20 años de Ufotable — Parte 1: El ascenso a la fama

Ufotable está de aniversario y lo celebramos recordando la historia del estudio.

0

Este mes el estudio Ufotable cumple 20 años y en FreakEliteX no queríamos dejar pasar la oportunidad de hacerle un homenaje. Nos encontramos ante uno de los estudios de animación japonesa con mejor fama en la actualidad. La mayoría de los aficionados lo conocen sobre todo por sus versiones de la saga Fate y por su reciente adaptación de Kimetsu no Yaiba. Sin embargo, sus orígenes se remontan veinte años atrás. Vale la pena descubrir de dónde procede y cómo ha evolucionado con los años hasta convertirse en lo que es hoy en día. Por eso haremos un repaso por su recorrido histórico.

Lo haremos en dos partes porque se me ha ido un poco de las manos porque dos décadas dan para mucho. En este primer tramo exploraremos la larga travesía por la que pasó el estudio hasta que fue capaz de ganarse un nombre en este mundillo.

¿Qué es Ufotable?

Ufotable es un estudio de animación japonesa con sede en Nakano, en la prefectura de Tokio. Desconocidos en sus inicios, con los años se han ganado su popularidad a pulso. A día de hoy no dejan de mostrarnos, trabajo tras trabajo, que es una de las compañías del medio con mayor calidad técnica y mejor acabado en sus obras.

¿Cómo han conseguido alcanzar ese nivel? Existe la falsa creencia de que la calidad de un anime depende sobre todo del presupuesto que tenga detrás, pero eso no es necesariamente cierto. Suele ser más importante la calidad del equipo implicado en el proyecto y el nivel de organización que haya entre ellos. Estas son precisamente facetas en las que Ufotable destaca.

En una industria lacrada por la temporalidad de sus trabajadores, Ufotable procura sacar adelante sus proyectos con lo propios empleados de la compañía en vez de contratar personal externo. Su equipo ha crecido con el propio estudio y goza de la estabilidad que otros no tienen. Con esto consigues crear un grupo más cohesionado, mejor organizado y acostumbrado a trabajar entre sí. Gracias a esta política de trabajo, Ufotable ha alcanzado el reconocimiento que tiene hoy en día. Sin embargo, han tardado años en llegar a donde están ahora mismo, así que vamos a descubrir un poco su historia.

Los inicios del estudio

Ufotable fue fundado en octubre del año 2000 por Hikaru Kondō (a veces conocido como Matsuri Ouse) y otros exmiembros de TMS Entertainment —o más concretamente de su subsidiaria Telecom Animation Film—. Para los despistados, TMS es uno de los estudios más antiguos e importantes de la historia de la animación japonesa, bajo cuyo sello se han animado franquicias tan emblemáticas como Detective Conan, Magical Knight Rayearth o Lupin III. Además, Hikaru Kondō incluso venía de trabajar en series de animación occidental como Spiderman, Animaniacs o la película Fievel y el Nuevo Mundo. Los precedentes dejan claro que Ufotable no salió precisamente de la nada.

Los años olvidados

Aquellos primeros años de vida del estudio distan mucho de lo que es hoy en la actualidad. Por eso, sus primeras producciones son difícilmente reconocibles por los fans. Ufotable comenzó con trabajos de no demasiada relevancia, tales como la creación de pequeños cortos animados para canales de televisión o colaboraciones menores en animes de otros estudios. No fue hasta 2002 cuando consiguieron producir su primera serie de anime como estudio principal: Weiß Kreuz Glühen. Se trataba de la secuela de un anime sobre asesinos y organizaciones secretas, pero no tuvo demasiado éxito y ha sido prácticamente olvidada por la historia.

Weiß Kreuz Glühen tenía un tono oscuro y dramático, pero tras ella el estudio cambió radicalmente de enfoque. Se pasó a la comedia paródica, mostrando un estilo de dibujo bastante caricaturesco y exagerado. Series como Dokkoida?! (2003), Ninin ga Shinobuden (2004) o Futakoi Alternative (2005) estaban llenas de situaciones locas, estridencias y personajes estrafalarios.

Los directores Hitoyuki Matsui —que dejaría el estudio poco después— y Takuya Nonaka son dos de los que que tiraron del carro en esos primeros años. Ufotable todavía era un completo desconocido, pero poco a poco iba creciendo, incorporando artistas que se convertirían en pilares fundamentales del estudio.

Primeros atisbos del Ufotable moderno

Allá por 2003-2004, cuando Ufotable todavía andaba con sus escarceos con la comedia ridícula, comenzó a llegar gente nueva al equipo. Empezaron a aparecer en los créditos nombres como el de Takayuki Hirao, llamado a convertirse en uno de los directores estrella del estudio, o el de Yūichi Terao, que acabaría convirtiéndose en la piedra angular del departamento digital. Ufotable estaba creciendo, pero también estaba experimentando cambios. Faltaba poco para que empezase a mostrar pequeños atisbos de lo que acabaría por convertirse en su estilo personal tan distinguible.

