
Tras varios meses de espera, regresamos con la reseña del tomo n.º 3 de uno de nuestros mangas deportivos preferidos: Cross Game.
Hoy por hoy, aunque hayan pasado dos decanas desde su estreno, sigue siendo uno de los mejores mangas deportivos de todos los tiempos. Por méritos propios, Mitsu Adachi es uno de los padres del género spokon. Poco importa que sus personajes casi siempre fuesen iguales o que sus tramas fuesen más bien simples. Era buenísimo en lo que hacía y esta reseña del volumen n.º 3 de Cross Game me lo ha demostrado.
Bueno, en realidad me lo ha «recordado», porque es algo que ya sabía. Desde hace años, tanto Cross Game como H2, Mix o Touch están en lo más alto de casi cualquier lista de mangas deportivos y/o de béisbol. Por supuesto, el tiempo ha jugado en su trama, pues el género ha evolucionado mucho desde aquel entonces.

Los personajes son más complejos, la narrativa está mejor construida y el argumento ofrece más contrapuntos. Y así ha pasado con casi cualquier manga cuando hacemos una comparativa entre lo nuevo y lo clásico. No obstante, cuando los valoramos dentro de su contexto temporal, hay mangas que son simplemente insuperables.
Mitsu Adachi, al igual que otros grandes mangaka, es uno de ellos. Su trabajo tiene un valor que va más allá de lo que logró en su origen. Es casi como una leyenda que —por suerte— sigue muy viva gracias a ediciones como esta. Con la magia de los años 90′ y los 2000, pero la eficiencia y pulcritud del manga moderno.
En otras palabras, si te llaman la atención los mangas de béisbol, te recomendaría que no te dejes llevar por su dibujo (entiendo que es mucho más simple de lo que acostumbráis) o su progresión lineal, pues os estaréis perdiendo uno de los mejores spokon de todos los tiempos.
Reseña del manga Cross Game n.º 3 | Portada, sinopsis y edición

Kô, Akaishi, Nakanishi… todos han empezado el bachillerato, pero han sido relegados a la cantera del llamado «Equipo del Barracón». Sin embargo, si logran ganar el partido de entrenamiento, ¡tendrán la oportunidad de entrar en el primer equipo! Cargando con las expectativas de Aoba sobre los hombros, Kô se enfrentará a Azuma, el mejor bateador de todos.
Colección | Cross Game vol. 3 de 11 |
Autoría | Mitsuru Adachi |
Género | Deportivo, drama, comedia, romance |
Formato | Rústica sin solapas con s/cub. |
Tamaño y páginas | 13,2 x 17,9 cm con 280 páginas en b/n |
Precio | 16,95 € |
Traducción | Marc Bernabé |
Fecha de lanzamiento | 5 de junio de 2025 |
Reseñas | Volúmenes anteriores |
Es más, ya os adelanto que no voy a cambiar de opinión ni ahora ni durante los ocho tomos que todavía le restan al manga. Sí, disfruté de la serie hace muchos años, y es incluso mejor de lo que la recordaba gracias —entre otras cosas— al buen trabajo de los traductores, la imprenta (Yellowkid) y los rotulistas (Henar Casal).
Sin más, el manga dispensa calidad a nivel editorial, ofreciendo una lectura bien adecuada a los tiempos que corren pese a que hablamos de un manga cuya primera publicación se produjo hace 20 años. En resumidas cuentas, personalmente no tengo queja alguna del trabajo que está realizando Distrito Manga.
Kitamura Ko, el hombre de las proezas

