Diablo II: Resurrected ya está aquí. Blizzard ha realizado para muchos una apuesta realmente arriesgada trayendo de vuelta una de sus joyas más icónicas. Es más, muchas personas miraban con recelo esta nueva versión viendo el estrepitoso caso de Warcraft III: Reforged.
En esta ocasión estamos ante uno de esos casos que asustan dentro de la industria del videojuego. Vivimos en la época de los remakes y las remasterizaciones y en muchas ocasiones eso da miedo. ¿Significará entonces que poco a poco peligran las nuevas IPs? Por supuesto no quiero sonar alarmista, nada más lejos de la realidad. Considero que traer de vuelta obras que en nuestra infancia fueron importantes para nuestra vida es algo que celebrar. Eso sí, siempre que estén realizadas con mimo.
Entonces, la pregunta más importante a la que os puedo responder es la siguiente: ¿está a la altura esta remasterización de la obra de culto del año 2000? Os lo contamos en nuestro análisis.
Análisis de Diablo II: Resurrected – Una carta de amor al pasado
Bien, voy a empezar directamente explicando que Diablo II: Resurrected no ha querido arriesgar en absoluto. ¿Es esto una buena noticia? En efecto, ha sido un acierto total. Si estabais esperando un videojuego calcado al original, pero con un renovado apartado técnico, estáis de enhorabuena. La pura esencia Diablo del original está aquí con todas sus letras.
Diablo II: Resurrected supone una carta de amor al pasado gracias a su grandísima fidelidad hacia el título original
Es sorprendente que Blizzard haya realizado un trabajo tan sumamente meticuloso. Es posible que al no innovar en la jugabilidad pueda resultar tedioso para los que ya probaron el Diablo II del 2000. Sin embargo, su renovado apartado artístico, su mejorada tasa de imágenes por segundo y si a esto le sumas un apartado sonoro renovado, hacen que merezca mucho la pena. Además, por si todo esto fuera poco, podéis pasar a jugar con el estilo visual clásico con solo una tecla (G en el teclado).
Realmente es impresionante regresar a los páramos, bosques, ruinas, catacumbas y un largo etc, que nos depara esta nueva entrega. La experiencia te puede llevar cientos de horas y lo mejor es que nunca te cansas. Esto es algo que en el título original ya se daba lugar. Esas tardes de vicio en las que jugabas durante horas y cuando mirabas al reloj te quedabas perplejo ante la hora que era. Me alegra que se haya repetido esta sensación con una versión que, aunque asustaba, ha sorprendido.
Como habéis podido observar, la entrega ha querido contentar a todos los usuarios. A los nuevos con un reformado apartado técnico y a los veteranos respetando el brillo de una compañía que para muchos de sus fans ya no es la misma. No entraré en detalles ni opiniones acerca del estado de la empresa, pero todos y todas sabemos que no están pasando por su mejor momento de forma. Diablo II: Resurrected supone un soplo de aire fresco tras los fracasos continuados de Blizzard.
Argumentalmente rico y profundo
La historia de Diablo II: Resurrected se ambienta justo después de los hechos acontecidos en la obra original. Tres valientes guerreros, una arpía, un guerrero y un hechicero fueron capaces de desterrar al mal que asolaba a sus tierras. Diablo, el señor del terror, era un rival formidable. Tal era su amenaza que cualquiera que oía su nombre tenía pesadillas durante toda la noche. El mismísimo infierno miró a los ojos de esos nobles luchadores y aunados, vencieron al mal.
Posteriormente a lo sucedido en el pueblo de Tristán, Marius, quien había visto todo lo sucedido, es ahora un pobre hombre con el alma desquebrajada. El Ángel Tyrael, justiciero y protector de la humanidad, acudió a ese mismo hombre para que le contara su historia. Cuando Tyrael encontró aquel cascarón de lo que fue antaño un gran hombre, escuchó su relato. Marius le habló sobre un peregrino oscuro. Aquí comienza nuestra historia.
Al principio puede parecer complejo situarse dentro del argumento de la entrega. Hay mucho texto que leer, muchos personajes a los que escuchar y un montón de lore por descubrir. Pero esa es precisamente la gracia detrás de la narrativa de Diablo II. Descubrir que asola a nuestras tierras es un misterio digno de resolver.
Ahora bien, ¿no será difícil seguir la historia para alguien novato en el género? No os preocupéis por eso. Es cierto que la primera media hora se puede tornar difícil, pero poco a poco os haréis fácilmente con el contexto que os rodea.
