Análisis de ‘Total War: Three Kingdoms’

El arte de la guerra se traslada a la sempiterna leyenda de Los Tres Reinos, una de las épocas más convulsas de la historia China

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¡Hola, muy buenas amantes de los videojuegos! Cuan romance escrito por cruenta pluma, el virulento deseo de gloria ha carcomido China hasta sus mismos cimientos. Emulando el genio creativo de Luo Guanzhong, Creative Assembly ha resucitado uno de los períodos más convulsos de la historia de China con un nuevo Total War. Hablamos, cómo no, de Total War: Three Kingdoms. No sabría deciros si este mi primer contacto ha sido el más adecuado, pues es posible que haya entregas más aptas para un jugador novicio dentro de Total War, mas debo confesar que mi experiencia no ha sido todo lo grata que me habría gustado. No obstante, en estas mis líneas defenderé aquellos puntos que más me han gustado y realzaré los otros tantos que me echaron para atrás para así traeros la opinión más objetiva posible.

Fidelidad histórica

Análisis Total War Three Kingdom (2)
Análisis Total War: Three Kingdoms

Aquí, por desgracia, vuelvo a pecar de inexperto… ¿Total War: Three Kingdoms nos ofrece fidelidad histórica? Nunca he sido un ferviente admirador de la cultura China. De hecho, conozco muy poco de la obra de Luo Guanzhong, El Romance de los Tres Reinos y de la historia como tal. Empero, sí que he logrado comprender la manera en que el estudio ha querido recrear las dos fuentes de información más importantes al respecto de dicha época. Por un lado, el ya mencionado romance. Por otra parte, El registro de los Tres Reinos de Chen Sou.

Siguiendo la línea de ambas fuentes, Creative Assembly se decide por dos modos de juego diferentes en la campaña: Romances y Registros. Me ha resultado, cuando menos, una decisión muy curiosa e interesante, pues ha permitido al estudio dotar a su obra de dos líneas de trabajo muy diferentes. Con todo, el rigor histórico al final queda muy ligado a nuestro propio juego; nuestras acciones determinarán el destino de China creando una ficción de carácter propio cuya base se rige por la fidelidad histórica.

En ese mismo sentido, al optar por Romances o Registros todo será diferente. En el modo Romance los personajes tendrán un mayor protagonismo. Su presencia e importancia será mayor y podremos observar duelos entre héroes de lo más épicos. El modo Registros, por otro lado, se centra mucho más en el carácter bélico de la guerra; la estrategia, las maniobras de combate, el uso del escenario, etc. ganan más importancia. Es, con todo, el modo de juego estratégico por excelencia dentro del título.

Un sistema de juego que no invita al novato

He hablado sobre este tema con no pocos amigos, conocidos y compañeros. Muchos de ellos, avezados en la materia Total War, elogiaron el sistema de juego; mantiene la esencia al tiempo que añade nuevas capas de profundidad. Entretanto, aludieron de forma reiterativa su gran capacidad para incorporar nuevos jugadores… Disiento. Mi experiencia con Total War: Three Kingdoms ha sido buena, pero muy compleja. Quiero, eso sí, establecer dos vertientes diferentes a la hora de hablar del sistema. Por un lado, tenemos las batallas. El sistema de combate del título es, en líneas generales, intuitivo. No exige una capacidad mecánica sobrenatural y la capacidad de pausar la acción nos permite jugar a nuestro propio ritmo.

La gestión de tropas, la estrategia, etc. queda determinada por nuestra propia capacidad. Por consiguiente, hablamos de un proyecto que premia nuestra capacidad y castiga nuestras malas decisiones de la misma forma en que el peso de la derrota cae sobre los generales poco hábiles. No obstante, sus virtudes a nivel de jugabilidad se ven emponzoñadas por una interfaz un tanto tosca. Si bien es cierto que es lógico que me costase diferenciar entre ciertos generales aliados y enemigos, el apartado visual dentro del campo de batalla no cumple su función. Cada tipo de unidad y general posee una determinada imagen, pero en muchas ocasiones estas son muy similares o, directamente, se repiten.

Hablo, cómo no, desde mi experiencia personal, pero no me ha parecido que Total War: Three Kingdoms respete a los jugadores noveles. No sucede así con su sistema de tutoriales, muy completo. Si la cosa fuese solo de peleas… pues estaría bien, pero el verdadero problema nace cuando nos sumergimos en uno de los aspectos más importantes del título: la política. Lo siento, pero la presencia de El consejero me ha parecido insuficiente para ayudarme en esta mi primera experiencia con el título; me he sentido abrumado ante mi propia inexperiencia.

Política y relaciones personales como eje de la ecuación

Análisis Total War Three Kingdom (3)
Análisis Total War: Three Kingdoms

Una de cal y otra de arena. El trabajo realizado por el estudio a la hora de recrear la importancia del aspecto sociopolítico dentro del marco de la guerra me ha parecido sobresaliente. El sistema es muy profundo y completo. En nuestras aventuras podremos estrechar lazos con nuestros aliados, cimentar alianzas mediante matrimonios de conveniencia, revisar nuestro árbol genealógico para saber si debemos actuar de una manera u otra, espiar… No contentos con ello, podremos personalizar cada alianza con diferentes matices. Tendremos diferentes tipos de pactos comerciales, tratados de paz y, en resumidas cuentas, un sinfín de opciones distintas para gestionar con precisión nuestra posición dentro del esquema jerárquico de China.