En lo que respecta a este tercer tomo, Ko por fin es capaz de mostrar al mundo de qué pasta está hecho gracias al enfrentamiento entre los descartados y el equipo principal del instituto. Ya desde el primer momento nos queda muy claro que es un jugador muy especial, pues es capaz de plantar cara varios de los mejores jugadores del país.
Su rendimiento en el campo es extraordinario, que no perfecto, pues es su primer partido serio. Nunca se había enfrentado a un equipo repleto de estrellas con tanto griterío en las gradas. Tampoco está acostumbrado a lanzar él solo durante un partido completo.
Su puesta en escena está repleta de baches que afectan, como es lógico, a su rendimiento. Pero Ko es especial. Es el niño de las «proezas». O eso parece, porque una de las grandes virtudes de Cross Game es que no estás seguro de cuando habrá un giro de guion.
Hay quienes dicen que su simpleza puede ser un defecto, pero en realidad es justo lo contrario. Hay muchos mangas contemporáneos que le dan tanta tensión a ciertas jugadas y momentos que hasta sabes de antemano cuando ocurrirá algo.
En Cross Game no es así. Todas las jugadas se ejecutan de manera similar más allá de la presión que pueda ejercer un jugador concreto o el marcador. Es por esto mismo que en realidad no sabes qué ocurrirá a continuación por mucho que te lo puedas imaginar.
La mayoría de las veces hasta te equivocas, pues Mitsuru Adachi no sigue las convenciones habituales del género. Algo lógico si tenemos en cuenta que cuando él escribía Cross Game estas no existían. Libre de ataduras, la suya es una historia que destila personalidad y libertad.
Cross Game, más que un manga de béisbol

Una que enmarca dentro de un relato de drama y realidad que le da tanta importancia a lo que sucede dentro del campo como lo que ocurre dentro de él. Kitamura, Aoba y el resto son chavales de instituto y su vida no gira única y exclusivamente en torno al deporte.
No se dedican al deporte con todo su ser y se olvidan de todo lo demás, puesto que en realidad eso no es ni real ni sano. La gracia está en encontrar un equilibrio que muchos shonen no comprenden. Dedicar el 100% de tu tiempo a cualquier actividad no es sana.
Y esto lo digo siendo un profundo admirador del género y un consumidor habitual del mismo. Es muy probable que casi cualquier serie en la que podáis pensar cuando escribo estas palabras me encante, llámese Captain Tsubasa, Blue Lock, Haikyuu o Diamond no Ace.
Que valore positivamente la estructura libre de Cross Game no significa que denigre la de otros grandes mangakas, pues cada una funciona a su manera y doy gracias por ello. Lo que quiero decir es que Cross Game lo hace precisamente porque es bastante opuesto a ese espíritu.
Y no es malo. El deporte tiene un peso capital en la historia y es el núcleo de la misma, pero no es lo único. En realidad el béisbol es muy importante para Kitamura y Aoba. A fin de cuentas, el día antes de su muerte, Wakaba soñó con el Koshien.
Con Ko sobre el montículo, Akaishi en la posición de catcher y Aoba en el montículo central, el trío lograba conquistar el torneo de verano y llegar al nacional. Y ahora que no está, ese sueño —aunque todavía no lo sepan— es suyo y de nadie más.
Conclusiones

Así que sí, el béisbol tiene una importancia capital tanto por la relación entre Ko, Aoba, Akaishi y Wakaba como por los propios objetivos de nuestros protagonistas. Poco a poco, especialmente Kitamura, su amor por el deporte crece. Por desgracia, en realidad su sueño nunca se hará real, pues Ko y Aoba no pueden compartir campo.
Pese a ello, sigue ahí. Su relación va más allá de dos amigos de la infancia que afirman llevarse como el perro y el gato. Confían el uno en el otro más que en nadie más y esto es algo que vamos viendo en el manga a través de pequeñas escenas y conversaciones muy bien tiradas.
Por ejemplo, para Ko no hay opinión con más peso y valor que la de Aoba cuando se refiere a la calidad de sus lanzamientos, mientras que Aoba es la que más ciegamente confía (sin darse cuenta) en la capacidad de su amigo sobre el montículo.
Sabe mejor que nadie cuál es su capacidad real y cómo de cabezota puede llegar a ser cuando se le mete algo entre ceja y ceja. He ahí la gracia del manga. No solo te ofrece la tensión propia de un spokon, sino que —pese a su simpleza— es capaz de ir más allá, dándole una gran importancia a las relaciones humanas entre sus personajes más allá del deporte.


- Es un clásico entre clásicos.
- La edición es realmente buena.
- Funciona como spokon, drama y romance.
- La historia es entretenida desde el minuto uno.
- Tiene bastante personalidad.

- Si gustas de historias más complejas, a veces es demasiado simple.
- El dibujo puede no ser tan atractivo si prefieres estilos más definidos.