Sumidos en la magia de la ficción, a veces olvidamos que un equipo no se construye en uno o dos días. Conquistados por falacias de fantasía, nos dejamos llevar por la revolución y la juventud. Acostumbrados a historias en donde un par de jugadores jóvenes revolucionan la dinámica de grupo hasta convertirse en campeones, nos olvidamos de la realidad… Hasta ahora. En nuestra reseña de Farewell, My Dear Cramer n.º 3 hemos despertado de golpe.
Naoshi Arakawa, autor al cual siempre permanecemos muy atentos, nos ha dado un puñetazo de realidad en la boca del estómago. Y nos ha gustado. Tanto es así que nuestro mayor lamento es no disponer del cuarto volumen ya mismo; un mes es demasiado tiempo, pero así funciona el mundo editorial. De hecho, he ahí la gracia. Esa tensión y esa ‘ansiedad’ que nos alimenta día a día es la que hace que luego retomemos la lectura con tantas ganas.
Es más, esta misma introducción ya debería expresaros nuestra opinión para con Farewell, My Dear Cramer y su tercera entrega. Tras un buen arranque, el manga sigue y suma mediante una historia de calidad que nos tiene completamente enganchados. Lo hace, curiosamente, sin necesidad de hacer nada raro. La suya es una historia muy normal. Una trama lógica construida como un relato de realidad en donde los milagros no existen.
La victoria y la derrota son una consecuencia del trabajo. No hay suerte. Y aunque el azar pueda jugar en favor de unas y otras, cosa que también es natural, casi todo se decide por lo que uno ha ido construyendo poco a poco. Es normal que Nike, diosa de la victoria, no se aparezca ante quienes no digan ser dignos de su presencia. Y solo lo son aquellos que la buscan con más fervor que nadie. Al menos al principio. Cuando los dos equipos que chocan lo han hecho bien… Es ahí. Sí, es ahí cuando el fútbol es fútbol.
Farewell, My Dear Cramer n.º 3 | Portada, sinopsis y edición
Comienza la fase previa de la prefectura de Saitama para el campeonato nacional de bachillerato. El Warabi Seinan queda segundo de su grupo, lo que les permite avanzar a las eliminatorias. Allí se enfrentarán con las reinas indiscutibles de Saitama: el Urawa Hôsei. En la primera ronda del torneo, Nozomi Onda hace gala de su talento y logra meter un gol, pero al poco rato Alice Adatara, del equipo contrario, le roba el balón y… ¡consigue marcar! Tan solo quedan unos pocos minutos para que termine el encuentro y el Urawa les gana por un tanto… ¿conseguirán las warabis darle la vuelta al partido antes del pitido final?
| Colección | Farewell, My dear Cramer vol. 3 de 7 |
| Autoría | Naoshi Arakawa |
| Género | Shônen, spokon, comedia, deportivo, drama |
| Formato | Rústica con sobrecubierta reversible |
| Tamaño y páginas | 15 x 21 cm 376 páginas en b/n |
| Precio | 15,95 € |
| Maquetación | Guillermo Binnin (Drac Studio) |
| Traducción | María Lagóstena Zamora (Daruma) |
| Fecha de lanzamiento | 02/03/2023 |
| Reseñas | Reseña de volúmenes anteriores |
Antes de continuar hablando sobre el contenido del manga como tal, queremos detenernos —una vez más— en la labor editorial. A fin de cuentas, es uno de los aspectos más importantes de casi cualquier tebeo japonés o cómic en general. En el caso de Distrito Manga… Pues la verdad es que vamos a emitir, prácticamente, el mismo discurso de siempre. O lo que es lo mismo: el producto es de calidad.
Tanto por traducción como por maquetación podemos decir que está a las alturas de las expectativas. Algo todavía más notable si tenemos en cuenta que ha sido impreso con materiales procedente de fuentes responsables. Esto es algo que estamos viendo en todos sus lanzamientos, siendo algo verdaderamente reseñable.
Ahora bien, lo que más nos ha llamado la atención de este tomo (aunque en realidad todos la tienen) es la portada reversible. Sin más, es simplemente preciosa. Tanto la portada original como la que se encuentra en el borde interior son de calidad, lo que nos permite elegir entre cualquiera de las dos. Y es complicado, porque ambas lucen muy bien. Por lo demás, seguimos valorando positivamente tanto la traducción como la maquetación en líneas generales.
Una historia que se ha construido a su ritmo y que empieza a dar sus frutos
Dicho esto, regresamos al manga. Lo hacemos, eso sí, elevando nuestra valoración general de la obra. Durante los dos primeros tomos se construyeron las bases, mientras que en este tercero estamos empezando a ver los resultados. Algo lógico si tenemos en cuenta que ya hemos alcanzado, aproximadamente, el ecuador de la misma. Aunque la obra original se dividía en 13 volúmenes, el formato kazenban (uno de nuestros preferidos) está acelerando mucho las cosas.
Es más, gracias a este estamos pudiendo disfrutar de la obra a un ritmo relativamente trepidante. Siendo sinceros, en España nos estamos beneficiando mucho de que en Japón finalizase su publicación hace tiempo. Gracias a esto, y al formato escogido, el ritmo es bastante más elevado. Al disponer de un ‘tomo doble’ cada dos meses, la sensación de paroxismo propia de este tipo de obras es poco más que un fantasma pretérito al que no hemos llegado a conocer.