Así, en 2006 se estrenó Coyote Ragtime Show, serie con historia original dirigida por Takuya Nonaka. En este anime podíamos encontrar tiroteos a raudales, explosiones y androides asesinas —porque el estudio todavía no había abandonado del todo su vena ridícula, para qué nos vamos a engañar—. Pero también tenía una iluminación más profunda, diseños más cuidados y algunas escenas con animación bastante potente. Podríamos considerarlo el caldo de cultivo del Ufotable moderno.

El siguiente trabajo del estudio fue Gakuen Utopia Manabi Straight!, un recuentos de la vida muy animado que se estrenó en enero de 2007. Dirigido por Takayuki Hirao, fue el primer anime en el que pudimos ver a Yūichi Terao en los créditos como director de fotografía. La serie triunfó lo justo y necesario, y nada más que eso, pero estaba llevada con gracia.

Gakuen Utopia es, hasta la fecha, la última serie de anime del estudio con historia original. Tras ella se centraron completamente en hacer adaptaciones. Empezaron con las OVA del Tales of Symphonia The Animation: Sylvarant-hen (junio de 2007), primer contacto de Ufotable con la saga de videojuegos Tales of. Aunque esta no alcanzó, ni de lejos, el reconocimiento que conseguirían sus trabajos futuros. La obra que consiguió por fin sacar Ufotable del anonimato llegó muy poco después, en diciembre de 2007. Hablamos de la saga Kara no Kyōkai (The Garden of Sinners).

Kara no Kyōkai: El comienzo de la relación entre Ufotable y Type-Moon

Kara no Kyōkai es una serie de novelas ligeras escritas por Kinoko Nasu e ilustradas por Takashi Takeuchi. Estos dos autores son, además, los cofundadores de la desarrolladora de videojuegos Type-Moon, con la que Ufotable establecería una próspera y larga relación que llega hasta nuestros días. Llegados a este punto es importante aclarar que varias de las obras de Type-Moon comparten cierto nivel de trasfondo. A este conjunto de obras más o menos relacionadas se las conoce con el término Nasuverso (en honor a su escritor), y varias de ellas han sido adaptadas a anime. Ufotable es precisamente uno de los que lo ha hecho con mayor éxito.

20 años Ufotable
Kara no Kyōkai, uno de los mayores proyectos de Ufotable en sus 20 años de historia y el anime que lo sacó del anonimato.

Kara no Kyōkai gira en torno a una serie de muertes extrañas. Los protagonistas Shiki y Miyura Kokutō, son enviados por una agencia de detectives especializada en fenómenos paranormales para investigar los hechos. Es una historia llena de intriga y filosofía, y mucho más seria que los animes precedentes del estudio.

A la hora de adaptar estas novelas, Ufotable decidió programar toda una saga de películas. Originalmente, iba a estar compuesta por siete filmes, pero al final fueron ocho, que se alargaron hasta 2011. Además, en 2013 sacaron un capítulo especial, el Mirai Fukuin, compuesto por una película y un episodio extra, con el que ya dieron cierre definitivo a la serie. Las películas se sucedieron a una velocidad apabullante durante esos años, prueba de que el estudio se dedicó con ahínco al proyecto y por eso no produjo nada más de peso entre 2007 y 2011.

El equipo (del jardín) de los pecados

Kara no Kyōkai no solo fue el primer cara a cara de Ufotable con el Nasuverso, sino también su primer enfrentamiento con el formato largometraje, lo que suponía un reto de especial envergadura. Por eso, decidieron sacar la artillería pesada.

20 años Ufotable
Kara no Kyōkai, uno de los mayores proyectos de Ufotable en sus 20 años de historia y el anime que lo sacó del anonimato

Entre los implicados en el proyecto encontramos talentos como el de Ei Aoki, que se encargó de dirigir el primer filme. El director aprovechó la película para catapultarse a la fama, y pasó a ser un colaborador recurrente de Ufotable durante años. Otro que participó en las películas fue Takayuki Hirao, que encabezó la producción del quinto filme, uno de los más complicados e importantes. El director acabó volviendo locos a los integrantes del equipo con un storyboard lleno de saltos temporales y escenas de movimientos vertiginosos. No por nada, acabaría haciéndose famoso por sus intensos movimientos de planos de cámara.

Importantísimo fue también el papel de Tomonori Sudō, omnipresente siempre que Ufotable ha necesitado adaptar diseños de personajes de alguna obra de Type-Moon. Además, tampoco podemos dejar de mencionar la implicación de la virtuosa Yūki Kajiura para la banda sonora, compositora más que famosa en el mundillo y que se volvería una habitual en la casa. La lista sigue y tendríamos para rato, pero basta decir que Ufotable lo dio todo en este proyecto. Afortunadamente, y pese a los riesgos que asumieron —como el no seguir el orden cronológico de las novelas—, les salió bien, muy bien.

