Reseña InuYasha n.º 12: un manga histórico

Hoy día no son tantos los mangakas que no necesitan carta de presentación. Eiichiro Oda, Masashi Kishimoto, Akira Toriyama, Yusuke Murata, Hiromu Arakawa… La historia nos ha dejado grandes leyendas que han cambiado la forma en la que entendemos la industria. A todos estos nombres se sumó hace muchos años uno también muy importante: Rumiko Takahasi, autora de grandes series tales como Urusei Yatsura o Ranma ½, entre muchas otras. Por supuesto, en ese ámbito también entran producciones tales como InuYasha, protagonista de nuestra reseña del día junto con su volumen n.º 12.

Y aunque parece que fue ayer cuando Planeta Cómic comenzó con su reedición, han pasado unos dos años desde que nos reaventuramos en la vida de Kagome, Inuyasha y compañía. Tanto es así que ya os hemos hablado de decenas de eventos, situaciones y peculiaridades. Es por esto mismo que en esta ocasión me gustaría hacer un pequeño alto en el camino y centrarme en todo lo que hemos vivido hasta ahora. Entiendo que tal vez sería más oportuno cuando llegásemos al volumen n.º 15, esta entrega nos ha dejado un momento muy simbólico: la pelea de Inuyasha y Sesshomaru contra Naraku.

Aunque no es la primera vez que ambos hermanos se encuentran, que hayan unido fuerzas y hayan sido capaces de hacer que el gran antagonista de la serie tenga que huir con el rabo entre las piernas, sí que es algo inédito. Aparte, el propio Inuyasha asiste al cambio de su hermano, quien trata con mucha menos crueldad de la esperada a un humano. O lo que es lo mismo, ambos han cambiado mucho, lo cual marca un momento muy importante en la idiosincrasia de la serie. ¿Queréis saber más? Os lo cuento tras hablar de la edición.

Reseña del manga InuYasha n.º 12 | Portada, sinopsis y edición

Kagome, InuYasha y sus amigos se enfrentan a Naraku una vez más, pero esta vez descubren su nuevo y malévolo plan que involucra una versión oscura de InuYasha. Mientras luchan contra este enemigo formidable, se revelan más detalles sobre el pasado de Kikyo y su conexión con Naraku, complicando aún más los sentimientos de InuYasha.

En líneas generales, la edición está bien. Lo malo es que InuYasha ha sufrido durante estos últimos meses con portadas erradas, cortes de página o incluso alguna que otra mancha. Este nuevo volumen, por suerte, no presenta ninguno de estos problemas, por lo que estamos ante un producto que sí satisface nuestras demandas como consumidores.

En continuo progreso

Dicho esto, y volviendo al tema que nos acontece, lo cierto es que InuYasha se encuentra en un buen momento. La trama evoluciona tal y como esperábamos y, aunque es cierto que en algunos sentidos ha envejecido algo peor de lo que nos gustaría reconocer, lo cierto es que sigue siendo un gran manga. Cuando lo valoras todo desde un plano general desde el principio hasta este doceavo volumen, lo cierto es que destaca para bien en ámbitos con el ritmo, la narrativa y la evolución de los acontecimientos.

Y eso que en realidad hablamos de una serie relativamente simple. O lo que es lo mismo, la trama no es compleja, el argumento no ofrece demasiadas sorpresas y, en general, es una historia sin grandes giros argumentales. Pese a ello, debemos tener en cuenta su situación contextual, y es que hablamos de una obra que se estreno hace más de 20 años. Teniendo eso en cuenta, no solo tiene mucho mérito que siga siendo perfectamente válida en pleno siglo XXI, sino que sea capaz de ser tan entretenida.

En efecto, una de las mayores virtudes de InuYasha es que, aun con todo, pese a que tiene apartados que no han sobrellevado tan bien ese paso del tiempo, en realidad sí que ha envejecido bien. Lo que no lo han hecho son detalles menores, puesto que el grueso general del manga es realmente bueno. Tanto es así que habría muchas otras obras que podrían aprender del progreso que hemos visto en personajes como Kagome, Inuyasha o Sesshomaru en estos 12 volúmenes.

Una historia con varios protagonistas

Partiendo de esa base, resulta más fácil comprender los motivos por los cuales InuYasha es uno de los mangas más importantes de la historia y/o por qué Rumiko es una de las autoras más relevantes de su tiempo. Más allá de eso, lo cierto es que hablamos de un isekai que supo ser original en su tiempo. No se deja por los estereotipos propios del género. Cierto es que por aquel entonces no estaban tan de moda. No obstante, es una virtud que ahora sí podemos resaltar al compararlo con el mercado actual.

Centrándonos un poco ahora sí en el contenido de este tomo, destacando la nueva aventura de Sango y Miroku. La segunda pareja principal del manga ha evolucionado mucho en estos tiempos y se nota que cada vez tienen más afinidad cuando aparecen juntos. Y no solo en el plano romántico. Hay más química y este volumen lo refleja muy bien. Aparte, hasta Kagome se ha dado cuenta de que algo se empieza a cocer entre ellos, puesto que se ven cositas. Especialmente cuando la autora es capaz de darles tanto protagonismo durante varios episodios seguidos.

Cuando coges esto, sumas la interacción de Kagome e Inuyasha, su forma de relacionarse con el mundo, y la manera en la que el ya mencionado Sesshōmaru ve a ciertos humanos, te queda una historia con un desarrollo muy orgánico que genera mucha curiosidad. Si ya la conoces, te deja con ganas de más gracias a la nostalgia. Y si no es así, genera un interés genuino gracias a lo bien construida que está casi desde el principio.

• Sigue siendo un clásico entre clásicos. Es historia del manga.
• Los personajes son muy únicos y su concepto de isekai es refrescante.
• La edición es de gran calidad y el dibujo, aunque antiguo, tiene mucho encanto.
• La evolución de los personajes principales, secundarios y antagonistas.

• Sigue abusando de ciertas conveniencias de guion.
• Diversos personajes tienen actitudes algo tóxicas.