Estamos muy acostumbrados a que los romances nipones, sobre todo en el mundo del anime y el manga, sean demasiado paroxistas. Especialmente en la industria de la comedia romántica, es esencialmente general que no ocurra nada durante decenas de episodios. Por suerte, Akane Tamura nos ha demostrado que no es una autora cualesquiera. Al menos en ese sentido, y esto es algo que hemos podido comprobar en nuestra reseña de El amor de Mobuko n.º 7.
Muy a su ritmo, respetando la personalidad introvertida de sus dos protagonistas, la mangaka ha sabido establecer una buena base como para casi cualquier circunstancia tenga sentido. De esta manera, aunque Mobuko e Irie siguen siendo bastante «lentos», su deseo por seguir descubriendo qué es el amor es muy grato. Ahora que ya son una pareja formal y llevan un tiempo juntos, se preguntan a sí mismos cómo deberían actuar y cómo podrían continuar su relación.
Y es que, aunque en Europa es muy normal que la forma de relacionarse de dos personas cambie muy rápidamente cuando se da el salto de amigos a pareja, parece que en Japón (a veces) es más complicado. Por supuesto, depende de la persona, pues cada individuo es un mundo. En ese sentido, Mobuko e Irie se piensan mucho las cosas, pero han demostrado bastante seguridad.
Van despacio, pero con buena letra, intentando respetar los tiempos de cada uno y hablando de sus problemas cada vez con más naturalidad. Muy sinceros, a veces fallan y se equivocan, pero de manera esencialmente tierna. Gracias a eso, podemos decir que tienen un carisma bastante único dentro del género del romance. Al menos así lo veo yo, pues no he leído muchos mangas románticos que se manejen de esta manera.
Reseña de El amor de Mobuko n.º 7 | Portada, sinopsis y edición
A Mobuko Tanaka nunca la han sacado a bailar. Siempre ha sido una chica callada y tímida, un personaje secundario en su propia vida. Pero ahora, con veinte años, Mobuko se ha enamorado por primera vez. El chico de sus sueños es Irie, un compañero del supermercado en el que trabaja. En este séptimo tomo, tras el incidente en el parque, lleva a Tanaka e Irie a considerar como sería besar a la persona que te gusta. Sus imaginaciones están disparadas y están tan nerviosos que acaban causando problemas en trabajo. No es fácil ser uno mismo cuando te gusta alguien, pero poco a poco la distancia entre ellos se acorta un poco más cada día…
Colección | El amor de Mobuko vol. 7 de 17 (en publicación) |
Autoría | Akane Tamura |
Traducción | Raquel Viadel |
Género | Drama, romance, slice of life |
Formato | Rústica con sobrecubierta |
Precio | 9,95 € |
Tamaño y páginas | 160 en 13 x 18 cm |
Maquetación | Futurbox Projet |
Fecha de publicación | 16/10/2023 |
Reseñas | Volúmenes anteriores |
Kitsune Manga ha establecido una buena base de trabajo, subiendo la calidad de la mayoría de sus productos. Esto lo hemos visto con El amor de Mobuko, serie de Akane Tamura que ha gustado bastante en líneas generales. Por desgracia, el moiré sigue siendo algo que encontramos en no pocos fondos y grises. Sigue siendo un fallo que les está costando resolver. Ahora bien, la maquetación ha mejorado, mientras que la traducción es de calidad. En general, podemos decir que es un producto de buena calidad que, en líneas generales, nos ha dejado un buen sabor de boca.
Dos protagonistas en constante crecimiento
Dicho todo esto, El amor de Mobuko es un manga que está progresando muy bien. Aunque al principio podíamos decir que era demasiado pausado, llegados a este punto podemos decir que este ritmo es —precisamente— una de sus mayores virtudes. En general, la historia, la narrativa y el guion funcionan cada vez mejor, dejándonos con un gran ritmo y una lectura esencialmente entretenida.
Especialmente porque la redacción es muy sensible y la estructura general de la trama funciona realmente bien gracias al peculiar carisma de sus dos protagonistas. Y eso que, en realidad, no son muy llamativos. Ni Mobuko ni Irie son dos personas que llenen cada página con su presencia. De hecho, su actitud retraída es la antítesis de carisma. Pese a ello, lo tienen, porque da gusto conversar con ellos a través de la lectura.
Bien acompañados de un dibujo muy bonito, su relación se ha convertido en algo de lo que siempre queremos ver algo más. Pasito a pasito, progresan, dejando a un lado aspectos tales como el lenguaje formal y/o planteándose cómo podrían darse su primer beso. Ambos quieren que esto suceda, pero les cuesta. Pese a ello, se esfuerzan, e intentan encontrar el momento.
Un manga cada más interesante
Es gracias a estos detalles que podemos decir que El amor de Mobuko ha encontrado su propio ritmo y que, ahora sí, funciona bastante bien. Dejando a un lado que los personajes secundarios siguen teniendo muy poca presencia y que nos gustaría ver algo más de ellos, la trama se desarrolla por el buen camino. Es entretenida y genera curiosidad, lo cual siempre es muy importante. Te deja con ganas de seguir leyendo para saber cuál será su próximo paso.
Consecuentemente, podríamos decir que la obra de Akane Tamura progresa con cada nuevo volumen. La historia es cada vez más sólida y, de una u otra manera, somos capaces de aprender junto con Irie y Mobuko. Ambos personajes, como pareja, han demostrado ser muy sanos y maduros. Y si bien es cierto que todavía no han vivido ningún contratiempo demasiado importante, ofrecen mucha seguridad.
Sobre todo porque Mobuko sigue evolucionando muchísimo. Esta es, sin duda, una de las narrativas más interesantes del manga. Nuestra protagonista, de una manera u otra, sigue aprendiendo más sobre sí misma, tanto fuera como dentro del amor, pero no es la única. Aunque la acción se centra por completo en ella, también estamos viviendo este proceso con Irie, lo cual no está nada mal. ¿Conclusión? Tengo muchas ganas de se estrene la octava entrega para ver cómo continúa.
- La sensibilidad narrativa de su autora.
- Es un amor bonito y sincero, sin grandes alardes. La historia es tierna y pura.
- El manga se toma su tiempo para desarrollarlo todo a su ritmo. No se siente apresurado.
- El dibujo es muy bonito.
- Es un romance muy orgánico y natural.
- La edición flojea en algunas partes.
- Los secundarios siguen sin aportar demasiado.