‘Onward’, review sin spoilers

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Lo nuevo de Pixar ya ha llegado a las salas de todo el país. Tras varias secuelas de sus franquicias predilectas, la compañía se ha aventurado con una obra original. En esta casa ya hemos visto Onward y a continuación os contamos qué nos ha parecido.

Onward: Pixar y su magia característica

Jamás permitáis que la cotidianidad de la vida merme vuestra capacidad para hacer de ella algo extraordinario. Os pondrá a prueba con problemas, retos y situaciones complicadas -la existencia no es sencilla-, midiendo vuestro temperamento y capacidad de resistencia. Recordad siempre que en las pequeñas cosas es donde se encuentran siempre las mayores alegrías.

Suena casi paradójico que un estudio como Pixar prácticamente jamás se haya adentrado en un tema tan prolífico para el cuento como la magia. Es contradictorio porque, aunque lo hicieran con elementos fantásticos, su esencia ha sido siempre la de dotar de humanidad cosas que no la tenían; coches, juguetes, animales o, incluso, robots.

No obstante, la espera no va a prolongarse más pues Onward (Dan Scanlon, 2020) quiere recuperar toda esa magia que nunca ejerció como elemento central. Esta es una historia fantástica, un relato fraternal donde la compañía del plexo vuelve a hacer lo que mejor sabe: emocionar a través de unos personajes estupendos que irradian sentimiento por todos sus poros.

Onward

Una aventura para toda la familia

De este modo, Disney nos ofrece aquí una cinta para disfrutar en familia. Una propuesta que, como de costumbre, cuenta con un montón de referencias que el respetables sabrá apreciar y un tono muy acertado que la hace disfrutable para cualquier tipo de espectador.

De la misma manera, la grandeza del film radia en su carácter de epopeya con trasfondo. Una comparativa entre la fantasía de un mundo de ensueño frente a uno que ha perdido la capacidad de sorprender -¿quién quiere encender la luz con una varita cuando ya existe el interruptor y el suministro eléctrico?-.  Un verdadero acierto.

Los aspectos puramente técnicos, como en la práctica totalidad de títulos ofrecidos por Pixar, son absolutamente incontestables. Modelados perfectos, localizaciones de ensueño, efectos de iluminación perfectos y un largo etcétera que, cinta tras cinta, nos hacen preguntarnos ¿dónde está el techo del estudio?.

Veredicto

Disney da rienda suelta a su estudio predilecto para trazar un camino distinto al que nos tenía acostumbrado: abandonar las secuelas y apostar por una aventura original que tanto tiempo se le había reclamado. Onward es fresca y enérgica, un chute de magia y fantasía que agradará a propios y extraños.

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