
Allá por 1996 surgió, con toda probabilidad, una de las franquicias más relevantes de la historia de los videojuegos. Bautizada como Pocket Monster, instauró un imperio con nombre propio: atrapa-monstruos. Un nuevo género había nacido, mas pocos atinarían a predecir el tremendo impacto que tendría en nuestra cultura. Así pues, el devenir de los tiempos hizo de las suyas. Poco a poco, la propuesta recibió nuevas formas y estilos en forma de secuelas. No obstante, Game Freak no sería la única en seguir aquella ruta. Muy pronto surgieron rivales, aunque pocos lograron hacerle sombra.
Es más, la fama hizo que la empresa se relajase: la calidad de sus productos no fue progresiva y, en lugar de superarse entrega tras entrega, se estancó. Hay quien dice, inclusive, que los juegos de ahora son perores, pero no entraré ese tema. Sea como fuere, los desarrolladores vieron la oportunidad de aportar su granito de arena; el género necesitaba sangre fresca. Así fue como nacieron propuestas tales como Nexomon, uno de los mejores indies de 2020.
Monster Sanctuary

Habría cabido esperar un año sin mayores novedades, pero Moi Rai Games y Team17 no estaban de acuerdo. De esta forma nació Monster Sanctuary, obra que hoy nos compete analizar. En forma de juego de rol con exploración tipo metroidvania, Moi Rai Games expuso al mundo su particular visión creativa. Así pues, a través de una estética pixel art preciosa, engendró al que sería su hijo pródigo: un fantástico atrapa-monstruos que, con sus virtudes y defectos, ha sabido conquistarme.
Pero como dijo Jack el Destripador, vayamos por partes. En primer lugar, las plataformas. Monster Sanctuary está disponible en Nintendo Switch, PlayStation 4 y Xbox One. Aparte, es posible disfrutar de la experiencia en ordenador a través de Linux, Windows y Mac OS. O lo que es lo mismo, vais a poder jugar en casi cualquier dispositivo a excepción de móviles. Dicho esto, podemos hablar de su precio, el cual oscila sobre los 19-20 € en función de la plataforma y el momento.
Como tal, se publicó originalmente en agosto de 2019, pero nosotros hemos tenido el placer de disfrutarlo a finales de 2020 en Nintendo Switch. A tenor de mi experiencia en el mundo de los videojuegos, diría que esta es la mejor plataforma posible para disfrutar de la propuesta de Moi Rai Games. ¿Por qué? Portabilidad y estética. En cualquier caso, considero —mas no puedo afirmar— que debe ser igualmente disfrutable en el resto de dispositivos. Dicho esto, comencemos.
Sinopsis
¡Adéntrate en el mundo basado en los metroidvania de Monster Sanctuary, explora las extensas tierras y convoca a tus monstruos para que te ayuden dentro y fuera del combate! Usa sus habilidades únicas para volar, montar y luchar, y así superar los puzles del entorno y los precisos niveles de plataformas. Eres libre de recorrer el mundo a tu propio ritmo. ¿Tienes todo preparado para dominar el Santuario?
Una narrativa metroidvania venida a menos

Empecemos, como no podía ser de otra forma, por la narrativa y la exploración. Monster Sanctuary es un juego con una premisa y un trasfondo muy sencillo. Es más, apenas se detiene en revisar los elementos de su historia y va directo al grano. Por un lado, podríamos decir que se trata de un acierto siempre y cuando busques una acción concreta y sin grandes rodeos. Por desgracia, hablamos de una obra con características RPG, así que habría cabido esperar un mayor énfasis en su argumento. La narrativa, demasiado ligera, apenas se detiene en contarnos qué está pasando.
Si bien es cierto que comprendemos a la perfección la trana, nos habría gustado disfrutar de un mayor impacto narrativo. No podemos decir que sea un error, pero se siente un tanto hueco. Se explica y define cuasi a la perfección, ya que no hay espacio para las dudas, pero… Hablamos de un juego de exploración metroidvania con muchas salas y escenarios. Empero, apenas hay lore que descubrir, secretos que leer, etc. Se limita a explicar que somos criadores de monstruos con el objetivo de descubrir que está pasando. Al parecer, los humanos son capaces de vivir en armonía con los monstruos siempre y cuando los críen desde su nacimiento.
En caso contrario, son agresivos y es necesario entrenar a nuestras propias criaturas para defendernos. Somos parte de una familia con mucha tradición y será nuestra misión —y la del resto de criadores— descubrir porque está aumentando la presencia de Monstruos Campeones, que son más fuertes y agresivos de lo normal. Como podéis ver, no es una trama demasiado elaborada. El guion no está especialmente desarrollado y apenas trasciende. En cualquier caso, tampoco es impedimento para disfrutar del resto de sus características, las cuales si destacan. Como tal, si vamos directos al grano y no queremos completar el juego al 100%, podemos hablar de unas 20-25 horas de juego.
Un atrapa-monstruos sensacional

