De no haber sido por su epílogo, creo que jamás habría caído en el hecho de que el arco más reciente de La reencarnación del Yakuza era una analogía al tráfico de órganos y al mercado negro. Relatado bajo el amparo del marco de la fantasía, Takeshi Natsuhara traslada sus conocimientos como reportero al mundo del manga de una manera realmente magistral.
Debo confesar que, ahora que lo sé, he disfrutado incluso más que antes de su lectura, pues entiendo mejor el porqué de cada situación. Es más, opino que he cometido un error: me descuidé, no me leí los epílogos de los tomos anteriores y creo que por eso mismo me he perdido varios detalles interesantes.
Es más, es lo primero que haré en lo que termine de escribir esta reseña del tomo n.º 8 de La reencarnación del Yakuza, porque me he quedado con ganas de saber qué otras cosas podría haberme perdido. El caso es que, tras la lectura de esta octava entrega, estoy más convencido que nunca de que la licencia de Distrito Manga se encuentra entre las más destacadas del género isekai.

En el que podría ser uno de los géneros más sobreexplotados dentro de la industria de las novelas ligeras y el tebeo japonés, encontrar una que sabe ofrecerte algo diferente ya no por contexto, arte o ritmo, sino por meras sensaciones, es algo muy poco habitual.
Y aunque es complicado de explicar en simples palabras, pues es algo más abstracto que alabar la calidad del dibujo, destacar su buen hacer con la dirección narrativa o el carisma de sus personajes. Es una cuestión que no se basa en nada concreto, sino en el resultado final.
Reseña del manga La reencarnación del Yakuza n.º 8 | Portada, sinopsis y edición

Ryuu se ve envuelto en el siniestro tráfico de árboles de habilidades de la gran nación mágica de Altemeet, y lo toman prisionero. Allí ve que están sacrificando a los más débiles bajo el pretexto de que es por la lucha contra el Rey Demonio. ¡En esta original fantasía yakuza, nadie puede ser privado de su libertad!
| Colección | La reencarnación del Yakuza vol. 8 de 18 (serie abierta) |
| Autoría | Hiroki Mayashita y Takeshi Natsuhara |
| Género | Seinen, aventura, comedia, drama, fantasía, isekai |
| Formato | Tapa blanda con sobrecubierta |
| Tamaño y páginas | 13,1 x 18,2 cm con 176 páginas en b/n |
| Precio | 9,95 € |
| Traducción | Patricia Ridao (Daruma) |
| Fecha de lanzamiento | 10 de septiembre del 25 |
| Reseñas | Volúmenes anteriores |
En otras palabras, La reencarnación del Yakuza aúna virtudes y cualidades que tienen ese no sé qué que te acaba produciendo cosquilitas en la espalda con cada nuevo volumen. Y si bien es cierto que no alcanza el olimpo de esas series que han redefinido el género, sí que es capaz de ofrecer un mundo interesante de principio a fin.
Es una lectura mayormente notable con un regusto muy positivo. A estas alturas de la película, con ocho tomos en la mochila, lo puedo afirmar con más seguridad que nunca desde —por supuesto— una perspectiva netamente subjetiva.
Un isekai que sabe no dejarse llevar por los clichés del género y te ofrece algo más

A mí, personalmente, me está gustando mucho y estoy disfrutando bastante de la particular dualidad entre la caballerosidad de un yakuza —hecho a las viejas maneras desde un prisma (todo sea dicho) que blanquea muchísimo la figura del criminal de toda la vida— y la aparente delicadeza de una princesa que, en realidad, escondía más de un secreto.
En este octavo tomo es donde quizá se ha hecho más evidente, pues aun con todas sus diferencias, ambos personajes guardan más de una semejanza. De hecho, con Nyui de vuelta en el escenario principal, se hace más evidente, pues un gesto del presente le recuerda a otro del pasado aun cuando en cada uno de ellos era una Ryuu diferente.
Es algo, sin duda, muy curioso que me deja con otra duda: ¿Qué ocurrirá finalmente con la princesa? Es muy habitual que en un isekai, el personaje ocupe el lugar de un personaje que ha fallecido o sea una existencia inédita. Hay ocasiones en las que nos dejan caer que ha muerto o que le ha sustituido.

En otras tantas, como en esta, no sabemos qué ha ocurrido, pero no es tan habitual que el personaje original nos produzca tanta curiosidad. No es extraño que su predecesor sea algún tipo de niño malcriado, noble sin educación o persona (en general) de mal fondo.
Pero Ryuu no es así. La princesa tenía sus cosas, como cualquier persona, pero no era malvada. No tenía un mal fondo y, de hecho, podría ser una de las pocas integrantes de la familia real que no tiene un pozo de oscuridad por corazón. Parece ser que incluso era una de las pocas que no juzgaba a los demás por su raza.
Un buen manga de fantasía, yakuzas y reencarnaciones
Esto es algo que comprobamos en este último tomo, siendo otro de los rasgos que comparte con el yakuza que hoy ocupa su lugar. Piensa en el bienestar de la gente, aunque este último lo haga de manera más violenta y tenga especial debilidad por los más desfavorecidos.

Es como si tu padre o tu abuelo se vistiese con una armadura de poderes mágicos y se dedicase a resolver los peores problemas del mundo a base de guantazos capaces de recolocarte todos los huesos del cuerpo de un solo golpe. Solo entiende ese lenguaje, lo cual no es positivo, pero —por desgracia— en este mundo funciona.
Como todo se ha ido al garete, parece que la única solución es la violencia. Seguramente, la princesa no habría podido hacer nada y habría muerto a las primeras de cambio. Pero no fue así, y no sabemos qué ha ocurrido con su personalidad. ¿Su alma reside todavía en el interior de su cuerpo?
Esa duda no me deja dormir por las noches. Vale, sí, estoy exagerando, pero creo que entendéis a qué me refiero. El caso es que creo que ya estamos en un punto, tras tantos volúmenes, en el que podemos decir que La reencarnación del Yakuza es más que una historia con potencial.

Es un buen manga con el que los amantes de la fantasía, las series sobre reencarnaciones y las viejas leyendas sobre los yakuza podemos disfrutar sin miedo a encontrarnos con demasiados clichés, grandes patinazos o desarrollos predecibles.
En conclusión, sí, me está gustando mucho lo que estoy viendo con La reencarnación del Yakuza y considero que es un buen manga. Por supuesto, tienen que llamarte la atención este tipo de historias, pero si lo hacen, creo que no te arrepentirás de darle una oportunidad.


- El estilo artístico.
- Aunque es un isekai, se siente más novedoso de lo habitual.
- El diseño de los personajes, tanto personalidad como arte.
- Su progresión argumental y la evolución del mundo y sus caracteres.
- El ritmo narrativo. Es divertido y agradable desde el principio.

- Como isekai —inevitablemente— reutiliza algunos tropos tópicos, aunque no demasiados.
- A veces es un poco desordenado, tanto en dibujos como en ideas.