Esta lectura y reseña de Don’t call it mystery n. 8 me ha dejado con un sentimiento algo extraño. Positivo, sí, pero peculiar, puesto que ha abordado una cuestión que no me esperaba. De buenas a primeras, se presenta como un tomo normal con dos arcos más cortitos y la introducción de un tercero.
Los dos primeros están estrechamente relacionados y se construyen alrededor de Leica, un personaje muy singular que despierta en Totono todo tipo de sensaciones. Inclusive, a veces parece que pueda sentir algo más que amistad, pero…
La forma en que interactúan es rara. Cuesta pillarles el punto. Se entienden muy bien, pero a veces es como si hablasen en otro idioma. Y no lo digo porque Leica use códigos numéricos de cuando en cuando para lanzar mensajes ocultos.
Es algo diferente que se desvela a medida que avanza la lectura. En cierto modo, lo hace de manera desgarradora, pues te deja con un futuro incierto. No sabes si es bueno o malo, ya que la conclusión es ambigua. No sabes bien qué pensar.
Confieso que, como lector, este detalle me ha gustado. Sin salirse de su dinámica habitual, me ha ofrecido algo diferente que me ha permitido relajarme un poco tras todos los casos anteriores. Por supuesto, el manga sigue fallando y acertando en lo mismo.
Una vez más, Totono se ve envuelto en ciertos problemas por pura casualidad, cosa que ya empieza a molestar ligeramente. No es incómodo ni hace que la lectura sea menos disfrutable, pero empieza a ser un gancho algo repetitivo. Por suerte, lo compensa con el carisma de sus personajes, su trama y sus diálogos, pero es algo que no debemos obviar.
Reseña del manga Don’t call it Mystery n.º 8 | Portada, sinopsis y edición
Colección | Don’t call it mystery vol. 8 de 14 (en publicación) |
Autoría | Yumi Tamura |
Género | Josei, drama, misterio |
Formato | Tapa blanda con sobrecubierta |
Tamaño y páginas | 13,1 x 18 cm con 192 páginas en b/n |
Precio | 9,95 € |
Traducción | Maite Madinabeitia (Daruma) |
Fecha de lanzamiento | 05/12/2024 |
Reseñas | Volúmenes anteriores |
Tampoco debemos obviar la edición, la cual —salvo que se me haya pasado algún detalle, que puede ser— cumple con nota. En general diría que Distrito Manga ha vuelto a hacer un buen trabajo, aunque sí que he visto algunas viñetas con algo de moiré, entre otras cosas. Tiene detallitos, pero el resultado final es bueno.
¿Empezará Totono a pensar en sí mismo?
Dicho esto, no quiero detenerme mucho en estos detalles, puesto que sigo dándole vueltas a todo lo que ha ocurrido en este octavo volumen. Para empezar, Totono parece que empieza a pensar un poco más en sí mismo. Todavía tiene que seguir trabajándose, pero tal vez ahora es algo más consciente de su realidad.
Una de las cualidades de nuestro protagonista es que se le da muy bien entender e interpretar a los demás, pero falla cuando tiene que mirarse al espejo. Y no porque no quiera, sino porque está tan distraído con el exterior que a veces se olvida de su mundo interior.
Quiero creer que sus últimas interacciones con Leica le han hecho reflexionar algo más en ese sentido, puesto que le darían un buen empujón evolutivo como protagonista. En general, siempre deja buenas sensaciones y tiene carisma, pero si podemos pedirle más, pues mejor todavía.
Diría que a estas alturas de la película es lo más exigible dentro de un manga que ha establecido su rutina dentro de lo especial que es a veces. Diría, eso sí, que se ha quedado un poco estancado en su dinámica habitual y que necesita un pequeño empujón.
De hecho, considero que es lo único que le falta para alcanzar una de sus mejores versiones dentro de lo que pretende. Lo bueno es que, se cumpla o no esta cuestión, Don’t call it mystery sigue siendo un gran manga josei de drama y misterio.
Un manga muy humano
Aun a riesgo de repetirme respecto a mi anterior reseña, diré que Don’t call it mystery tiene unas virtudes y defectos muy concretos. En estos últimos encontramos la ausencia de una razón con más peso por la cual se justifique que Totono siempre acabe metido en líos.
Como gran baluarte, la calidad de sus guiones y sus personajes. No diré que las tramas son malas, pues no lo son, pero lo que de verdad te hace engancharte a la lectura no son ellas. Es la forma en la que Totono se relaciona con la gente.
Hace muy buen tándem con Leica, cuya personalidad encaja realmente bien con la suya, provocando conversaciones realmente interesantes, incluso aun cuando no están hablando de nada importante.
Es el personaje más recurrente en estos momentos, mientras que nuestros viejos amigos de la comisaria ya casi ni les recordamos. Me gustaría que no fuese tan de extremos, mas no es el fin del mundo. Es más, no solo me sigue gustando bastante el manga, sino que pienso que este Don’t call it Mystery n.º 8 está bastante bien.
- El protagonista tiene un carisma brutal.
- El desarrollo de la historia tiene mucho gancho y la historia es entretenida.
- Los diálogos son muy potentes.
- La introspección psicológica, humana y social que realiza es simplemente brutal.
- El dibujo puede seguir mejorando.
- Se sigue extrañando a un elenco de secundarios más constante.