
Olvídate del estrés. Deja atrás el bullicio del día a día. Simplemente, disfruta. Esta es la premisa del protagonista de nuestro análisis del día: Shin-Chan: Nevado en Carbónpolis, el nuevo juego de la familia Nohara. Disponible a partir desde el 24 de octubre en Steam, pretende emular el clásico viaje familiar al pueblo del abuelo. A muchos esta situación os resultará familiar, puesto que es algo habitual incluso en España. No obstante, aquí lo viviremos a través de la que dice ser una de las familias más famosas del país del Sol Naciente.
Todo empieza cuando a Hiroshi le asignan un trabajo cerca de su ciudad natal, en Akita. Como viene siendo habitual en este tipo de situaciones, los Nohara deciden aprovechar la ocasión y realizan algo así como un viaje de vacaciones. De esta manera, Hiroshi puede cumplir con sus responsabilidades mientras aprovecha el tiempo con su familia. Lo bueno es que los abuelos de Shinnosuke viven por la zona, por lo que también tendremos una suerte de reencuentro que sacará lo mejor de todos y cada uno de los integrantes de la familia.
Aprovechando el cambio de emplazamiento, h.a.n.d., Inc. —el estudio responsable de su desarrollo— nos presenta un buen puñado de escenarios inéditos basados en la campiña nipona. Todo sea dicho, este Shin chan: Nevado en Carbónpolis es como volver a Mi verano con el profesor, pero con las mejoras propias de una secuela. Y es que, aunque el estudio de desarrollo es distinto, la distribuidora es la misma, por lo que se ha mantenido la misma editorial, pero con mejoras varias. Lo mejor de todo es que también ha llegado con textos en español, por lo que todos podréis disfrutar de él sin problemas.
Análisis de Shin-Chan: Nevado en Carbónpolis




Con esta premisa, podemos hablar de un cozy game que nos transportará al lado más bucólico de Japón, al tiempo en que nuestro querido Shinnosuke nos regala toda clase de escenas bien cargadas de humor. Y es que aunque pueda parecer contradictorio, el juego mezcla muy bien el típico sentido del humor de la familia Nohara con las peculiaridades de un pueblo alejado de la gran ciudad. Tanto es así que gran parte de la aventura pasa por recorrer el pueblo, conociendo a sus distintos habitantes y explorando sus diversos parajes.
No obstante, todo esto no tarda en cambiar. Un día aparentemente cualesquiera, Nevado aparece en casa tras estar todo el día fuera. Curiosamente, viene muy sucio, pero de tierra (por haber jugado en el barro). Las manchas que impregnan su blanco pelaje son de carbón. Shin-chan, curioso, decide investigar cómo ha podido acabar así, por lo que le sigue hasta descubrir un extraño tren. Es aquí cuando empieza la historia de verdad. EL tren está conectada a una extraña ciudad minera.
Desde este momento, el juego se divide en dos partes: Akita y Carbónpolis. Cada zona ofrece sus propias particularidades, ofreciendo un diseño muy bien diferenciado. Por suerte, la dirección artística es muy buena en ambos, por lo que de verdad sentimos que estamos viajando entre dos mundos completamente diferentes a través de un tren que no es muy normal. Por supuesto, Carbónpolis esconde sus propios secretos, y nuestro objetivo será descubrirlos.
Un cozy game de la familia Nohara en toda regla


Podemos decir, pues, que la gran premisa de este nuevo juego de Shin-chan es disfrutar de un gran paseo en dos localizaciones muy distintas que ofrecen toda clase de opciones. Mecánicamente, Nevado en Carbónpolis es un juego bastante simple que construye gran parte de su narrativa a través de la nostalgia y el relax. Es el tópico juego que se disfruta con una taza de chocolate caliente en el sillón de casa, al más puro estilo peli y manta.
¿Y qué haremos en estos lugares? Pues cazar bichos, cocinar en un restaurante o ir de pesca mientras cuidamos de un pequeño huertecito del que podemos obtener productos que luego venderemos a cambio de un buen pellizco monetario. Lo bueno de este diseño es que, en efecto, es muy tranquilo. Es perfecto para desestresarse tras un largo día de trabajo. No obstante, no lleva bien las sesiones de juego demasiado largas, pues con el paso del tiempo se hace bastante repetitivo.
En lo que respecta a la campaña principal, no es que sea demasiado espectacular. Es puro Shin-chan, pues es como vivir tu propio episodio del anime mediante una consola, mas es muy sencilla. A fin de cuentas, casi todo se basa en ir del punto A al punto B mientras conseguimos el objeto C. Así una y otra vez, de manera casi constante. Por esto mismo digo que se puede llegar a sentir demasiado repetitivo, debido a que no aspira a mucho más.
Un viaje junto a Shin-chan por la bella Japón




Con esto en mente, podemos decir que Shin-chan: Nevado en Carbónpolis es una excusa para disfrutar de sus bellos paisajes. Lo bueno es que técnicamente cumple muy bien, por lo que cuando combinamos esto con su precioso apartado artístico, nos queda un videojuego verdaderamente bonito en casi todos los sentidos. Es como recorrer una y otra vez esa serie con la que te criaste siendo un crío. Y si bien es cierto que los escenarios son imágenes estáticas, son tan, tan, tan llamativas que no importa.
Es más, este estilo le sienta genial, pues el contraste del escenario estático con el de los personajes en primera planta o el de Shin-chan caminando con Nevado es simplemente genial. Al final, pues, podemos resumirlo todo en un juego de exploración y coleccionismo, sin grandes pretensiones mecánicas y un gran cariño por la serie original. Tened en cuenta que su idea no es hacer nada del otro mundo, sino que disfrutemos junto al personaje de nuestra infancia que tanto nos dio.
Y con esto, hasta aquí nuestro análisis de Shin-Chan: Nevado en Carbónpolis.


- Es como vivir tu propia historia dentro del anime.
- Es un juego simplemente precioso.
- Cumple muy bien como cozzy game.

- Es bastante repetitivo.