
Junji Itō es, probablemente, uno de los mangakas de terror más populares de la actualidad. No es para menos: se trata de un autor prolífico, con un estilo propio y un imaginario visual muy particular. Hoy os traemos nuestra reseña de Sensor, nuevo manga de Itō que explora el terror cósmico con toques religiosos y filosóficos. ¿Habrá estado a la altura? Vamos a comprobarlo.
Sinopsis
Kyōko Byakuya pasea sola por el pie de la montaña Sengoku. ¿Se ha perdido o algo la ha atraído hacia allá? De repente, aparece un hombre extraño que le dice que la estaba esperando y la invita a su pueblo. Al llegar, la mujer contempla la visión asombrosa de una aldea donde todo brilla como el oro. Por la noche, mientras observa el cielo con los aldeanos, una infinidad de objetos cae como la lluvia. ¡Este es el primero de una sucesión de incidentes aterradores que están a punto de ocurrir! El mundo entero pronto estará a merced de la belleza y del poder de la misteriosa mujer. ¡Pero ¿quién es Kyōko Byakuya?!
Reseña manga: Sensor
Antes de comenzar, debemos dar un par de datos sobre la obra. Sensor (センサー), escrita y dibujada por Junji Itō, se publicó entre agosto de 2018 y agosto de 2019 en la revista Nemuki+. En España, la obra fue editada por ECC Ediciones en octubre del pasado 2020.
La edición española cuenta con encuadernación en rústica y 240 páginas en blanco y negro con inserto de color. Salió a un precio de 9,95 €. El tomo viene con una sobrecubierta a color acompañada de los personajes que encontraremos en Sensor, el título de la obra, el logo de la editorial y, por detrás, la sinopsis. La cubierta, en cambio, es más simple: está recubierta de «cabellos celestiales» monocromáticos.
En cuanto a los materiales, se trata de un tomo decente, con una ejecución aceptable. La calidad del papel está bien y la impresión es buena, salvo en un caso: las páginas 220 y 221 pierden nitidez. Es posible que sea solo un problema del tomo que hemos analizado. Por último, la traducción de Olinda Cordukes es correcta: sin fallos reseñables.
Historias conectadas

El tomo de Sensor se divide en 7 historias que tienen un elemento en común: Kyōko Byakuya. Ella aparecerá en todos los relatos y será un hilo —irónicamente— conductor de la historia. Para los fans de Itō, esto no es ninguna sorpresa, ya que el autor lleva aplicando este método en sus historias desde sus inicios. En Uzumaki, por ejemplo, las espirales y las desventuras en el pueblo Kurouzu eran el eje de la trama; algunas de sus historias podían funcionar como cuentos autoconclusivos y otros, en cambio, hacían avanzar la trama. En Sensor, el maestro Itō repite la jugada.
La historia comenzará con la presentación de Kyōko, una joven desconocida —incluso ella no parece saber qué hace allí— que deambula por el bosque. De repente, se encuentra con un señor que parecía estar esperándola… y ambos se dirigen hasta el pueblo Kiyokami, recubierto entero de unos hilos dorados. A partir de este punto, da comienzo esta peculiar historia donde el mangaka entremezcla varios elementos religiosos con sus habituales manías artísticas.

Así, Sensor nos introduce un tema muy interesante y que será crucial a lo largo de los capítulos: el fanatismo religioso. A través de una secta que hará su aparición en más de una ocasión, Kyōko y Wataru Tsuchiyado —un reportero que a partir del segundo capítulo toma protagonismo en la obra— tendrán que enfrentarse a su amenaza, ya que estos desean la sabiduría eterna, de la que Kyōko parece ser la clave.
Un ¿refrito?
Si es el primer contacto con Junji Itō, es posible que Sensor se perciba como una obra interesante. El problema es que, a poco que se le conozca, es posible ver muchas —muchas— similitudes artísticas y argumentales con obras anteriores de Itō. Remina, Gyō o incluso Uzumaki se perciben entre las hojas de Sensor. Y no de forma positiva. La sensación que provoca la lectura es que ya hemos visto lo mismo antes, y mejor ejecutado. Asimismo, Itō abusa un poco del jumpscare: en una página un personaje observa algo raro, y al cambiar la página… ¡Pum! Aparece un monstruo.
Aun así, Sensor no deja de ser una lectura disfrutable. Incluso en una obra no tan inspirada, el arte de Itō se sobrepone y nos ofrece figuras pesadillescas, personajes muy expresivos y entornos inmersivos. Algunos de sus relatos funcionan bien —los bichos suicidas— y, al final, se percibe el intento de unir todos los elementos y crear una historia cohesiva y conectada.

Un guion flojo: críptico y sobreexplicado a la vez
No es sorpresa ninguna que los mangas de Itō palidecen generalmente en el desarrollo de la historia. De hecho, el propio autor lo revela al final del tomo, en un texto, sobre cómo creó Sensor y el modo en el que sus personajes empezaron a actuar «sin su consentimiento». Tal y como él cuenta, la historia empezó de una forma y, sin darse cuenta, se empezó a desviar de su camino inicial, dando lugar a cambios repentinos que tuvo que encajar en el conjunto de la obra.
Esta metodología no es mala per se, ya que se puede partir de un concepto abstracto e ir dándole forma sin obsesionarse con los aspectos argumentales —se pueden encajar después—. El problema es que hay que saber manejar bien la historia y que no te consuma. Quizás ese es el problema de Sensor —originalmente titulado Relato del viaje del súcubo—. Es un relato interesante, que abusa de diálogos expositivos, pero que también deja elementos en el aire que merecían un mayor desarrollo. Además, hay ciertas casualidades que se antojan más como conveniencias del guion que otra cosa.
Conclusión
Sensor es un tomo curioso, que trata temas controvertidos y que está dibujado con el siempre notable arte de Junji Itō. No obstante, deja una sensación agridulce, sobre todo teniendo en cuenta el potencial de su historia y las virtudes que encontramos en cada uno de los capítulos del tomo. El guion —poco consistente en ciertos momentos— enturbia el resultado final de un tomo que, finalmente, entra en la etiqueta de «obra menor».