Nunca olvidaré la primera vez que entendí que el anime o el manga no era algo solamente para niños. Tenía 11 años y el destino quiso que viera el primer capítulo de Elfen Lied mientras me comía un bocadillo de jamón.
Como podréis imaginar, esa escena no se borró de mi mente, -aquí me hallo contándola-, pero pronto descubrí que había una gran historia detrás más allá de brazos y piernas cortadas. Poco a poco, comencé a ver, leer o jugar a otras obras como Corpse Party, Another, Uzumaki, Deadman Wonderland o Berserk entre muchas otras y ahora llega hasta mí el primer tomo de Brutal gracias a Kitsune Manga.
Esta obra, —desarrollada por Kei Koga y Ryou Izawa—, seguramente haya sido la que más mal cuerpo me haya puesto y no por el gore sino por el reflejo de lo que la propia humanidad puede llegar a ser, sin embargo, necesito leer más. Os lo cuento en la siguiente reseña.
Reseña de Brutal n.º 1 | Portada, sinopsis y edición
Dan Hiroki es un detective de homicidios brillante, el mejor de su promoción, y también hijo del superintendente general de la Policía. Es un joven prometedor que parece estar destinado a tener una carrera meteórica hasta los más altos cargos del escalafón policial. Pero tiene un secreto… Y es que es un asesino en serie que ha matado a más de cien personas y que, hasta ahora, ha logrado escapar a la ley. Estas son las confesiones de sus crímenes y su juego del gato y el ratón con la policía.
| Autoría | Kei Koga y Ryo Izawa |
| Traducción | Clara Altares Roldán |
| Precio | 8,95 € |
| Formato | 13 x 18 cm, rústica con sobrecubierta |
| N.º de páginas | 160 páginas |
| Fecha de publicación | 14-11-2022 |
Raras veces encontramos protagonistas que no configuren el arquetipo de héroe. Sin embargo, algunas obras como Angels of Dead, Death Note o Tokyo Ghoul nos presentan a protagonistas trastornados que deben enfrentarse a un mundo en el que no encajan. Más raro aún es encontrar un villano, un individuo que genera rechazo como eje central de la historia y en Brutal es así.
A mí parecer, la clave de esta historia no reside en empatizar con un personaje al que se le atribuyen toda clase de bondades y una serie de adversidades que superar. Más bien, la morbosidad humana juega un papel determinante al encontrarnos con una serie de relatos que te dejan boquiabierto por su, -y nunca mejor dicho-, brutalidad.
La justicia por su propia mano
Este manga no escatima al representar escenas impactantes: muertes, desmembramientos y violaciones. Y lo hace con toda la frialdad posible desde la mirada de unos actores claramente trastornados. Esto es intencionado, por supuesto; tan solo tenemos que leer Trace, también de Kei Koga para comprobar que la intencionalidad está mucho más comedida.
De esta manera, podríamos decir que Brutal es la representación pura de la cara más oscura del ser humano. Y como agentes externos, tan solo podemos quedarnos a observar curiosos de saber qué va a pasar con el protagonista. ¿Lo pillarán? ¿Seguirá tomando la justicia por su mano? De una forma que tan solo el manga y el anime saben hacer, la dualidad de este personaje, -que pasa de policía a asesino-, es uno de los motores que nos mantienen enganchados.
De cierta manera, hay un tono crítico en cada página que leemos. La pasividad de la sociedad, el mirar para otro lado, la corrupción…Todas estas características son las que llevan a Dan a tomar la justicia por su lado y dar rienda suelta a su perversión. La actitud de ciertos personajes ante su estatus les ciega tanto que son incapaces de ver lo negro de su ser, como cualquier vecino que comenta que el detenido era buen tipo y siempre saludaba.
En esta obra se presenta una sociedad ciega y todos los problemas que conlleva. Así mismo, la presencia de la ironía se detona fácilmente, sobre todo en cada uno de los asesinatos. Todos parecen encontrar la justicia divina y esa justicia recae sobre el protagonista. Sin embargo, vamos a ser incapaces de empatizar con él.
Explícito, directo
Con respecto al guion, este tomo sabe cómo comenzar en una completa declaración de intenciones abierta de lo que nos espera si pasamos las páginas. Qué nadie diga que no se nos avisó. También sabe cómo ser sorpresivo, cómo innovar e incluso se vale de referencias conocidas por el grueso popular como puede ser la película de El Exorcista para conectar de forma rápida.
Con todo ello, esta primera entrega se centra sobre todo en establecer las bases, el tono, los pilares básicos de la obra. No hay nada de personajes complejos, en absoluto, la humanidad del protagonista, (si es que la tiene), no ha sido aún pincelada y en parte, eso es bueno, ya que queremos saber quién es esta persona y qué le ha llevado a cometer tales atrocidades.
De forma similar, me he sentido igual que cuando veía la serie de Jeffrey Dahmer: incómoda con la acción. Si sois aprensivos, vais a quedaros con la boca abierta y si acostumbráis al género, a lo mejor os saca alguna sonrisa de incredulidad.
Sea como sea, no es una obra que vaya a pasar desapercibida para nadie, pero tened claro que no hay filtro, censura o tabú a la hora de abordarla. Dicho esto, me quedo con muchas ganas de seguir explorando la malévola mente alterada de este atípico justiciero.
- Es una historia que impacta.
- Te puede dejar con mal cuerpo.
