¿Os imagináis una aventura de corte medieval en donde la sangre, las traiciones y la guerra son el pan de cada día, pero con monigotes tan graciosos que hasta resulta imposible tomárselos en serio? Pues eso es precisamente lo que me he encontrado con Norland. Gracias a la gente de Long Jaunt y Hooded Horse he podido echarle un vistazo antes de tiempo y lo cierto es que me ha generado mucha curiosidad. Al menos de buenas a primeras, pues habrá que ver que más nos va ofreciendo con el paso del tiempo.
No obstante, la premisa y la base son buenas, así que lo cierto es que tengo bastantes expectativas para con él. Sobre todo porque no me esperaba que un juego de construcción de bases y simulación con una estética tan graciosa pudiese ofrecerme una decapitación en vivo, un saqueo en donde la destrucción lo es todo o una suerte de ritual religioso que me recordaba más a una secta que otra cosa.
Así es Norland
En cierto modo, me ha recordado mucho a Happy Tree Friends, pero cambiando los animales antropomórficos por seres humanos. Por supuesto, es una comparativa bastante laxa, pero creo que os puede ayudar a la hora de ubicar un poco más el concepto que maneja. Ahora bien, esta descripción la tenemos que completar con ideas como sim medieval y su gran capacidad para generar todo tipo de historias en función de nuestros actos.
A fin de cuentas, seremos nobles capaces de controlarlo todo, pudiendo engendrar nuestros propios cultos religiosos con idas de olla tremenda, ejércitos con un afán bélico sin parangón o mercados de esclavos al tiempo en que nos enfrentamos a asaltos enemigos, saqueos, conflictos religiosos, revueltas, traiciones, asesinatos en las sombras y toda clase de ideas al más puro estilo Juego de Tronos.
Ahora bien, ¿qué podemos esperar de él? Según sus propios creadores, se han inspirado en sagas como Caesar, Crusader Kings o Rimworld, así que los amantes de la estrategia —posiblemente— ya os podréis hacer una idea aproximada de que es lo que han planeado. En este caso, nuestra tarea será controlar a una familia noble al cargo de una ciudad con decenas, decenas y decenas de habitantes. Hay muchos tipos diferentes, así que la variedad es buena.
Cada uno de estos individuos, eso sí, tendrá sus propias características y necesidades. O tendremos que prestarle un tipo de atención diferente. No es lo mismo un soldado que un ciudadano de a pie… O un criminal. A estos últimos, o a los que se manifiesten en nuestra contra, podremos ajusticiarlos al más puro estilo Revolución Francesa, siendo esta una de las escenas que me hizo darle el visto bueno a Norland. Sí, me gusta que los juegos sean crudos, aunque su estética diga lo contrario, y en este caso lo hacen muy bien.
Entonces… ¿Qué podemos hacer? Cogiendo directamente su descripción de Steam:
- Controla a tu noble familia asignando tareas a todos sus miembros.
- Observa cómo los miembros de la familia construirán relaciones complejas entre ellos a través del amor, odio, amistad, envidia, celos, traición y sed de poder.
- Castiga a criminales, cuida a los ciudadanos y sofoca cualquier disturbio sangriento que pueda suceder durante tu reinado.
- Construye tus ejércitos y defensas y después toma decisiones acerca de si luchar o aliarte con los demás reinos.
- Observa luchas de poder, planifica tus intrigas y asesina en secreto a enemigos peligrosos.
- Toma decisiones ambiguas durante los acontecimientos en el mapa global.
- Absorbe conocimientos y tecnología de los libros, reescríbelos o crea nuevos libros por completo.
- Construye las cadenas de producción, aumenta la población, paga salarios, pon precios en el mercado doméstico y comercia con las caravanas que llegan.
- Experimenta condiciones de inicio diferentes para obtener una experiencia de juego única cada vez que juegues.
- Muévete por una interfaz de usuario sencilla y accesible.
Por supuesto, esta descripción se queda corta en el sentido de que podemos llevar todo esto a más. No obstante, considero que es un resumen bastante acertado con el que os podéis hacer una idea general de lo que Norland nos ofrecerá a partir del 16 de mayo de 2024.
