Análisis de ‘Dying Light’ | Una obra maestra del género zombie

La obra magna del género de zombies por parte de Techland. ¡Nos preparamos para su secuela con el análisis de su primera entrega!

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Dying Light es un título que marcó un punto y aparte en los videojuegos de temática zombi. Al menos es así desde mi punto de vista personal. Se trata de uno de mis juegos favoritos —sin lugar a dudas— de la pasada generación. Por suerte, y como muchos ya sabréis, este mismo año tendremos su esperada secuela: Dying Light 2 Stay Human. El juego fue desarrollado por la compañía polaca Techland. La secuela, cómo no, también corre a su cargo. No obstante, hoy hemos venido a hablaros del primer juego. En efecto, tenemos análisis de Dying Light.

Como tal, la primera entrega vería la luz en un ya lejano enero de 2015 acaparando toda la atención del público. Entre otras cosas esto se debió a una ventana de lanzamientos bastante escasa por aquellas fechas. Sea como fuere, nos cogió a todos por sorpresa por la excelente calidad de todos y cada uno de sus apartados. Lo hizo tomando las bases de su predecesor Dead Island. Así pues, Dying Light sería una mejora tanto en mecánicas jugables, gráficos e historia respecto al anterior.

Lo haría mezclando parkour con un combate satisfactorio, buenas físicas y un elenco de enemigos pocas veces visto hasta la fecha. Incorporaría, asimismo, un sin fin de detalles técnicos que a, día de hoy, siguen sorprendiendo y superando la calidad de muchos otros títulos más recientes.

Bienvenido a Harran

Análisis de Dying Light
Análisis de Dying Light

La historia nos llevaría a un paisaje muy peculiar de Oriente Medio. Más concretamente, a una ciudad ficticia de nombre: Harran. Sería el lugar donde se celebrarían las Olimpiadas de 2014. Sin embargo, un brote vírico se expande por la ciudad por motivos desconocidos y la urbe queda completamente aislada y en cuarentena. Con los supervivientes atrapados dentro del lugar y las vías de evacuación cortadas, los pocos que quedan vivos frente a esta epidemia zombi deben refugiarse en las alturas de las casas y edificios. Aún por encima de todo, su prioridad sería evitar la noche a toda costa. No por nada, al caer el sol sobre Harran es cuando las criaturas más peligrosas salen de cacería.

Es aquí cuando entra nuestro protagonista: Kyle Crane. Miembro del SAI y encargado de encontrar a un ex-miembro de la agencia refugiado en Harran. Este ha robado un archivo que podría contener la clave para parar el virus. Por desgracia, las cosas se complican nada mas llegar a la ciudad, pues Crane es infectado. Así pues, tendrá que luchar contra el virus mediante el uso de la antizina, un retro-vírico que retrasa lo inevitable. A grandes rasgos, el SAI lo distribuye mediante entregas aéreas por toda la ciudad.

Para sobrevivir, Crane tendrá que aliarse con los supervivientes y descubrir que las alturas y el parkour serán su mejor herramienta frente a la horda incesante de muertos vivientes. Todo ello mientras trabaja como agente secreto del SAI. Por supuesto, no solo tendremos que hacer frente a miles y miles de zombis. También a psicópatas, asesinos o saqueadores que habitan la ciudad y estarán dispuestos a matarnos.

Buenas noches y buena suerte

Análisis de Dying Light

Como hemos mencionado, el parkour será un elemento clave en la aventura. Mediante un completo abanico de movimientos, Crane podrá subir a las alturas y sortear a los muertos vivientes y enemigos que encontremos. Tendremos muchas opciones, desde correr por paredes hasta trepar muros y salientes pasando por saltos desde grandes alturas sobreviviendo, en el proceso, con un gancho para escalar. Todo este compendio se irá desbloqueando a medida que consigamos subir de nivel y adquiramos distintas habilidades según nuestras necesidades.

