Death Stranding, de Kojima Productions, ha generado opiniones muy variadas a lo largo de estos dos meses. Hay gente que ha disfrutado mucho del videojuego y otra que simplemente lo odia y no concibe su reconocimiento. Lo que está claro es que Kojima ha diseñado un videojuego muy arriesgado, y fuera de los canones a los que estamos acostumbrados. Así ha creado esta diversidad de opiniones.
Death Stranding: Un nuevo tipo de videojuego
Con la percepción de haber creado un nuevo género dentro del videojuego, presenta el llamado «strand game», en el que conectamos diferentes puntos de un mapa. Al ser unidos a la llamada red quiral, acceden al online del título, con el que podemos ver estructuras de otros jugadores.
Fuera de este debate, en el que podemos estar de acuerdo o no, en estas uniones de puntos, Kojima hace que estos paseos no sean nunca los mismos, y numerosas situaciones se plantean para ponernos las cosas más difíciles. Los EV’s, el terreno, las MULAS, el declive… es un universo que está en constante cambio, y teniendo su naturaleza de videojuego obviamente no pueden hacerte el paseo fácil. Pero a veces si que deja estos momentos en los que simplemente admiramos y nos emocionamos.
Momentos de calma
Es en estos momentos de calma, en los que nos aproximamos a nuestro destino, cuando el videojuego lanza su música. Tenemos obviamente canciones cuando hay peligro de MULAS, música ambiental y no faltan los efectos sonoros de todo el universo. Pero nunca antes habíamos visto esta implicación de la música, al punto de que tenemos una banda como LOW ROAR formando el 80% de la banda sonora que escuchamos en el título.
Esta colaboración música convencional-videojuego casi inédita en nuestro mundillo hace que Death Stranding sea un videojuego bastante especial. Encontramos también a SILENT POETS haciendo algunos temas, a parte del álbum inspirado en el juego: Timefall. En este encontramos artistas de la talla de CHVRCHES, The Neighbourhood, Bring Me the Horizon, Alan Walker o Major Lazer. Artistas que combinan el pop indie electrónico, pasando por un indie más melancólico, que casan perfectamente con el espíritu y el mensaje del videojuego. Esto lo vemos gracias a Sony, con la unión de Sony Entertainment y Sony Music. Las discográficas colaborando con producciones de videojuegos. Una cooperación mágica para darle más significado a una obra tanto jugable como audiovisual.
Contemplación y sensaciones
Es en estos momentos, en los que salta la música, en los que personalmente no he podido evitar pararme o caminar lento y contemplar el paisaje que me rodea. El videojuego consigue transmitirte esa sensación de simplemente observar detenidamente todo lo que ocurre, moviendo la cámara y creando un momento para el recuerdo. Disfrutar de cada paso, del sonido de nuestras piernas tocando la hierba.
Quizás estemos ante el perfecto simulador de senderismo, aunque sea irónico y a la vez muy criticado. El realismo de las pisadas, del peso que llevamos y como todo se complementa con una factura técnica y sonora admirable consigue un cóctel de sensaciones pocas veces vistos en un videojuego. No pretende contentar a nadie, no busca diversión realmente, sino busca transmitirte sensaciones, ser una experiencia hecha con una visión determinada y que no intenta hacer otras cosas de más.
Esto, entre muchos otros elementos, lo consigue como he mencionado anteriormente, con su banda sonora. Perfectamente pensada y diseñada para que cada instante en el que nos sorprende, para que cada momento en una zona determinada se vuelva irrepetible, ya que no la volveremos a escuchar más pese a que pasemos por el mismo sitio. Es eso lo que la hace realmente especial.
La música en Death StrandingY es esto, pese a que estamos ante una jugabilidad que acaba resultando repetitiva, y que algunas mecánicas no están pulidas del todo, por lo que en conjunto Death Stranding tiene una de las bandas sonoras mejor pensada de los videojuegos. Completamente pensadas para las características, el ambiente y el tono del título, y que acaban emocionándote aunque sea un poco.