Recientemente, Nuevo Nueve sorprendió a propios y extraños con un lanzamiento muy llamativo: Brindille, de Frédéric Brrémaud y Federico Bertolucci. Editada en su origen a través de una campaña de kickstarter, llamó la atención de no pocos habidos lectores de tebeo europeo. Su portada —gobernada por una joven de cabellos rubios armada con una espada de larga de acero y una suerte de armadura de hojas— evocaba imágenes de la época dorada del cómic francés.
Licenciada en España por Nuevo Nueve, pronto despertó mi curiosidad; el estilo de dibujo era muy llamativo y las preview expuestas eran preciosas. Así pues, interesado en su atractiva puesta en escena, quise saber más. Lo que me encontré fue una novela gráfica que, en su origen, había sido publicada en dos volúmenes diferentes. Aquí, por suerte, ha llegado en una edición única. En cualquier caso, ha salido al mercado a un precio de 25 € en un libro a todo color de 192 páginas a todo color en formato cartoné (tapa dura) de 27 × 19 × 2 cm.
Sinopsis
Una joven se despierta en un pueblo humilde. No recuerda nada, ni su nombre, ni cómo llegó allí. Mientras intenta recuperar la memoria y aprende de los habitantes de este mundo, gradualmente despierta poderes que no puede controlar. ¿Es ella un hada? ¿Una joven corriente? Una bruja? Las respuestas a todas estas preguntas, sin duda, se encuentran en este misterioso bosque que rodea el pueblo. ¿Encontrará el coraje para ir a donde nadie tiene derecho a ir? Una aventura mágica, una brutal batalla y el viaje iniciático de una joven heroína en su búsqueda de la identidad.
Brindille
Brindille es una novela gráfica preciosa que cuenta la errática vida de una joven sin memoria. Es más, no sabemos qué o quién es, aunque si nos queda claro que «normalidad» no la define. Desde un primer momento, los autores juegan con el desconocimiento y plantean una historia que quiere mezclar misterio y acción, pero falla. Me explico: empieza bien, mas no resuelve ninguno de los secretos que plantea. Por desgracia, estropea su buen comienzo al no responder ninguna de nuestras preguntas.
Para que os hagáis una idea, aparecen personajes que la temen o la ayudan, pero nunca se nos dice porqué. Por ejemplo, en el primer capítulo es «rescatada» por un pueblo de humanoides verdes, pero huyen pocas noches después. Lo abandonan todo y dejan su hogar ante las advertencias de la anciana del pueblo con una serie de justificaciones carentes de toda lógica; adolece la falta de nexos argumentales, respuestas y conclusiones que cohesionen los eventos acaecidos.
Esto se repite una y otra vez. De una u otra forma, como lectores podemos inferir ciertas cosas, pero muchas otras quedan muy en el aire. Otro ejemplo sería el antagonista, una suerte de ejercito de sombras que nos persigue. Son criaturas mayormente humanoides, pero con aspecto monstruoso. Nos quieren matar, pero… ¿Por qué? No lo sabemos. Brindille arranca fuerte y nos arrastra a su universo con genuina curiosidad, pero nos deja con la miel en los labios.
Recuerdos perdidos
Y es una verdadera lástima, la verdad, pues su universo es francamente hermoso gracias a la deliciosa composición de sus escenarios. Además, muchos de los encuentros que vive no tienen impacto alguno en la historia. Tampoco sus acciones o las de sus conocidos. La narrativa es potente, la trama parece interesante, pero el guion y los diálogos se quedan muy por detrás. Su sentido del ritmo es algo pobre y no maneja bien los tiempos a alargar el principio y acelerar los eventos posteriores.
No le falta fuerza ni impacto, ya que tiene la capacidad de emocionarnos en pocas páginas. Es más, le cogemos cariño a ella y su principal compañero de viaje; no hace falta demasiado: la espectacularidad de sus dibujos lo permite. Porque otra cosa no, pero el dibujo es precioso gracias a su fino trazo y su impresionante paleta de colores. Juega muy bien con los tonos oscuros y aprovecha la tristeza inherente de sus escenarios. Vamos, que es el arte quien salva su lectura y hace que merezca la pena —de verdad— perderse en la lectura.
Ya sea por su errático sentido del ritmo o el formato, es inevitable sentir que hay fallos demasiado obvios. En cualquier caso, es una opinión subjetiva. Es más, soy muy consciente de que hay obras que generan espacios en blanco que deben ser rellenados por el lector. A mí, personalmente, no me gusta cuando es tan evidente. Ahora bien, Brindille no se resume en una mala historia y un buen dibujo. No, es mucho más, ya que la construcción del entorno es espectacular. Aparte, la narrativa se engrandece cuando el dibujo se suma a la ecuación;
Reseña de Brindille: conclusiones
Brindille despierta sentimientos contradictorios. Por un lado, es una pieza de arte sobresaliente en donde la calidad de sus dibujos es incuestionable. Los escenarios son micro obras dignas de estudio repletas de detalles con una sapiencia narrativa deliciosa. La calidad del trazo es sobresaliente, la paleta de colores es excelsa y la composición general de cada viñeta es capaz de narrar la historia sin necesidad de diálogos o cuadros de texto. Por el lado contrario, aunque destaque en la narrativa, el guion se queda muy por detrás. Empieza muy bien, pero apenas resuelve las dudas que él mismo plantea.
Nos deja con la miel en los labios y, más allá de un final que no he comprendido demasiado bien, no entendí las motivaciones de los personajes. Ya fuese en forma de antagonista o aliado ocasional, la falta de contexto me impedía justificar sus acciones. Sea como fuere, es bastante entretenido. Además, la lectura es ligera y directa, lo cual nos permite disfrutar del volumen en su totalidad en poco menos de una hora. Como conclusión final, no me arrepiento de incluir Brindille en mi biblioteca. Con sus pros y sus contras me ha gustado.