Ghost in the Shell: el Alma de la máquina se estrenará en cines el próximo viernes 31 de marzo. Sin embargo, hoy puedo ofreceros mi crítica sin spoilers de esta nueva adaptación en acción real de la obra de Masamune Shirow.
La película ha sido escrita por Jamie Moss y Ehren Kruger y dirigida por Rupert Sanders, cuyo nombre puede que os suene de otros largometrajes como Blancanieves y la leyenda del cazador (o de algún que otro cotilleo hollywoodiense) Además, cuenta con una protagonista que todos conocemos: la espléndida Scarlett Johansson. La joven comparte reparto con otros como Michael Pitt, Pilou Asbæk, Chin Han o Juliette Binoche.
Para quien no haya disfrutado de los mangas y animes, y se encuentre algo perdido en cuanto a la trama, la sinopsis es la siguiente:
En un Japón futurista, la Mayor Meera (personaje interpretado por Johansson) es un agente especial ciborg que lidera la Sección 9, un grupo de seguridad de élite. El objetivo de esta unidad de operaciones encubiertas es luchar contra el ciberterrorismo y los crímenes tecnológicos. Gracias a su cuerpo artificial, la Mayor es capaz de realizar hazañas sobrehumanas, especialmente requeridas para su labor.
Entrenada para detener a los criminales y extremistas más peligrosos, la Mayor se enfrentará a un ciberterrorista capaz de hackear mentes, cuyo único objetivo es acabar con los avances de Hanka Robotics en tecnología cibernética. Pronto, la agente ciborg se verá envuelta en una serie de intrigas y secretos de Estado para encontrar al misterioso terrorista y que la harán dudar de todo, hasta de sí misma.
Hasta aquí, todo correcto. La historia es bastante fiel a la que conocíamos de las versiones japonesas. En ese punto no se le puede reprochar nada. Sin embargo, algo falla.
Me explico. Visualmente la película es todo un espectáculo. Tuve el placer de disfrutar los 15 primeros minutos del film en 3D y he de decir que es absolutamente asombroso. Incluso, el resto de la proyección en versión digital me dejó sin palabras en el aspecto estético. Además, a lo largo de toda la película las escenas de acción no cesan de suceder una tras otra, a penas sin respiro. Así, si eres amante del cine de ciencia ficción más dinámico, esta película es para ti.
Pero aquí viene el gran problema: una imagen espectacular y un desarrollo histórico insulso. O, como se suele decir, todo fachada. Es fácil encontrar este reboot entretenido, pero si buscáis la profundidad y el carácter de la trama original, no lo vais a encontrar.
Da la sensación de que el Ghost in the Shell que todos conocemos hubiera sido despojado de su complejidad, limitándose simplemente a una película de ciencia ficción-acción más, sin nada nuevo que aportar.
He de admitir que, para mí, la película ha supuesto una gran decepción y en algunos momentos incluso llegué a enfadarme realmente por la frustración.
Luces, colores, movimientos increíbles, pero nada de personalidad. La forma en la que el personaje se adentra en sus misterios personales es de todo menos, precisamente, misteriosa. La verdad llega de una forma rápida y nada poética.
En conclusión, considero esta versión de Ghost in the Shell una película que se deja ver, que puede resultar entretenida y con un embriagador sentido estético, pero que ha perdido el espíritu del clásico japonés que convirtió la historia en lo que es.