‘Mary y la flor de la bruja’ (2017)

Reseñamos 'Mary y la flor de la bruja', primera película de Studio Ponoc dirigida por Hiromasa Yonebayashi

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La alargada sombra de Ghibli

Desde su fundación, Studio Ponoc parecía —y parece— destinado a ser el estudio sucesor del legado de Ghibli. No en vano, gran parte de su equipo está compuesto por trabajadores que, efectivamente, han colaborado en proyectos de Miyazaki y Takahata. Así, el estreno de su primera película «en solitario» suscitó mucha curiosidad entre los fanáticos del cine japonés. Una oportunidad de oro para combinar aquello aprendido en el pasado con nuevas ideas y propuestas del futuro. Entonces, ¿es Mary y la flor de la bruja un éxito o un batacazo de Ponoc? Pues ni una cosa ni la otra.

La historia comienza con un prólogo de lo más prometedor: una joven pelirroja escapa de un edificio con un pequeño botín mientras es perseguida —¿Laputa?—. Durante la huida en su escoba voladora sufre un ataque y tanto su escoba como el «tesoro» se pierden en la espesura del bosque. Pasa el tiempo y conocemos a Mary Smith, una niña que pasa las vacaciones en casa de su tía abuela. Un día, conducida por un gato, descubre en el bosque unas flores preciosas que le conceden poderes mágicas. Así, Mary se adentra en un mundo mágico donde vivirá numerosas aventuras.

Studio Ponoc datos

Como señalábamos al principio, Ponoc es algo así como un heredero del legado de Ghibli y en Mary y la flor de la bruja lo demuestran —hasta cierto punto, eso sí—. Para empezar, no cabe duda que el acabado visual y el diseño de personajes recuerda enormemente a películas como El castillo ambulantePonyoNicky. El gusto por la animación tradicional también parece que será marca de la casa. No obstante, en cuestión de guion y personajes hay que decir que Mary no acaba de cuajar del todo.

Un potencial sin explotar

Las comparaciones son odiosas, es cierto; pero ante un referente tan claro y obvio es inevitable acabar relacionando películas. Si algo caracterizaba a Ghibli era por sus personajes interesantes y complejos, llenos de matices. Mary Smith, por desgracia, no consigue inyectar la historia del carisma necesario o que, por expectativas, uno podría esperar. Asimismo, muchos personajes parecen esconder un potencial que, al final, no es explotado; y otros —Peter, por ejemplo— resultan ser ciertamente insustanciales y, la verdad, algo planos en su construcción.

Mary y la flor de la bruja

Al igual que en el caso de los personajes, la historia presenta algunas ideas y conceptos que, sin ser novedosos, podrían haber configurado un guion notable: el uso de la magia, el aceptarse a uno mismo… Quizás por tratar de adaptar una obra ya escrita —no he tenido el placer de leerla— o por tratar de adaptarla a un público más «infantil», muchos cabos de la historia quedan sueltos o sin explicar. Esto no sería un problema si el hilo conductor fuese lo suficientemente atractivo, y, por desgracia, no es el caso. Al final se trata de un mundo llenos de opciones y que la película acaba reduciendo a una historia de una chica en un mundo mágico que descubre un gran poder y que debe salvar a un ser querido.

Puntos a favor

Podríamos decir que, en efecto, Mary y la flor de la bruja es un batiburrillo de muchos elementos vistos en Ghibli, pero sin el carisma y la fuerza necesarios. El sentido de la aventura de Laputa, la inocencia de Ponyo, la falta de confianza de Nicky… Mary tiene todo eso, pero, en el fondo, en su versión más superficial y menos inspirada. Eso sí, no todo en Mary es «decepcionante»: el acabado visual, por ejemplo, es impecable. Los fondos están muy trabajados, y aunque algunas expresiones faciales no transmitan siempre, en general se trata de un trabajo más que decente. Los escenarios presentan detalles muy minuciosos que recuerdan a la franquicia de videojuegos Ni no Kuni.

Por otro lado, merece una mención especial la música. Sin duda, y bajo mi punto de vista, es uno de los grandes aciertos de Mary y la flor de la bruja. Takatsugu Muramatsu, quien ya había trabajado con Yonebayashi en El recuerdo de Marnie, compone una banda sonora muy especial, llena de sonidos con toques líricos y oníricos. Reconozco que, una vez fuera del cine, su tema principal se me quedó en la cabeza, y sus versiones dentro de la película, así como otros temas, me resultaron bastante adecuados y, esta vez sí, fuera de cualquier legado anterior.

Conclusión

En definitiva, Mary y la flor de la bruja es una película entretenida, con una historia mejorable y personajes poco explotados, pero que cumple su objetivo: ofrecer diversión a pequeños y mayores. Tengo la esperanza de que Ponoc encuentre su camino y produzca, en el futuro, películas con un sello más personal y que sepa adaptar aquello que hizo grande al cine de Studio Ghibli. De hecho, sus cortos animados estrenados este verano en Japón han despertado críticas bastante positivas. ¿Podremos verlas alguna vez en España? Esperemos que sí, al igual que el resto de producciones de Ponoc.

Tráiler

Sinopsis

Un día, mientras pasa las vacaciones de verano con su tía abuela, Mary sigue a unos gatos hasta un bosque cercano, donde se topa con unas flores con un extraño poder luminiscente. Estas acaban dando vida a una escoba, que lleva volando a Mary por encima de las nubes hasta la escuela de magia conocida como Endor College.

La directora Madame Mumblechook asume que Mary es una nueva estudiante y la conduce hasta el campus de Endor College, donde acaba demostrando unas sorprendentes y prometedoras habilidades mágicas. Sin embargo, pronto descubre que en la escuela no todo es lo que parece y es que allí se llevan a cabo extraños experimentos, que la llevan a enfrentarse cara a cara con un gran peligro y a tomar una decisión que le cambiará la vida.

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