El pasado 9 de octubre llegó a nuestras pantallas Nación cautiva, el nuevo trabajo de Rupert Wyatt. En FreakEliteX ya la hemos visto y en esta entrada os hablamos largo y tendido de ella.
Nación cautiva; buenas ideas, cuestionable ejecución
Están esperando que levantes la cabeza. Cualquier atisbo de rebeldía o de cambio en la trayectoria marcada y, como por arte de magia, ya eres una persona de interés. El sistema los llama insurgentes, pero yo prefiero tildarlos de librepensadores. Aunque es evidente que razonar siempre fue una amenaza, sobre todo para aquellos que no respetan segundas opiniones.
A Rupert Wyatt se le debe reconocer, más que nada por atreverse, en aquel lejano 2011, a recuperar una franquicia cinéfila que ha sido adaptada en varias ocasiones: El planeta de los simios. Con El origen del planeta de los simios (2011) Wyatt se adentró en la ciencia ficción más pura, formando dupla con un Andy Serkis que es sinónimo de innovación tecnológica.
Ahora, vuelve a la ciencia ficción con un relato plagado de buenas intenciones que no acaban de plasmarse en pantalla. Podría decirse que Nación cautiva es una alegoría política vestida de cine fantástico. En ella, unos extraterrestres invaden la Tierra y someten a sus habitantes en un profundo régimen absolutista donde cualquier atisbo de insurgencia debe ser erradicado.
Esta es una historia donde lo importante no es sugerir, sino más bien mostrar el contexto y trabajar en torno a ello. Una decisión que, si bien podría funcionar por lo interesante de su planteamiento, acaba sucumbiendo ante un ritmo demasiado atropellado y que prescinde de momentos de sosiego en los que dar respuesta a algunas de las preguntas que plantea.
Una cuestión de empaque
A su vez, estamos ante una propuesta que sufre en la parcela técnica. Quizá a sabiendas de que su guerra no está tanto en la batalla alienígeno-terrícola, la cinta no cuenta con un diseño de producción demasiado inspirado en lo referido al «lore» de los extraterrestres. Ni las naves, ni las criaturas, ni nada que les concierna está demasiado elaborado ni se percibe como sorprendente (un recurso que tiende a utilizar la ciencia ficción).
Cabe mencionar ciertas decisiones de montaje algo cuestionables. Hay escenas que se sienten alargadas o que se concatenan con otras de manera torpe y artificial por tal de prolongar una acción que no se siente en absoluto estimulante.
Por lo que respecta al cast, nos encontramos con algunos conocidos dentro del panorama sci-fi como John Goodman, enfrascado aquí en un asunto similar al que vivió en la disfrutable Calle Cloverfield 10 (Dan Trachtenberg, 2016). Contamos también con una Vera Farmiga tan fugaz como correcta y un Ashton Sanders sobre el que recae parte del protagonismo del film.
Veredicto
Nación cautiva es un nuevo intento por representar, ciencia ficción mediante, una situación socio-política ampliamente conocida. Una premisa interesante pero que se ejecuta con ciertas dificultades y problemas de ritmo dentro de una propuesta que podría haber dado más de sí.