Jugablemente maravilloso y conservador
Diablo II: Resurrected es una entrega que, como ya he comentado, no ha arriesgado en absoluto en su apartado jugable. También sabéis que esto ha sido un acierto, ¿pero qué hay de lo negativo? Vale, pocos defectos he podido encontrar a su jugabilidad, ya en su día fue una entrega redonda, pero hay ciertos aspectos que podrían haberse mejorado.
En primer lugar he denotado que el inventario necesita de una mejora sustancial. No hablo a nivel de interfaz, pues esta es muy atractiva, simple y organizada. El problema viene con el tamaño del mismo, simple y llanamente. Me parece un error porque rompe el ritmo en muchas ocasiones. Constantemente necesitaréis liberar espacio para conseguir aquel objeto que tanto os interesa. Esto provoca que cuando estás alejado de un asentamiento, tengas que teletransportarte, o peor, volver a pie para organizarte. Entiendo que no hayan querido retocar nada por si acaso, pero el inventario era fácil de refinar y espero que en futuras actualizaciones se haga eco de este problema.
Diablo II: Resurrected es adictivo a más no poder. Le echaréis decenas de horas sin tedio alguno.
Por otra parte, siguiendo con el tema de los objetos, es cierto que el estar continuamente organizando el inventario tiene una contraparte positiva. ¿Es tedioso tener que volver a liberar espacio? Por supuesto, ¿rompe el ritmo?, en ocasiones, sí, pero también es parte de la experiencia. No hablo de la mejora en el inventario, sino la constante búsqueda de un objeto cada vez mejor. Es muy enriquecedor explorar el mapeado sin saber qué te vas a encontrar y de repente, ahí está, un jefe que posiblemente tenga un loot increíble. Explorar es clave para avanzar y hacerlo beneficia enormemente a tu personaje.
Una vez explicado todo lo anterior, ¿qué hay del combate? En este apartado tampoco existen novedades o mejoras sustanciales, pero tampoco es que le hiciera falta. Cada uno de los siete personajes jugables, con sus habilidades y características particulares, son extremadamente divertidos de utilizar. El árbol de mejoras de todos ellos es amplio, complejo y sencillo de entender. Además, la dificultad no es excesiva, nos supondrá un reto, cierto, pero no un desafío imposible. Es lo suficientemente complicado para invitarnos a mejorar y subir de nivel.
Una mejora visual sustancial
Sin duda alguna, el apartado que va a hacer que la gente se interese por esta remasterización es su renovado apartado visual. Aquí Diablo II: Resurrected ha cumplido con creces. No solo estamos ante una mejora visual sustancial, sino que además artísticamente mantiene la esencia oscura del original. Los escenarios respiran miedo, horror, podredumbre… pero también los hay de un corte mucho más optimista.
Visualmente estamos ante un videojuego irreprochable. Su lavado de cara es excelente.
Diablo II ya en su día fue un título con unos escenarios muy variados, donde cada zona tenía sus enemigos destacados y un lore único detrás. Ahora esto se repite, pero exponenciado al 100%. Si habéis jugado al título original, os aseguro que os vais a emocionar con algunos momentos de la aventura. Regresar a sus icónicas localizaciones, sumando lo bien que se ve, pega mucho en la nostalgia.
No solo se han conformado con realizar un trabajo sobresaliente con el apartado gráfico y artístico, sino que también estamos ante un videojuego excepcional en su apartado sonoro. La banda sonora es maravillosa, ya como pasaba en el año 2000. Las melodías te introducen de pleno en la travesía y acompañan estupendamente a la experiencia. Los efectos sonoros también están a la altura, cierto es que no son algo nuevo, pero funcionan.
Análisis de Diablo II: Resurrected | Conclusiones
Creo que ya ha quedado claro que Diablo II: Resurrected es una entrega sobresaliente. Respetar la esencia original era el camino a seguir y lo han hecho con creces. Puede que haya detallitos que se podrían haber pulido, o bien añadir elementos que aún hicieran más rica la experiencia, pero lo bueno es mucho y lo malo muy poco.
Es una buena noticia que por fin se nos ofrezca una entrega sobresaliente por parte de una compañía que en su época nos tenía acostumbrados a una obra maestra tras otra. Ahora solo falta esperar a Diablo IV, pero una cosa queda clara, la espera se hará corta gracias a esta grandísima remasterización.
Por último, hilando con lo anterior, esta es otra de las grandes incógnitas que tenía en mente al probar Diablo II: Resurrected: ¿será tan solo un pasatiempo para amenizar el largo camino hasta la cuarta entrega de la saga? Ya sabéis la respuesta, pero os la repito: no lo ha sido, al contrario, no se queda solo en un pasatiempo, sino en una obra maestra que recupera una joya atemporal.
Análisis de Diablo II: Resurrected. Clave de juego para PC cedida por HK Strategies.