
Cuando te adentras en el mundo de The Precinct por primera vez y te preparas para jugar o hablar de él en un análisis, es como si alguien te pidiese que desempolves ese viejo VHS de los 80 en los que un agente de policía se enfrenta al caso de su vida.
Con neones que parpadean en el horizonte, una estética con aire retro y una banda sonora que evoca esas míticas escenas de persecución, patrullas nocturnas y lluvia al son de un café caliente, es como volver a la era dorada del cine policiaco. Pero… ¿No es un videojuego? Pues sí.
Este sandbox de acción desarrollado por Fallen Tree Games y publicado por Kwalee ya está disponible en PC y consolas. Y lejos de lo que puedas pensar, no pretende competir contra gigantes como Grand Theft Auto. En realidad es casi un homenaje a los primeros títulos de la franquicia, pero con un toque y un estilo muy propios.
Con mucha personalidad, sabe dónde está el límite entre inspiración y copia. Nunca llega a este último punto. Destila alma. Puede gustarte más o menos, pero desde el minuto te deja muy claro que no es un sucedáneo de GTA. Es algo más y limitarse a esta comparación sería muy injusto.
P.D. Si te interesa, Meridiem Games ya ha publicado su edición física para PS5 y XBox Series X|S.
Análisis de The Precinct

En The Precinct , en lugar de adoptar el papel de rebelde contra la ley, te pones la placa de Nick Cordell Jr., un policía novato de Averno City. Corre el año 1983, la corrupción es el pan de cada día y el mundo vive con miedo. No obstante, Nick rebosa la esperanza y confianza propia de un novicio, por lo que quiere cambiar las cosas.
Empeñado en desentrañar el misterio tras el asesinato de su padre, pronto se adentra en un mundo más complicado del que él mismo esperaba en una aventura que mezcla ese toque de cine noir que tanto nos gusta con la jugabilidad propia de un sandbox isométrico.
Lo primero que salta a la vista es su estética. Averno City es un crisol de referencias al cine negro de los años 80 y las novelas/películas de policías. Es como adentrarse en Arma Letal, pero con menos explosiones. Y eso llama mucho la atención.

Audiovisualmente hablando, The Precinct no es —ni mucho menos— perfecto. Pese a ello, tiene mucho encanto. Los callejones iluminados por luces de neón, los edificios antiguos, los coches clásicos de la América de los años ochenta, los ciclos día-noche dinámicos…
De una manera u otra, el juego te hace creer que estás dentro de las ya extintas TV de tubo. No es un portento gráfico —no esperes el músculo técnico de un AAA—, pero el estilo visual retro, con su perspectiva isométrica, tiene un encanto propio que seduce desde el primer minuto.
La ciudad respira vida: los ciudadanos reaccionan a tus acciones, las bandas tienen sus propios territorios y las emergencias surgen de forma procedural, lo que garantiza que no haya dos turnos iguales.
Lo comparamos con GTA, pero es un error: The Precinct tiene su propia manera de hacer las cosas

Como viene siendo habitual en la mayoría de juegos (novelas visuales, entre otros géneros, aparte), la clave de The Precinct recae en sus mecánicas. Y es que, aunque la estética nos gusta, aquí lo más importante es cómo se ejecuta y desarrolla la experiencia.
A diferencia de otros sandbox algo más liberales, The Precinct tiene un enfoque más estricto. No ofrece tanta libertad, puesto que el sistema de patrullas (ya sea en pie o a coche) te impide hacer lo que quieras en todo momento. Además, eres un agente de la ley, por lo que hay muchas cosas que directamente no puedes hacer.
Tu función es responder a los crímenes que el juego va generando, desde multas por mal estacionamiento hasta tiroteos. Es un sistema de corte procedural bastante más detallado de lo que me esperaba, pues podemos hasta realizar test de alcoholemia, pedir identificaciones… La gente puede hasta darse a la fuga.

Cada acción tiene consecuencias, y el juego premia el seguir el protocolo. En el proceso irás adquiriendo experiencia, pudiendo desbloquear diferentes mejoras relacionadas mayormente con tu oficio. Lo interesante es que las habilidades que desarrolles harán que la experiencia se apegue cada vez más a tu estilo dentro de los límites propios de un indie.
Sin embargo, no todo es una persecución trepidante bajo la lluvia. La narrativa, centrada en el asesinato del padre de Nick, es un hilo conductor funcional. Lo malo es que tiende a ser muy predecible, tanto en su desarrollo como en los acompañamientos.
Por ejemplo, el compañero será el típico gruñón que no quiere hacer de más, el jefe representa la figura autoritaria severa de toda comisaría de los años ochenta, etc. No es su punto fuerte, la verdad, pero sirve como excusa para disfrutar de su jugabilidad.
El apartado técnico necesita mejoras

Donde el juego tropieza es en ciertos aspectos técnicos. La inteligencia artificial a veces se comporta de forma errática por culpa de compañeros que intentan convertirse en héroe en el peor momento, colisiones sin sentido, acciones carentes de lógica por parte de los NPC.
Además, la conducción a grandes velocidades no fluye como debería; es como si los neumáticos no agarrasen del todo bien. Las misiones secundarias también se sienten algo repetitivas, la narrativa carece de una gran profundidad y pierde impacto a medida que avanzamos.
No es perfecto, tal y como ya he dicho, y donde más falla es en lo técnico. Es como que le falta una capa de pintura más. Pese a ello, sigue siendo una experiencia satisfactoria. Cuando logras resolver un caso sin abrir fuego, o realizas una persecución casi perfecta, la descarga de dopamina es tremenda.
Del mismo modo, cuando la IA te deja colgado, o hay un error técnico, sucede lo contrario: es un tanto frustrante. En cualquier caso, siendo un videojuego indie, lo entiendo. Es normal. No tiene el presupuesto de un triple A, así que es medianamente normal que esto ocurra.
En conclusión, The Precinct es una pequeña joya. Imperfecta, y con errores, sí, pero muy entretenida, especialmente para quienes gustan de los sandbox no tan masivos. No es una revolución, ni pretende ser perfecto, pero es sólido. La experiencia es solvente y es un juego entretenido.


- La estética ochentera con neones y música son una delicia.
- Los protocolos de cacheo, multas y arrestos son detallados y originales.
- Averno City es una ciudad viva gracias a los crímenes aleatorios
- Las persecuciones y tiroteos son pura adrenalina.
- El guiño a los primeros GTA desde el lado de la ley mola.

- La narrativa es predecible y los personajes son bastante cliché.
- La IA es errática, tiene unos cuantos bugs y técnicamente necesita mejoras.
- La conducción se siente un poco torpe.