Será a través de tres árboles de habilidades distintos: superviviente, centrado en el crafteo y el comercio; agilidad, centrado en nuevos movimientos de parkour; combate, donde podremos desbloquear nuevos movimientos para el combate a melé. Todo mientras exploramos una ciudad dividida en dos grandes zonas: Barrios Bajos y Ciudad Antigua. Cada una de ellas estará muy bien diferenciada y dispondrá de distintas posibilidades de exploración. Habrá multitud de edificios y casas a las que podremos acceder y rebuscar entre armarios, muebles y cofres recursos. Entre otras cosas, nos servirán a la hora de crear nuevos modificadores para nuestras armas cuerpo a cuerpo, botiquines u objetos arrojadizos como petardos o chuchillos.

Todo ello con la presión del tiempo a nuestras espaldas, ya que al caer la noche los Coléricos saldrán de caza. A grandes rasgos son zombis muy fuertes y peligrosos que merodearán el la oscuridad de las calles. Cómo no, si entramos en combate contra ellos, pues tendremos las de perder. La única manera de evitarlos será refugiándonos en las distintas guaridas y zonas seguras distribuidas por el mapa. También nos la podemos jugar e intentar sobrevivir durante toda la noche. ¿Con qué motivo? Los puntos de experiencia se duplican durante estas horas. Ahora bien, si morimos perderemos toda la experiencia acumulada.

Gráficos, Sonido y Jugabilidad

Análisis de Dying Light
Análisis de Dying Light

Dying Light es un juego precioso. Su calidad visual está muy por encima de lo visto en otros lanzamientos de 2015. Además, cuenta con uno de los mundos abiertos más detallados y ricos que he visto en un juego de temática zombi. Como tal, el escenario está cargados de los tonos cobrizos y amarillentos característicos de ciudades del Medio Oriente. Esto le da un toque único y fresco a una temática donde acostumbramos a ver paisajes más occidentales. Más oscuros. Por su parte, la iluminación es sobresaliente ylos modelados de los cientos y cientos de muertos vivientes están a un nivel excelente. Inclusive, muchos de ellos tienen físicas individuales para cada una de sus prendas de ropa. También aporta un sistema de desmembramiento contundente y un nivel de gore espectacular.

Está repleto de detalles que os volarán la cabeza. Buen ejemplo de ello son las gotas de sangre corriendo por la pared después de aplastar la cabeza de un muerto viviente contra ella. Aparte, los interiores cuidados al más mínimo detalle con multitud de objetos destructibles en ellos. Su banda sonora quizá pasa un poco más desapercibida, ya que es mucho más ambiental. Eso sí, sirve para generar situaciones de tensión, acción e, incluso, momentos de terror. Quiero remarcar especialmente el doblaje al castellano. Es exquisito. Detrás hay un trabajo formidable, especialmente con Kyle Crane.

En cuanto a la jugabilidad sólo puedo decir que estamos ante uno de los mejores juegos a nivel de parkour desde Mirror’s Edge (del cual Dying Light a tomado claras referencias). Con una cantidad de movimientos y libertad de acción sin igual. Una cantidad de armas cuerpo a cuerpo muy variada y que se adapta al estilo de cada jugador. Desde armas pesadas, ligeras, cortantes o contundetes. Con modificadores que aplican distintos efectos elemoentales y que varian incluso según la meteorología como lo es la lluvia con la electricidad. Una exploración muy satisfactoria que invita a explorar todos los recovecos y lugares que encontremos por el escenario. Todo esto acompañado de una gran historia y unas secundarias estupendas.

Análisis Dying Light, conclusiones

Análisis de Dying Light

Dying Light es una obra de culto para los fans del género zombi gracias a una frescura y una calidad pocas veces vista. Se trata de un juego que explota a la perfección todos y cada uno de sus apartados. Además, cuenta con muchísimo contenido disponible y DLCs tanto gratuitos como de pago. Por mencionar algunos, destacan The Following (una maravilla de expansión) Hellraid, Bozak’s Horde.

Y por si no lo sabíais, podemos explorar Harran hasta con 2 amigos más gracias a su cooperativo. También tiene un modo Battle Royal. Así que si aún no has probado a sumergirte en el mundo de Dying Light y quieres prepararte para su inminente secuela, no dudes en adentrarte en Harran. Te aseguro que la experiencia será inolvidable.

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