
Imagínate esto: estás en un Filipinas que no existe, pero que sientes tan real que casi puedes saborear el adobo y escuchar el bullicio de las calles mientras el sol te pega en la nuca. Ahí es donde Until Then (te lo contamos en nuestro análisis) te suelta sin previo aviso, con su pixel art que parece sacado de un sueño febril y una historia que te agarra del cuello desde el minuto uno.
Firmado por Polychroma Games y lanzado en junio de 2024 para PC y PS5, no es solo un pasatiempo; es un viaje emocional que te hace reír con tus colegas virtuales un segundo y al siguiente te tiene mirando al techo, pensando en esas cosas que dejaste sin decir.
Mark Borja, el protagonista, es un adolescente perdido en su propia vida, y acompañarlo es como meterte en una montaña rusa de sentimientos con una banda sonora que te clava el alma al asiento.
Análisis de Until Then, una preciosa novela visual sobre la perdida
¿Listo para ver si esta joyita cumple lo que promete o se queda en un bonito espejismo? Lo primero que te golpea es el arte. Es una delicia visual, con una paleta que mezcla tonos cálidos y melancólicos, como si cada pantalla fuera un recuerdo a medio desvanecer.
Los escenarios están llenos de detalles —un puesto de comida callejera aquí, un cartel descolorido allá— que te hacen sentir que este mundo respira, que tiene vida más allá de la pantalla. Y luego está la música, una banda sonora que no solo acompaña, sino que te guía por los altibajos emocionales de la historia.

Hay momentos en los que una melodía sencilla de piano te deja con un nudo en la garganta, y eso es un punto a favor enorme: el juego sabe cómo usar el sonido para meterte de lleno en la cabeza de Mark. La narrativa es el corazón de Until Then, y aquí es donde brilla con luz propia.
No es una historia lineal de «salva el mundo»; es más bien un viaje íntimo sobre amistades que se tambalean, pérdidas que no sabes cómo procesar y ese sentimiento de estar buscando algo que ni siquiera puedes nombrar.
Mark no es el típico héroe carismático; es un chaval normal, a veces torpe, a veces perdido, y eso lo hace humano. Los diálogos están escritos con un cuidado que se nota: son naturales, con ese toque de humor adolescente y frases que podrían salir de una conversación real entre amigos.
No reinventa nada, pero hace bien lo que se propone

Hay una escena en la que Mark y sus colegas discuten sobre tonterías cotidianas, y de pronto todo da un giro que te deja pensando en lo frágil que es todo. Esa habilidad para pasar de lo ligero a lo profundo sin que se sienta forzado es uno de sus mayores aciertos.
Pero no todo es perfecto, y aquí viene donde el juego tropieza un poco. El ritmo, por ejemplo, no siempre está bien medido. Hay tramos que se alargan más de la cuenta, como si el juego quisiera que saborees cada momento, pero a veces solo te deja con ganas de que avance.
No es que sea aburrido, pero sí hay instantes en los que te preguntas si tanta pausa era necesaria.

Además, aunque los personajes secundarios tienen carisma —como Nicole, que te saca una sonrisa con su sarcasmo, o Ridel, que carga con un peso que vas descubriendo poco a poco—, no todos están tan desarrollados como podrían.
Algunos se quedan en la superficie, y eso duele porque el juego te hace querer saber más de ellos. La jugabilidad es otro punto que merece charla. No esperes mecánicas complejas; esto no es un Dark Souls. Aquí el foco está en explorar, tomar decisiones y resolver algún que otro puzle muy sencillo.
Las elecciones que haces afectan la historia, aunque no siempre de forma tan drástica como te gustaría. Hay veces que sientes que el juego te lleva de la mano más de lo que debería, y eso puede frustrar si buscas más libertad.
Una historia que merece ser contada

Sin embargo, hay minijuegos —como uno donde tienes que tocar el piano— que le dan un toque fresco y rompen la monotonía. No son revolucionarios, pero encajan bien con la vibra relajada del título.
Uno de los temas que más resuenan en Until Then es el duelo, y cómo lo manejan es tan bonito como desgarrador. No te lo tiran a la cara con grandes discursos; está tejido en las pequeñas cosas: una foto vieja, un mensaje que no contestaste, un silencio que dice más que cualquier palabra.
Pero, ojo, no es un juego que te deje hundido. Hay esperanza entre las grietas, y eso lo hace especial. Aunque, siendo sinceros, a veces cae en clichés narrativos que restan un poco de fuerza a la originalidad que tanto presume.
Técnicamente, me ha sorprendido que el juego puede ser bastante exigente con nuestro PC pese a que no es muy complejo. Al menos en mi caso, pues la gráfica se me ponía a tope si subía algunas características gráficas.
Aparte, he leído por ahí que algunos han tenido problemas con bugs menores, como diálogos que se repiten o animaciones que se traban, aunque a mí no me pasó. Nada que arruine la experiencia, pero es algo a tener en cuenta.
Análisis de Until Then: conclusiones


Entonces, ¿vale la pena Until Then? Si te gustan las historias que te hacen sentir, que te obligan a mirar un poco dentro de ti mientras te pierdes en un mundo que parece sacado de un sueño nostálgico, la respuesta es un sí rotundo.
No es perfecto: el ritmo tambalea, algunos personajes piden más profundidad y la jugabilidad no va a cambiar el género. Pero lo que hace bien —emocionarte, envolverte, hacerte reír y luego darte un golpe suave en el pecho— lo hace de maravilla.
Es como ese amigo que te cuenta su vida en una tarde de café: no todo es épico, pero te quedas con ganas de escuchar más. Si lo pillas con el corazón abierto, te va a dejar pensando mucho después de los créditos.


- Ese pixel art en 2.5D con detalles que dan vida a cada rincón.
- La banda sonora está muy conseguida y aporta muchísimo.
- Las charlas entre Mark y sus amigos son tan naturales que parecen sacadas del mundo real.
- Cómo trata la pérdida, sin grandes dramas pero con pequeños detalles que duelen, es de lo más bonito y humano del juego.
- El Filipinas ficticio está tan bien construido que casi puedes oler las calles y sentir el calor.

- Hay momentos que se alargan demasiado y te sacan de la experiencia.
- Algunos secundarios, como Nicole o Ridel, tienen chispa pero les falta más desarrollo para brillar del todo.
- Las decisiones y los minijuegos están bien, pero a veces parece que te llevan demasiado de la mano.