Con anterioridad os hablé de un juego con características de RPG, pero la verdad es que eso no es del todo cierto. A diferencia de Nexomon o Pokémon, aun sin perder el nexo de unión, Monster Sanctuary es diferente. He ahí, sin lugar a dudas, su principal atractivo: es distinto a la mayoría de atrapa-monstruos. Para empezar, porque la exploración es una suerte de metroidvania —mucho más sencillo para el usuario— en donde iremos dando saltos por todas partes. El diseño de los escenarios y niveles, lejos de ser especialmente laberíntico, es muy lógico y coherente, aunque esconde más de una sorpresa y camino secundaria.
Así pues, a través de una perspectiva en scroll lateral, disfrutaremos de un atrapa-monstruos en donde las habilidades de nuestras criaturas serán claves. La exploración, como tal, implica superar obstáculos que requieran de una llamarada de fuego, un ataque que destroce muros secretos o un pequeño planeo que aumente nuestra distancia de salto. De esta forma, las criaturas que formen parte de nuestro equipo serán claves a la hora de explorar. También lo serán las «misiones secundarias», ya que nos darán objetos tales como unas botas para hacer un doble salto o unos calzoncillos calentitos para poder bucear en aguas muy frías y no congelarnos en el intento.
Poco a poco, nuestros movimientos irán revelando porciones de mapa cada. Todo siempre a través de un pixel art precioso que, sin llegar a ser demasiado innovador, sabe conquistarnos. Peca de ser sustancialmente repetitivo una vez llevamos un par de horas en una misma zona, pero están muy bien diferenciadas las unas de las otras. En consecuencia, viajaremos desde el clásico bosque repleto de limos y gatos hasta la una montaña helada pasando por cuevas subterráneas y áreas de fuego y lava. Como detalle, algunas salas contarán con una especie de piedra azul que funciona como teletransporte.
Hazte con todos… o no

Y es ahí donde entra, cómo no, el factor atrapa-monstruos. Para proseguir con aquestas nuestras aventuras tendremos que superar ciertos desafíos inevitables. Entre ellos, algunos combates contra Monstruos Campeones, uno de los mayores desafío. Por añadidura, necesitaremos aliados para poder batallar contra estos. Cómo no, hablamos de monstruos. Empezaremos eligiendo a una suerte de inicial que hace las veces de espíritu familiar: sapo, águila, león y lobo. Será nuestro guía y nuestro principal compañero, pero muy pronto podremos aumentar el número de camaradas. Para ello no tendremos más que luchar contra cualquier enemigo que veamos en el escenario.
Cuando venzamos, y en función de nuestro desempeño —entre 0 y 5 estrellas—, tendremos un porcentaje de dropeo. En algunos casos soltarán huevos. Tras incubarlos (basta con ir al menú y darle a un botón) nacerá un nuevo monstruo que se unirá a nuestras filas. Sin más. No hace falta que compres herramientas ni te dejes el salario en bolas de colorines: aquí es más sencillo. La verdad, se agradece. Es un sistema bastante innovador, todo sea dicho, y la verdad es que me ha gustado. En cualquier caso, nuestras criaturas se agrupan en distintas clases con distintas habilidades, fortalezas y debilidades.
Habrá elementos: tierra, fuego, eléctrico, agua, etc. y ataques mágicos y físicos. Cada criatura tiene sus propias estadísticas, desde vida hasta mana pasando por daño y probabilidad crítica, ataque físico y mágico, armadura… No es demasiado complejo, pero sí lo suficiente para que tengamos que detenernos a pensar. No por nada, sino porque podremos equiparles un arma y tres accesorios que modificarán sus parámetros y porque tendremos que decidir el tipo de combatiente que es a través de una árbol de habilidades. En efecto, tendremos posibles rutas, pero en general sirven para determinar el nivel de un ataque, mejorar un stat concreto y demás. Sin ser una locura, ofrece variantes interesantes entre unas criaturas y otras.
¿No decías que no era un RPG?

