuestro análisis de Mutant Year Zero: Road to Eden. En efecto, regresamos a finales de 2018 para recuperar un título que supo mezclar con gran acierto la exploración en tiempo real con un sistema de combate al estilo XCOM. Desarrollado por el estudio sueco The Bearded Ladies, y publicado por Funcom, se inspira en el juego de mesa Mutant Year Zero.
Infierno en la Zona

Sin lugar a dudas, una de las mayores carcomas de la sociedad no es otro más que su acuciante y problemática situación medioambiental. Inmersos en una situación, cuando menos, complicada, el espectro del cambio climático ha emponzoñado aquel lugar al que llámanos hogar. Mutant Year Zero: Road to Eden es un fiel reflejo de la situación o, más bien, un espejo en el cual admirar aquello cuanto nos espera. Bormin y Dux, cerdo y pato mutantes respectivamente, coexisten con otros tantos supervivientes en una versión posapocalíptica muy real del planeta Tierra. Para variar, la culpa fue nuestra. Al principio fue el inevitable ocaso de la naturaleza por acción del ser humano. A continuación, la proliferación de una plaga llamada Peste Roja; los muertos se contaron por miles. Finalmente, llegó la guerra nuclear, lo cual provoco la extinción cuasi total…
Los hubo, no obstante, quienes lograron sobrevivir. Es más, en la actualidad son muy pocos los que poseen algún tipo de conocimiento del tiempo pasado. Uno de ellos es un hombre al que llaman Anciano, líder del Arca, bastión de supervivencia humana. Allí reside junto a sus compañeros tratando de luchar contra un mundo que solo busca su erradicación. Los problemas se cuentan por decenas, pues no se trata —solo— de la escasez de víveres y materiales, sino de los habitantes del yermo. El mundo exterior, denominado Zona, está poblada por una serie de extraños humanos emponzoñados por la locura; su seudónimo, ghouls, es fiel reflejo de la violenta demencia de la cual se hacen llamar dueños. ¿Su objetivo? Acabar con los habitantes del Arca, entre otras cosas.
Por si fuera poco tener que viajar entre parajes radiactivos, pues tendremos que luchar contra cientos de enemigos. En ese contexto surgen los Merodeadores, la última esperanza de la humanidad. Son un grupo de supervivientes de lo más peculiar: pueden soportar las inclemencias del terreno y parecen resistir los efectos de la radiación restante. Ellos son los responsables de obtener recursos, por lo cual no resulta extraño que vayan armados hasta los dientes. Bormin y Dux son Merodeadores y tendrán por misión rescatar a Hammon, uno de los suyos. Su presencia es vital, pues es de las pocas personas con la capacidad de reparar los sistemas del Arca y aprovechar la chatarra. Bormin, el cerdo mutante, nos irá contando la historia al tiempo en que exploramos el exterior. En el proceso descubriremos la existencia de una peligrosa secta y una esperanza: el Edén…
El año del pato
A estas alturas de la película no le descubro a nadie una de las franquicias más destacas de los últimos años, al menos a nivel de relevancia: XCOM. Si bien no soy partidario de trazar comparativas, resulta inevitable: Mutant Year Zero: Road to Eden mama del genio creativo de Julian Gollop y Mythos Games. Hablamos, cómo no, de un juego de estrategia con vista isométrica por turnos con grandes dosis de exploración en tiempo real. De hecho, es en este segundo factor donde se diferencia de XCOM. Al mismo tiempo, es la mecánica fundamental, pues además de ser el motor narrativo de la historia en gran medida, es un factor más a tener en cuenta dentro de los combates. Citando a Jack el Destripador, vayamos por partes:
Exploración en tiempo real

Los escenarios, interconectados los unos a los con otros con viajes rápidos, se componen de diversas rutas. Será en estos donde se localicen tanto enemigos como recursos, siendo los segundos nuestro principal foco de atención. Además de encontrar chatarra, que hace las veces de moneda de intercambio para conseguir nuevas armas y/o mejoras, habrá todo tipo de utensilios: armas, equipamiento, botiquines, etc. Y ahí no queda la cosa, pues en nuestras diversas misiones e incursiones. Es decir, objetivos a los cuales tendremos que llegar caminando. Debo decir que el estudio ha sabido plasmar con gran acierto la tensión de nuestros personajes, pues aunque con cierto grado de comicidad por sus particulares diseños, destellan una gran personalidad.
Su presencia, aunque llamativa, es solo un reducto de su verdadero ser. Es en su forma de interactuar no solo con el mundo, sino entre ellos y con otros tantos personajes, donde radica la belleza de Mutant Year Zero: Road to Eden. Es más, me esperaba un juego de estrategia con una retahíla de chistes fáciles de animales, muertos y mutantes, pero no. Nuestros protagonistas, a los cuales se unirán otros tantos con el paso del tiempo, poseen ese deje de humor negro que tanto nos gusta, pero son conscientes del peligro de su profesión. En su voz —el doblaje, en inglés, es excepcional— se trasmite no solo la camaradería, sino preocupación, miedo y valentía. A fin de cuentas, son dos mutantes enfrentados a un mundo inhóspito y peligroso.
En efecto, hay tiempo para el humor, pero es mayormente serio. Y es así como debe ser. Es a través de esta formula que la exploración gana enteros, pues somos capaces de sentir la tensión del momento. Nuestra forma de interaccionar con el entorno será muy importante, pues deberemos ser conscientes de aquello cuanto nos rodea en todo momento. Atravesaremos yermos destruidos por el paso del tiempo esquivando enemigos y animales salvajes con no otro objetivo que sobrevivir, pero… No se trata solo de eso: seleccionar el punto de partida de una batalla es solo el principio. Si somos capaces de colarnos en las filas enemigas a través de nuestra exploración, podremos liquidar enemigos sueltos, adoptar posiciones ventajosas y/o estudiar la estrategia de forma óptima.
Combate

