Parece mentira, pero no lo es. The Promised Neverland llega a su fin. Recuerdo como si fuera ayer cuando sacábamos la guía de invierno 2019 y veíamos con ilusión el estreno de este prometedor anime. Ahora, meses más tarde, nos encontramos ante su duodécimo episodio para decir adiós a Emma, Ray y compañía en este intenso y emocionante viaje. Por supuesto, y sin intención de ser pretencioso, quiero agradecer a todos los que nos habéis acompañado en esta serie de reseñas. De verdad, ¡mil gracias! Sea comentado o leyendo, la interacción hace que enfrentarse a retos así merezca la pena.
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Aunque es probable que suene a excusa —es posible que lo sea—, me cuesta un poco abordar este episodio. No solo por lo que implica, sino porque nos encontramos ante el final. Uno de ellos. Quizás eso explicaría por qué mi tardanza en verlo; de algún modo trasladé las dudas que tenía sobre la calidad de la adaptación a mi capacidad como redactor. Después de todo, ¿no existe siempre ese miedo al fracaso, propio o ajeno, cuando te ves directamente afectado?
Mi sensación previsionado estaba llena de dudas que desaparecieron casi al instante. Ya desde el comienzo somos conscientes de que este no es un episodio normal: no hay opening y la escena inicial de NoitaminA nos muestra un precioso dibujo de la serie. Y es que si algo agradezco al equipo detrás de la adaptación es que se nota que existe una responsabilidad y un saber hacer para hacer justicia con su punto de partida: el manga de Kaiu Shirai y Posuka Demizu. Lo dije en varios análisis anteriores y lo vuelvo a repetir aquí. Salvo ciertas imperfecciones y bajones, creo que The Promised Neverland se convertirá en uno de los animes del año.
Un emocionante espectáculo
Si bien la ausencia de opening y el detalle de NoitaminA me gustaron, lo que realmente disipó mis dudas con esta conclusión fue que, desde el principio, sentí la emoción. La animación, los diseños, la música… Todos los elementos se conjugaron a la perfección y pude conectar prácticamente durante todo el episodio. Esta conjugación supuso, además, la culminación de muchas tramas desarrolladas o planteadas en episodios pasados. Es por ello que se trata de un final satisfactorio y muy completo, ya que encontramos momentos de acción, tensión e incluso introspectivos.
CloverWorks es un estudio con el que, en general, no tengo muchas pegas. En The Promised Neverland su trabajo detrás de la animación me ha parecido muy bueno y en esta conclusión mantienen el tipo con planos y detalles dignos de una season finale para una serie así. Por otro lado, el apartado sonoro es espectacular. No es ninguna sorpresa —ha sido una de las grandes bazas de la serie— mas en este episodio 12 destaca con especial fuerza. En concreto, las escenas de huida y los recuerdos de Isabella —muy diferentes ambos— poseían un carisma incontestable.
La redención de Isabella
La huida de los huérfanos y el clímax de un magnífico plan ideado por Norman y el resto de jóvenes es uno de los epicentros del capítulo. Cómo Ray sucumbe ante la valentía de Emma y el resto de jóvenes, así como la entereza y vulnerabilidad que demuestra Phil definen gran parte del desarrollo del argumento. No obstante, ya hemos hablado mucho de ellos en críticas de otras semanas y ahora le toca el turno a Isabella, la madre de Grace Field House.
El éxito del plan trae consigo una mayor profundización en el personaje de Isabella. Esta, más allá de su papel de madre protectora y amenaza para los protagonistas, no ha tenido un desarrollo muy pronunciado. Ante su fracaso como cuidadora somos conocedores, del mismo modo que ocurrió con Krone, de su pasado. Isabella también fue joven, alegre y llena de energía, pero se dio de bruces con la realidad. Frente a este choque, la practicidad salió victoriosa: pese a todos los males sufridos, Isabella se propuso sobrevivir lo máximo posible.
Un desarrollo algo pobre
Reconozco que, con total sinceridad, esta redención me resultó un tanto fuera de lugar. Pero fue lo mismo que en el manga: creo que la construcción de Isabella no estuvo a la altura de las circunstancias. Desde el principio fue una amenaza y una líder sin escrúpulos para conseguir sus objetivos. Es cierto que tuvo momentos más humanos y tiernos —sin ser fingidos, quiero decir—, pero el clímax del personaje parece cogido con pinzas.
Los momentos de Isabella con ese joven tocando la guitarra —una preciosa versión de un tema de la banda sonora—, su pena ante la despedida… También se nos desvela, con cierta sutileza, que Ray fue engendrado por Isabella, dándole así un matiz de «madre de sangre». No puedo evitar sentir que todo esto está hecho así para que entendamos los motivos de su posición y de que, detrás de todo su caparazón, se esconde una mujer con sentimientos y humana. Sin embargo, este proceso me pareció más impostado y artificial: como si alguien nos tratase de convencer, más que si fuese un desarrollo fluido y natural que llegase con la trama.
En definitiva
Tras tantos momentos de tensión, miedo e incertidumbre por fin llega la recompensa. Nuestros huérfanos se vuelven dueños de su destino para luchar y revelarse contra lo establecido. Una liberación, en todos los sentidos, que convierte a este acto final en un acontecimiento digno de ser disfrutado.
Más allá de algunos detalles y pormenores, mi valoración final es positiva. Me siento muy feliz de haberme atrevido con esta serie y de ofrecer, semana tras semana, mis impresiones. The Promised Neverland llega a su fin, y aunque me apene, también me alegra ver que un anime en el que deposité confianza haya conseguido darme lo que esperaba.
¡Y eso ha sido todo! De momento…
The Promised Neverland es una serie anime disponible en Crunchyroll. La serie se basa en el manga homónimo, licenciado en España por Norma Editorial. De nuevo, muchas gracias por leer estas líneas y acompañarnos cada semana. El anime termina, pero no del todo… ¡ya que tendremos una segunda temporada para 2020! ¿Seré lo suficientemente inconsciente para reseñarla capítulo a capítulo? Es posible.