Como es lógico, una de las principales virtudes de Total War: Three Kingdoms es esto. ¿El problema? Que la cantidad de información que debemos aprender a controlar para tener una experiencia de juego óptima es abrumadora. Concretamente, creo que estamos ante un juego muy de nicho cuya capacidad de enamorar será aplicable solo a un grupo concreto de posibles jugadores. Con todo, Creative Assembly ha sido muy transparente en aquello que ofrece, por lo que sentirse engañado es imposible. Aquellos que hemos probado el título hemos sabido, desde el primer momento, que era lo que se nos ofrecía.

Sin embargo, todo esto que os he comentado se ha dado a una escala mayor a la que me esperaba. Si he disfrutado como un enano del apartado bélico, las gestiones sociopolíticas me han impedido jugar con total plenitud. No considero que sea un fallo, per se, del juego, sino de las necesidades que requiere. Total War: Three Kingdoms nos ofrece una dedicación y un tiempo del cual tal vez no disponga. Tendremos, casi, que estudiar el modo en que funciona todo y prestar una atención cuasi enfermiza al juego de tronos de la corte china.

El riesgo del poder

Hay que sumar a lo dicho con anterioridad la gestión de nuestro propio ejército o, lo que es lo mismo, nuestra facción. La historia de los Tres Reinos supone el choque de diversos señores y facciones que buscan hacerse, cómo no, con el control del país. La diplomacia exterior es importante, mas no podemos dejar de lado a nuestros más allegados. Tendremos que tener mano firme, cierto es, pero saber en quién y qué delegar a nuestros mandos. Dar demasiado al codicioso, por citar un ejemplo, puede desembocar en una guerra civil. Tendremos que repartir, por ende, con paciencia y sapiencia.

Influirá en el proceso el movimiento del enemigo, mas el espionaje nos permitirá controlar, hasta cierto punto, el devenir de los acontecimientos si sabemos cómo actuar. Sobre el papel parece sencillo, pero nada más lejos de la realidad. La complejidad del sistema no radica en una mala ejecución o un planteamiento erróneo, sino en una cantidad de información y tareas un tanto excesiva si queremos gestionar nuestra historia de la manera adecuada.

Un coloso a nivel gráfico con ciertas carencias a nivel de optimización

Análisis Total War Three Kingdom (1)
Análisis Total War: Three Kingdoms

Resulta innegable. La realidad es que Total War: Three Kingdoms es un juego bonito. Y no hablo solo de la escenografía de combate o del choque entre unidades, sino de los paisajes y los mismos escenarios. Uno de los principales problemas del título, en ese mismo sentido, es la necesidad de un ordenador potente para poder disfrutar de su verdadero potencial a pleno rendimiento. Aunque resulta perfectamente comprensible que requiera de un pequeño monstruo para ser ejecutado, no deja de ser cierto. Porque no es fácil mover cientos de unidades con un elevado detallismo gráfico sin exigir una serie de componentes, pero… Bueno, el juego está bien optimizado, sí, pero tal vez no todo lo que podría.

Lo que sí me ha encantado ha sido el diseño de los personajes. El arte, en líneas generales, es precioso. Todos y cada uno de los detalles de la interfaz, los recursos narrativos e, inclusive, el propio mapa en el que gestionamos los aspectos sociales y políticos de nuestra aventura, así como nuestros movimientos, tienen magia; es precioso. Por citar un ejemplo, el árbol de tecnología florece cuan flor de cerezo al ir adquiriendo nuevos conocimientos. El arte, en ese sentido, es espectacular. Siento que me estoy repitiendo, pero es así. Lo mismo podría decir del apartado sonoro, cuya banda sonora destaca con luz propia al son de un trabajo de traducción y doblaje (parcial, solo para las narrativas) espectacular.

Conclusiones

Total War: Three Kingdoms, lejos de lo que se pueda decir o pensar, no es juego para todo el mundo. El nivel de exigencia a nivel de hardware es una realidad indiscutible, así como una inversión de tiempo para nada desdeñable si queremos exprimir todo su potencial. Aun con todo, el juego no deja de ser una propuesta muy interesante y con una serie de mecánicas que, aunque bien conocidas por los amantes de la franquicia, son siempre divertidas. La propuesta del estudio sigue suponiendo un antes y un después en la gestión de tropas y estrategia en base a un gameplay difícilmente comparable. La distinción en dos modos de juego diferentes, Romances y Registros, dota a la experiencia de un grado de rejugabilidad importante; las horas de juego que podemos dedicarle al título son cuasi infinitas.

En términos de multijugador… es más de lo mismo, pero con la salvedad de que, en lugar de enfrentarnos a una IA con ciertas limitaciones, nos oponemos a otra persona.

Análisis Total War: Three Kingdoms, copia física cedida por Koch Media.

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