Una vez entremos en combate, habrá que prestar mucha atención a nuestros alrededores. Por añadidura, existirán diferentes modelos de armas con características diferentes: daño, crítico, rango, etc. Por ende, tendremos que tener en cuenta otros tantos factores, tales como la presencia de obstáculos que puedan ofrecer protección a nuestros personajes u enemigos. Movernos por el terreno de forma adecuada será vital, y lo haremos distribuyendo el escenario en una especie de cuadriculas que marcan las diferentes posiciones y movimientos posibles. Por citar un ejemplo, no es lo mismo colocarse detrás de un árbol que en una explanada o en un lugar alto; hay diversos elementos a tener en cuenta si no queremos terminar siendo abono.
¿Y que más podemos hacer? Dispondremos de una serie de acciones. Además del ya mencionado movimiento, podremos disparar, recargar, curarnos, cubrirnos con algún elemento del terreno (siempre que nuestra posición lo permita), lanzar granadas o adoptar una posición defensiva que nos permitirá reaccionar con un disparo al movimiento enemigo. En resumidas cuentas, las variantes no son tantas como cabría esperar, pero ofrecen la cantidad justa y necesaria de opciones para poder trazar diversos tipos de estrategia sin sentir el peso de la repetición como un obstáculo. Aunque la mecánica es siempre la misma y no ofrece una verdadera variabilidad a nivel práctico, la disposición de los escenarios, así como la inclusión de nuevos compañeros y variantes tácticas, harán que el juego no sea repetitivo pese a que, en realidad, sí lo es.
Una vez termine el combate obtendremos, entre otras cosas, experiencia, la cual nos dará ventajas y puntos de mutación. Estos puntos, válgase la redundancia, nos permitirán activar diversas mutaciones para mejorar a nuestros personajes y/o dotarles de nuevas capacidades.
Rendimiento

De cualquier manera, uno de los aspectos más importantes a la hora de adquirir un título en Nintendo Switch no es otro más que su rendimiento. Por norma general, de hecho, suelo dedicar un apartado al susodicho aspecto en todas mis reseñas; esta ocasión no va a ser diferente. En ese sentido, Mutant Year Zero: Road to Eden funciona muy bien: las transiciones son fluidas y los frames por segundo son estables. Podríamos afirmar que el estudio ha sabido adaptar con gran acierto el juego a la plataforma de Nintendo, pero es igual de cierto que a nivel gráfico el título se resiente mucho. No, muchísimo. El acabado es tosco y responde más a los estándares de la generación pasada que de la actual.
Otros tantos títulos con un peor acabado han sabido llevar mejor el cambio gracias a su estilo y su dinamismo, pero este no es el caso. La ya mencionada exploración pierde parte de su atractivo debido a que los escenarios no están tan bien conseguidos como cabría esperar. Al tiempo, las animaciones se sienten… feas. No es la palabra más adecuada, pero es así. El juego no es especialmente atractivo a nivel visual, y se nota. El resto de factores logran suplir con gran acierto las carencias a su llegada a Nintendo Switch, pero es notablemente inferior al del resto de sus competidores. En lo personal, siendo sincero, creo que Nintendo no es una consola adecuada para este tipo de juegos en lo que a visionado se refiere.
Por mecánica e historia es una maravilla, y encaja a las mil maravillas, pero las diferencias cualitativas a nivel visual son demasiado significativas. No tanto el apartado sonoro, que goza de un gran acabado y dinamismo.
Conclusiones
Mutant Year Zero: Road to Eden es un título que destaca tanto por historia como por narrativa, así como por sistema de juego. Aunque el guion no ofrece nada realmente original, su peculiar contexto hará las delicias del jugador. Al tiempo, los personajes están dotados de un carisma sin parangón, lo cual hará que todo sea mucho más entretenido… Joder, que son un pato y un cerdo mutantes con la capacidad de hablar. Es una historia de colegas mutantes en un mundo devastado por la codicia humana y la radioactividad, ¿qué más podemos pedir? Pues un sistema de combate pulido y profundo, pero sencillo al mismo tiempo. Es fácil, pero complicado ser un verdadero maestro. El punto negativo lo pone el apartado gráfico, muy flojo en la consola de la gran N.
Análisis Mutant Year Zero: Road to Eden Switch. Clave de juego cedida por terminals.io.