
¿Alguna vez has sentido que puedes escuchar un dibujo? ¿O que una viñeta tiene vida propia? No es algo muy habitual, pero cuando ocurre, es algo másico… y con Blue Giant me pasa constantemente. Me pasó con los tres primeros tomos y el n.º 4 no ha sido la excepción.
Tanto es así que, aunque ya sé cuál será el final —el propio manga te lo cuenta desde el principio—, ya es uno de mis mangas musicales preferidos. Junto con Beck, Nodame Cantabile y Your Lie in April, es de lo mejor que jamás he leído dentro del género.
A su manera, todos tienen algo único que ofrecernos. En el caso de Blue Giant, es su fuerza y su intensidad. Tanto es así que hasta eres capaz de escuchar la música en tu cabeza. Tiene algo único. Algo que hasta cuesta expresar en palabras.

Y no es que tengas que ser un gran amante de la música para sentirlo. Si te gusta el manga, lo notas. No importa que Shinichi Ishizuka no sea el mejor dibujante o narrador de su promoción. No lo es.
Si valoras el manga desde una perspectiva más distante, el dibujo no es tan pulido como el de otros grandes artistas del siglo XXI, y la trama es relativamente simple. Sin más, el autor no se complica.
Simple y llanamente, narra, pero cuando lo hace, pone todo su ser en cada dibujo. He ahí la magia de Blue Giant. Cuando tiene que darlo todo de sí, es un torrente de sentimientos. Una vorágine de sensaciones.
Una tormenta difícilmente controlable en la que cada trazo trae consigo una pequeña catarsis. Te absorbe y te deja incluso sin aire. Al menos así está siendo en mi caso.
Reseña del manga Blue Giant n.º 4 | Portada, sinopsis y edición

Cuando Dai sopla el saxofón, vislumbra el inicio de una nueva etapa a través de la música, el sonido adquiere una fuerza distinta. Es este poder el que lo llevó a dejar el pueblo donde creció y a despedirse de sus amigos, sus profesores, su padre y sus hermanos… Ahora, desde que comenzó a aprender con Yui, su maestro, Dai participa por primera vez en sesiones musicales con otros músicos.
Colección | Blue Giant vol. 4 de 5 (serie cerrada) |
Autoría | Shinichi Ishizuka |
Género | Drama, música, slice of life |
Formato | Tapa blanda con sobrecubierta |
Tamaño y páginas | 15,3 x 21 cm con 396 páginas en b/n y algunas a color |
Precio | 17,95 € |
Traducción | Manel Vázquez López (Daruma) |
Fecha de lanzamiento | 3 de abril del 25 |
Reseñas | Volúmenes interiores |
Y no, no creo estar exagerando. Por supuesto, no es una constante. Cuando Blue Giant está en calma, sus aguas son muy tranquilas. La historia transcurre con normalidad. Es un relato de realidad con una expresión muy simple.
La historia, compuesta por tres jóvenes que lo dan todo por la música jazz, muestra que en su cabeza no existe otra posibilidad más que dar todo de sí por la pasión que los une, aunque sean perfectamente conscientes de que no compartirán escenario en el futuro.
Dai y Yukinori aspiran a lo más alto, mientras que Tamada solo quiere vaciarse; no quiere dejarlo con ningún arrepentimiento, pese a que «sepa» que no tiene nivel para vivir de la música. Eso no le importa.
Pasión por la música

En la flor de la vida, decide correr el riesgo hasta el punto de pedirle a sus padres repetir curso en la universidad para cumplir con ese objetivo sin lógica, pero con mucho corazón. Eso, precisamente, es lo que trae el manga consigo.
Corazón. Ya lo he dicho en varias ocasiones, pero es lo que tiene ser un manga con tanto alma. Especialmente cuando el fondo se tiñe de negro. Cuando Ishizuka-sensei trae la música a nuestras vidas, el fondo se tiñe de negro.
La historia pasa de una perspectiva distante, lejana y un poco fría a un ángulo tan cercano que hasta sientes el calor del momento. Es como un golpe en el pecho. Estás leyendo sentado en tu sillón favorito, tranquilamente, cuando de repente…
¡Pum! La música suena y nuestros tres protagonistas —e incluso otros muchos invitados que van apareciendo— se dejan llevar por la magia de su instrumento. En cierto modo, es una montaña rusa que sabe cuándo y dónde darnos eso que tanto nos gusta.
Es un vaivén de emociones en el que la historia no destaca por su originalidad, pero sí por una narrativa potente y un ritmo muy marcado. Y aunque soy perfectamente consciente de que muchas de las cosas que digo no son lo que esperaríamos de una reseña, tampoco es que Blue Giant sea lo que esperaríamos de un manga cualquiera.
Especialmente si tenemos en cuenta que hace algo muy difícil: hablarnos de música en un formato mudo. Es tremendamente complejo contar una historia capaz de marcarte de alguna manera cuando su protagonista es una nota silente.
Un manga con sonido propio

Y sí, la banda sonora del manga (está en Spotify) ayuda, pero sigue siendo algo muy complicado. Es por esto mismo que cada uno escuchará lo que quiera. Por ejemplo, para mí Beck suena a Los Ramones y The Offspring.
Blue Giant todavía no lo sé. Me estoy dejando llevar un poco por los propios artistas que se mencionan. No soy especialista en jazz ni es mi género preferido. Lo estoy descubriendo ahora, junto al manga, por lo que es como una fusión.
No obstante, cuatro tomos más tarde, empieza a tomar forma. Al principio siempre escuchaba música de fondo cuando leía Blue Giant. Ahora no me hace falta, pues la llego incluso a escuchar en mi cabeza.
Por supuesto, cuando combino ambas, el resultado es bueno, pero a veces lo que transmite no encaja con lo que escuchas y el sonido «real» es precisamente el de tu cabeza. Lograr esto no es nada fácil, siendo esta una de las razones por las que sí os recomendaría este manga.


- El dibujo tiene una fuerza tremenda.
- Es un manga con mucho sentimiento.
- Aunque no escuches nada, sientes que lo estás oyendo.
- Maneja bien los tiempos y sabe introducir pequeños dramas cuanto toca.
- Transmite una barbaridad y narrativamente tiene un gran ritmo.

- A veces no maneja bien los cambios de escenario.