El camino hacia el éxito

Kara no Kyōkai triunfó. Lo hizo, desde luego, por su intrigante historia y misteriosos personajes. También por su trabajada animación, su fuerza narrativa visual y su sobrecogedora ambientación. Por no hablar de su magnífico apartado artístico, poblado de colores intensos y fuertes contrastes. Pero quizás el detalle que más sorprendió fue la soltura con la que Ufotable consiguió conjugar animación tradicional con efectos digitales. Este logro se acabaría convirtiendo en uno de los baluartes principales del estudio.

La saga fue un punto de inflexión para el ellos, el pistoletazo de salida en su camino hacia el éxito. Pero la obra que los encumbró y catapultó a la fama por completo fue probablemente su siguiente gran proyecto.

La saga Fate entra en escena

20 años Ufotable
Fate/Zero, uno de los mayores éxitos en los 20 años de Ufotable

El éxito que estaban teniendo con Kara no Kyōkai le dio un empuje tremendo a Ufotable, que pudo seguir creciendo e incorporando nuevos talentos. Incluso le fue posible inaugurar un estudio subsidiaro localizado en la ciudad de Tokushima (2009). En esa situación de bonanza, el camino estaba allanado para su siguiente proyecto de categoría, que marcaba su segunda colaboración con Type-Moon y el Nasuverso. En esta ocasión se trataba, nada más y nada menos, que de la franquicia Fate.

Pero antes de entrar en materia hacen falta, de nuevo, algunas explicaciones. Fate gira en torno a las guerras por el Santo Grial. Siete magos elegidos combaten entre ellos invocando espíritus de héroes de otras épocas. El último en pie tiene derecho a reclamar el poder absoluto de tan codiciado artefacto. La saga comenzó originalmente con la novela visual Fate/stay night, en la que se contaban los acontecimientos de la quinta guerra. Tras esta novela surgieron infinidad de obras derivadas que compartían la misma base y trasfondo. Una de ellas fue Fate/Zero, la escogida por Ufotable para iniciarse en la saga.

Fate/Zero

Fate/Zero es una precuela de la historia de Fate/stay night y en ella se narran los hechos de la cuarta guerra. No es una novela visual, sino una novela ligera compuesta por cuatro volúmenes que surgió de la colaboración entre Type-Moon y la desarrolladora Nitroplus. Además, aunque supervisadas por Nasu, fue escrita por Gen Urobuchi, conocido en el mundo del anime por los guiones de series como Madoka Magica o Psycho-Pass.

Así pues, en 2011 llegó a las pantallas de la televisión japonesa la primera temporada de la serie, y un año después, la segunda. Y lo petó. Se puede decir más fino pero no más claro. No solo se convirtió en uno de los animes mejor valorados del estudio, sino también en una de las series más populares de la última década en términos generales. Para esta serie volvieron a contar con la dirección de Ei Aoki y la música de Yūki Kajiura. El guion estuvo supervisado por el propio Urobuchi y en el proyecto trabajaron buena parte de los animadores que ya había participado en Kara no Kyōkai. Incluido, por supuesto, el diseñador de personajes Tomonori Sudō, que además se encargó de supervisar la dirección de animación.

Fate/Zero, uno de los mayores éxitos en los 20 años de Ufotable

Fate/Zero logró triunfar por motivos similares a su predecesora: una ambientación absorbente, una animación magnífica y una narración potente. No obstante, la historia en esta ocasión era más accesible, aunque no por ello menos cruda, y eso seguramente facilitó que llegase a un público más amplio.

Un antes y un después

Kara no Kyōkai sentó los cimientos del reconocimiento, pero Fate/Zero confirmó lo que algunos comenzaban a pensar: que Ufotable era un estudio a tener muy en cuenta. No solo habían conseguido satisfacer a los fans del Nasuverso, sino que habían mostrado una calidad fuera de toda duda. Tras estos dos animes, los aficionados empezaron a esperar los proyectos del estudio con interés, sabiendo que, como mínimo, asistirían a un espectáculo audiovisual de gran nivel.

Lo más difícil estaba hecho, pero en el futuro quedaba otra tarea ardua: no defraudar las altas expectativas de la gente.

Curiosidades

  • Parece ser que el nombre del estudio tiene su origen en un mesa decorativa escandinava. El mueble tenía una forma peculiar que recordaba a un ovni (en inglés, «ufo», al igual que «table» significa mesa) y despertó el interés de Hikaru Kondō, sirviéndole de inspiración.
  • Ufotable tiene un departamento de claymation. A día de hoy ha caído en el olvido y parece prácticamente abandonado, pero durante años este grupo creó los endings de todas las series del estudio, además de otros pequeños metrajes.
  • Cuando le pidieron a Yūki Kajiura que hiciera la música para Kara no Kyōkai, le gustó tanto el proyecto que decidió crear una banda ex profeso para la ocasión: Kalafina. Curiosamente, el grupo se mantuvo tras las películas y siguió participando en otros animes, incluidos varios títulos posteriores de Ufotable.

 

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here