No, no lo es, pero si qué rescata algunas de sus características. Principalmente, el combate por turnos. A la hora de disputar un duelo contra cualquier tipo de enemigo —la derrota no implica reiniciar, solo salir del combate y regresar al punto anterior— lo haremos por turnos. Nuestro equipo será de seis, pero podremos cambiarlo en casi cualquier momento. Si luchamos contra monstruos salvajes, participarán tres criaturas de nuestra elección. Atacaremos y aumentaremos una especie de contador de combo: el último ataque siempre hace más daño que el primero. Entonces será el turno de lo enemigos, y así una y otra vez. Habrá estados alterados, buffos y debuffos, ataques mágicos y físicos, elementales y neutrales, etc. Vamos, que está bastante bien construido.
Sin ser una locura, rebosa originalidad. Tiene personalidad y encanto, y eso es algo que siempre agradecemos. Por su parte, las batallas contra otros criadores in game son muy parecidas. La diferencia es que el primero en atacar solo podrá usar a dos monstruos durante el primer turno. Además, participarán hasta seis criaturas, así que es más complejo. Le agrega un punto extra de dificultad y estrategia interesante, pues tendremos que construir composiciones.
Pixel art en scroll lateral

Para terminar, un pequeño repaso audiovisual y de rendimiento. En primer lugar, la gráfica. Ya lo he comentado con anterioridad, pero lo vuelvo a hacer: Monster Sanctuary es un juego de estética pixel art preciosista en scroll lateral. Es, como poco, un juego muy bonito en donde destacan los escenarios. Están bien construidos y utilizan una paleta de colores muy amena y adecuada. Las criaturas son bastante originales, aunque no destaca ninguna en concreto; no son demasiado transgresores. Lo que si ha llamado mi atención ha sido la «monstruopedia», una suerte de enciclopedia en donde podemos ver un arte más detallado y una descripción relativamente extensa de nuestros monstruos.
Sobre la banda sonora, acompaña muy bien. No destaca, pero logra no ser repetitiva y cansina en ningún momento. Sabe cuál es su papel, pero habríamos preferido una mejor soundtrack. Sin ser mala, carece del impacto que se le pide a la música de cualquier buen videojuego. En último lugar, el rendimiento. En Nintendo Switch ha cumplido con nota en portátil e híbrido. La tasa de frames por segundo ha sido estable en todo momento y no he encontrado bug alguno. Vamos, que ha rendido como cabría esperar.
Conclusiones

Monster Sanctuary es un gran atrapa-monstruos. Más allá de que no triunfa como metroidvania, podemos tomar este género como un mero deje a modo de exploración que busca diferenciarse de los demás. En ese sentido, es una fortaleza, pero sigue siendo una debilidad al ser incapaz de aprovechar al máximo las bondades de estos. Además, la narrativa tampoco es nada del otro mundo. Por el otro lado, sí que podemos dar la enhorabuena a los desarrolladores por la construcción de su mundo en cuestiones de cohesión, lógica y mecánicas.
Se nota que han hecho un gran esfuerzo en ajustar bien las estadísticas y dificultad de cada combate, pues en ningún momento se siente injusto. Además, es muy bonito y entretenido. Es una propuesta absorbente que, pese a no ser demasiado larga (si no vamos a por el 100%), se disfruta muchísimo. En resumidas cuentas, un buen videojuego.
P.D. el juego está en español.
Análisis Monster Sanctuary. Clave de juego cedida por Team17 a través de Press Engine.