Sabiendo esto, pues no resulta extraño que nos esté gustando tanto el manga. Más todavía cuando tenemos en cuenta que la construcción de los personajes y la escenografía general es cada vez más profunda. Los primeros tomos, algo obtusos, han visto como la narrativa se clarificaba con el paso del tiempo para dar paso a una historia interesante y llamativa.
Introduciendo de manera muy hábil el pasado de algunos personajes secundarios para ofrecernos datos contextuales, pero sin profundizar demasiado en ellos, nos da justo lo que necesitamos. Ahora bien, su corta extensión también nos hace entender una cosa: no habrá un desarrollo especialmente complejo. Aunque los personajes están evolucionando y la base es buena, sabemos que habrá muchas incógnitas que siempre permanecerán junto con nosotros.
Por ejemplo, durante toda la obra se dice que Shoshizaki era una de las tres mejores jugadoras de Japón durante la secundaria, pero apenas sabemos nada sobre su rendimiento anterior. Se destaca su gran calidad como mediocentro defensivo, pero poco más. Sabemos lo que hay ahora y estamos bastante convencidos de que así seguirá siendo durante todo el trayecto.
Una evolución lógica, orgánica y consecuente
Por lo tanto, por mucho que nos esté gustando Farewell, My dear Cramer, también tiene sus ‘defectos’. Por suerte, son más bien pocos, ya que la historia —en realidad— funciona muy bien. Tanto es así que la primera derrota del equipo es algo lógico y coherente. Son un grupo que se acaba de juntar, por lo que sería muy raro que obrasen el milagro de derrotar a una de las favoritas del nacional. Estas llevan mucho tiempo trabajando en la base, por lo que agregar a nuevas jugadoras no es un problema.
El caso de las Warabis es muy diferente, porque es el equipo quien se adapta a sus tres nuevas estrellas. Eran un club sin reputación y poco margen de mejora. Algo muy normal si tenemos en cuenta que actualmente no hay ‘veteranas’. Las jugadoras más mayores son de segundo y no hay nadie de tercero. Esto le otorga al mangaka una base muy sólida para construir su equipo.
Partiendo de la base de que no tienen mucha experiencia, que puedan mejorar ‘mucho’ en poco tiempo, es bastante realista. Es por esto mismo que su primera derrota, la que les deja fuera del nacional, no solo es lógica, sino que tiene mucho sentido. Del mismo modo, la estrategia que sigue a nivel narrativo no solo es interesante, sino que nos permite profundizar en muy diversos aspectos.
La entrenadora, aprovechando sus contactos como exjugadora profesional, las inscribe en una liguilla para aquellos equipos que se han quedado fuera de los nacionales. Es ahí donde el grupo empieza a funcionar y donde los entrenamientos muestran sus frutos. Trabajando tanto en el ataque como en la defensa, empiezan a funcionar como equipo mediante tácticas básicas.
Reseña de Farewell, My dear Cramer n.º 3: cuando el fútbol es más fútbol que nunca
Y si bien es cierto que el grandilocuente de nuestro trío de protagonistas sigue siendo el eje del manga, también hay espacio para que otras jugadores menos destacadas tengan sus minutos de gloria. ¿Cómo? A través del trabajo en equipo y de un sistema funcional. Por lo tanto, podemos decir que Farewell, My dear Cramer evoluciona a pasos agigantados mientras nos ofrece un manga en donde el fútbol es más fútbol que nunca.
Todo ello sin olvidarnos de que lo más importante no es el resultado, sino el viaje. El manga se presenta como una suerte de crítica a la situación del fútbol femenino, por lo que se le da mucha importancia a las jugadoras. Ellas son el futuro, pero Midori plantea una cuestión muy importante: ¿Por qué deben cargar ellas con todo ese peso? Muchas jugadoras lo tienen interiorizado, pero lo que Soshizaki quiere es disfrutar del fútbol junto con sus compañeras.
Eso nos devuelve a la realidad en un instante, pues nos recuerda que las protagonistas siguen siendo chicas de instituto. No es lógico que carguen con ellas algo tan pesado, siendo esta una de las bases del equipo. Las chicas disfrutan del deporte que aman mientras crecen como personas y jugadoras, dejando una narrativa doble de lo más interesante. Todo ello dándole al fútbol toda la importancia que se merece.
Con todo esto, y sin desvelar otros acontecimientos igualmente importantes, Farewell, My dear Cramer se continúa perfilando como uno de nuestros spokon del momento preferidos. Para ello no apela a la épica, sino al lado más humano del deporte. Por lo tanto, se distingue de otros muchos mangas deportivos del panorama para ofrecer su propia visión del género. Algo que tampoco nos sorprende si tenemos en cuenta que su autor es Naoshi Arakawa, el también creador de Your Lie in April… entre otras.
- El manga está evolucionando a un gran ritmo.
- Como spokon ofrece un sentido deportivo realista y orgánico.
- Gran sensibilidad narrativa y buena construcción de personajes.
- Diseño atractivo, buena edición y mejor dibujo.
- Como es un manga corto, sabemos que se dejará muchos trasfondos sin resolver.
